Capítulo 33

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Anteriormente:

Antes de salir, le coloque a Ochaco una mano en su hombro, y se volteó para observarme. Le dediqué una sonrisa que me devolvió con su sonriente expresión de siempre. La tristeza de sus ojos se había desvanecido y eso me alegraba. Después de eso, nos dirigimos al campo de entrenamiento alfa.

En el campo de entrenamiento alfa...

[...]

Llegamos allí y había una gran cantidad de robots. Estaban allí para demostrar nuestros avances y comprobar cuánto habíamos mejorado.

Muchos de mis compañeros tenían nuevas formas de atacar, ya sea en grupo, o individualmente. Yo no había logrado un gran avance, pero no se me dificultó vencer a varias de esas máquinas, pues como todos sabemos, no se llevan muy bien con el agua. All Might era el profesor que nos supervisaba en ese momento. Quería ver nuestro avance como internos en las agencias. No tardamos mucho en acabar, y unos pequeños robots vinieron a limpiar el desastre y los restos de los robots anteriores. ¿Eso les podría generar un trauma?... La verdad no lo sé.

Escuchaba vagamente los elogios que se hacían entre sí mis compañeros, más no les prestaba demasiada atención. Sin embargo, alguien gritó mi nombre, y no pude evitar voltearme hacia el lugar de donde procedía esa voz. ¿Mirio-san? Corría rápidamente hacia donde nos encontrábamos, y toda la atención se posó en él.

Mirio: ¡Tn! Tienes que venir... es Eri. - no sabía que ocurría, pero esas palabras y ese tono de voz lleno de preocupación me sentaron como un balde de agua helada.

No recuerdo muy bien que sucedió después de eso. Mi cuerpo se movió solo y no sé cuánto tiempo tardé en llegar a la sala donde mi hermana se encontraba. Cuando llegué, Eri-chan estaba junto con Nejire, Tamaki y Aizawa-sensei. Me arrodillé junto a Eri, quién estaba acurrucada en los brazos de Nejire. Pequeñas lágrimas salían de sus ojos carmesí. Hacía mucho tiempo que no la veía llorar y me partía el corazón.

Eri: Me escuece el cuerno...

Aizawa-sensei le colocó una mano sobre su pequeña cabeza.

Aizawa: No pasa nada. Ahora estás en la UA.

No sabía que hacer, me sentí impotente. Sabía que no podía hacer nada para aliviar su dolor. Hice lo poco que creía que podía hacer. Con cuidado, le limpié las lágrimas de sus pequeños ojitos. Eri me miró y con sus pequeñas fuerzas se soltó de Nejire-san. Ahora ella estaba en mi regazo. Las lágrimas amenazaban con salir también de mis ojos, y enterré mi cabeza en su cabello. No podía permitir que me viera llorar.

Tn: Todo estará bien, te lo prometo. Todo estará bien... - comencé a susurrar tratando de tranquilizarla. Aunque siendo honesta también era con la intención de calmarme a mí misma.

No sé cuánto tiempo nos quedamos así. Yo le susurraba al oído mientras le acariciaba el cabello. Al principio su respiración era algo irregular, y temblaba levemente. Poco a poco eso fue disminuyendo. Ahí me di cuenta de que Eri se había dormido. Sólo esperaba que así no estuviera sufriendo. Nejire tomó a Eri y la llevó a descansar a su propia habitación para que estuviera más cómoda.

Yo solo asentí, más no me moví del suelo. Tenía la cabeza agachada, mirando a un punto fijo. Tenía tantos pensamientos en la cabeza que me era imposible pensar en nada. ¿Mirando a la nada pensando en todo? Es imposible.

De repente, sentí una mano apoyada sobre mi hombro. Levante la cabeza y me encontré con Aizawa-sensei.

Aizawa: Levántate. Tengo algo que darte. - Obedecí, aunque mi mente todavía estaba en blanco.

La Hermana de Eri-chan (Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora