Capítulo 34

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Anteriormente:

Salí de la sala del director en dirección a los apartamentos. Después de todo, aún seguía teniendo puesto mi uniforme de héroe. Necesitaba cambiarme a una ropa más cómoda, y también necesitaba un baño de agua caliente para relajarme.

[...]

En dirección a los departamentos, mi mente estaba en blanco. Tenía los ojos llorosos y un tanto enrojecidos. Eso me provocó un leve dolor de cabeza que pasaría pronto. A pesar de eso, un esbozo de una leve sonrisa decoraba mi rostro. Era una acción inconsciente. Mientras caminaba, sostenía firmemente ese libro entre mis abrazos. Ese libro me había hecho feliz. Y no era consciente de que lo extrañaba.

Rápidamente sacudí mi cabeza intentando eliminar esos pensamientos. Era mi pasado, eso es verdad, pero no podía permitir que influyera en mi presente y en mi futuro. Eri era ahora mi prioridad, y lo daría todo por su felicidad.

No tardé en llegar a los apartamentos. Varios se acercaron a mí, llenos de preocupación. Insistí en que Eri estaba un poco mejor, después de todo, ya estaba descansando. También me preguntaron por mí. Les dije que todo estaba bien, y aunque no parecieron estar muy convencidos de que eso fuera cierto, no hicieron más preguntas.

Le comenté a Yao-Momo que iría a mí cuarto, y qué luego me daría una ducha. Prometí no tardar, después de todo, mis compañeros se estaban organizando para preparar la cena. Me aseguró que no era un problema el tiempo, pues todavía faltaban Midoriya y Bakugo por llegar. ¿A dónde habrán ido? Sólo ellos lo sabrán...

Subí las escaleras dirigiéndome a mí dormitorio. Estaba cansada, eso era un hecho. Coloqué con cuidado el álbum familiar en una de mis estanterías. Y tomé un par de prendas cómodas para cuando terminara de ducharme.

El agua comenzó siendo fría, pero poco a poco el agua caliente empezó a salir, y mis músculos empezaron a relajarse. Había sido un día muy largo lleno de múltiples emociones. No sé cuánto tiempo estuve ahí. Quizá unos quince minutos, no estoy segura. Al salir, me cambié y comencé a secar mi cabello. Es bastante largo, ¿debería cortarlo? No sé, ya lo pensaré. Tardé en secarlo casi tanto como mi tranquila ducha.
Cómo no quería quedarme sola en mi habitación decidí bajar para ayudar a mis compañeros. Para mi sorpresa, Midoriya y Bakugo todavía no habían llegado. Paso un rato, hasta que por fin hicieron acto de presencia.

Sero: ¿Qué hacían? Llegan tarde.

Kaminari: Si no nos ayudan, les prohibimos comer carne.

Izuku: ¡Enseguida voy! - dijo para ponerse rápidamente manos a la obra.

Bakugo se quedó quieto, y luego comenzó a avanzar lentamente hacia Kaminari con cara de enojo.

Bakugo: ¡No pueden prohibir la carne! ¿Están locos?

Kaminari: El loco eres tú.

Kirishima: Si no te gusta, ayúdanos.

Yo observaba la situación de reojo mientras seguía con las tareas que me habían asignado. Una sonrisa se me dibujó en la cara.

Yaoyorozu: Es maravilloso que se pueda usar cualquier ingrediente. - dijo mientras sostenía una bolsa de té.

Uraraka: Las hojas de té no cuentan... - dijo un tanto preocupada, intentando que Yao-Momo entrara en razón.

De repente me sobresalté, y cómo no. Estaba tan tranquila y concentrada que no me esperaba escuchar a Bakugo gritar.

Bakugo: ¿¡Quién cortó esto!? - Dijo mientras señalaba un montón de ingredientes mal cortados.

Shoto: Yo.

La Hermana de Eri-chan (Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora