La Hermana de Eri-chan (Bakugo)

Capítulo 50

Anteriormente...

Me fui a dormir con un agradable calor en el pecho, un nerviosismo recorriendo mi cuerpo y con la imagen de un rubio ojirubí en mi mente. Casi no lo había visto los últimos dos días debido a que estaba en la agencia, pero mañana sería diferente. Mañana sería mi tutor.

[…]

Era miércoles por la mañana y yo no quería levantarme de la cama. ¿Estaría mal no hacerlo? Tanto mi mente como mi cuerpo necesitaban descansar durante más tiempo.

Lo habría hecho de no ser por Yao-Momo que llamó a mi puerta al no verme en la sala común. En contra de mi voluntad me levanté y me preparé para ese día escolar.

POV Bakugo:

La mañana pasó rápidamente y ya era hora del descanso. Vi como la chica rosada se llevaba a Tn fuera de la clase, en dirección a la cafetería. La clase se iba quedando cada vez más vacía, pero el pelos de incendio y el enchufe con patas se acercaron a mí. Ahora estábamos sólo los tres. Yo solo quería un poco de tranquilidad, pero la rata eléctrica tenía otros planes.

Kaminari: Ey Bakubro… ¿Cuándo te vas a declarar? – preguntó directamente con una sonrisa en su rostro.

Bakugo: ¿¡Ah!? ¡Estás loco si piensas que voy a hacer eso! – le grité.

Kaminari: Oh, ¡venga ya! ¡Sí te gusta, díselo! Quién sabe… igual también le gustas.

Bakugo: Tsk… - no quería escuchar más sus bobadas.

Kirishima: Kaminari, Bakubro lo hará cuando esté listo. No tienes que presionarlo.

POV Kaminari:

Kaminari:  Pero Kirishima, sino nunca… - me detuve un momento y reformulé mi frase. – ¡Sino nunca sabrán si su relación es posible!

Después de eso Bakubro me miró con cara de pocos amigos y se fue. Ahora estábamos sólo nosotros dos en la clase.
Kirishima tenía razón, presionarlo sólo lo enojó, pero al menos no me golpeó.

Kirishima: Kaminari… - me llamó.

Kaminari: ¿Sí?

Kirishima: ¿Ibas a decir que sino nunca ganaríamos la apuesta? – me había pillado.

Kaminari: Sí…- confesé.

Kirishima: Si Bakubro se entera de eso sí que nos matará.

Kaminari: Disfrutemos de nuestra vida hasta que se entere. – después de eso nos fuimos a buscar al rubio gruñón.

POV Bakugo:

Mi paz y tranquilidad apenas duraron unos segundos. Antes de darme cuenta me estaban siguiendo de nuevo. ¿Qué hice yo para merecer esto? Al llegar a la cafetería me senté en una mesa libre, y el pelos de incendio y el enchufe con patas se sentaron en la misma mesa también. Tn, la rosada, el cintas y la de los auriculares estaban sentados en varias mesas, alejadas de la nuestra.

La rata eléctrica aprovechó eso para hablar y hablar de múltiples formas de declararse y de los escenarios “perfectos”. Vaya estupidez… A quién le importa todo eso.

Resultó ser un dolor de cabeza casi constante, hasta que por fin llegamos a los apartamentos y me encerré en mi habitación.

Me tiré en mi cama mirando al techo. Luego cerré los ojos. La voz del rubio electrónico se había incrustado en mi cerebro. Seguía escuchando lo mismo aunque ya no estuviera aquí. Necesitaba una distracción, por lo que tomé mis cascos y comencé a escuchar algo de música. Por fortuna me ayudó a olvidarme de ese idiota.