Capítulo 50

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Junghyun

- Tienes una fiera - le digo a Nam, intentando disimular lo que me han afectado las palabras que acaba de decirme su novio.

Me pregunto cómo sería mi relación con Hobi si llegáramos a emparejarnos. ¿Odiaría estar separado de él, aunque fuera sólo por unos metros? Estoy bastante seguro de que así sería.

Aún no somos nada y no puedo sacarte de mi mente.

- Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Me ha costado darme cuenta de eso, pero intento enmendarlo. Es la mejor que podría haberme pasado y le voy a cuidar por el resto de mi vida - Nam habla con infinito cariño de su omega.

- Es lo normal. Es tu pareja - asiento. - Y nosotros protegemos lo que es nuestro - le digo, y por primera vez en lo que va de noche, miro a Hobi a los ojos, con la esperanza de que vea una promesa en mi mirada.

Hobi inclina levemente la cabeza hacia abajo. Un precioso tono rosado adorna sus mejillas. Ese nimio gesto hace que una corriente de calor atraviese mi cuerpo.

Tal vez tengamos una oportunidad.

- Bueno chicos, me voy a llevar a mi omega a la cama. Nos vemos mañana - se encamina hacia la puerta.

- Por cierto, Jimin ha hablado con la mamá de TaeTae y si mañana le dan el alta, vamos a organizar una fiesta de pijamas en su casa - sonríe a lo grande Jin, con la barbilla apoyada en el hombro de Namjoon.

- ¡Fiesta! - celebra Nam palmeando el trasero de Jin, que está agarrado a su espalda como un koala.

- Ok, será divertido. Hasta mañana chicos - se despide Hobi y sale de la cocina seguido por la pareja que va haciendo el tonto.

Una vez solo, dejo escapar el aire que tengo retenido en los pulmones en un largo suspiro. Quién me iba a decir a mí, cuando cogí el avión hace dos días, que mi vida daría un giro de 180 grados. La Luna a veces es una cabrona y desbarata tus planes sin miramientos. Pero a cambio, te brinda el mayor de los regalos.

El amor.

Estoy realmente confuso. Mi cuerpo y mi lobo reconoces a su pareja destinada en Hobi, pero mi mente no ha podido adaptarse tan rápido. Es que nada de esto formaba parte de mis planes. ¿Se supone que debería mudarme a Seúl y continuar mis estudios aquí?

Yo soy feliz en Inglaterra. Tengo a mis amigos y a mis padres, pero no creo que sea capaz de regresar y vivir separado de Hobi. No puedo fingir que no nos hemos encontrado. No después de haber olido su esencia. No después de haberle tenido desecho en jadeos bajo mi cuerpo. No después de ver cómo se ilumina todo a su alrededor cuando sonríe.

Me imagino cómo sería mi vida aquí. Tengo a mi hermano y mi cuñado. Un grupo de amigos con el que me sentiría como en casa y un precioso sobrino en camino que me hace inmensamente feliz. Pero sobre todo está él, que hace que mi mundo se ponga patas arriba.

Pero no estanos en la misma honda ahora mismo. Sé que me he portado como un capullo con él después de habernos masturbado, pero es que me han dolido tanto sus dudas, que he reaccionado de la peor manera. Le debo una disculpa. Salgo de la cocina dispuesto a hablar con él y me encuentro con Yoongi y Jimin terminado de arreglar la sala.

- Junghyun, nos vamos a la cama. Si tú o Hobi necesitáis cualquier cosa, no dudéis en pedírnosla - me ofrece Yoongi.

- Gracias, socio - le digo sincero.

- ¿Estás bien? - me pregunta el pequeño omega de mi amigo, sorprendiéndome.

- Sí, sí. Tan solo estoy un poco cansado. Será por el jet lag - busco la primera excusa que se me ocurre.

- Descansa, colega. Mañana será un gran día. En cuanto me avisen, iré a recoger a tu hermano y tu cuñado para llevarles a casa. Puedes acompañarme si quieres - me ofrece.

- Claro. Muchas gracias Yoongi. Hasta mañana, chicos - acepto encantado y me despido y voy a nuestro cuarto.

Entro y las luces ya están apagadas. Con la luz que entra desde el pasillo, veo que Hobi ya está acostado, tapado hasta las orejas. No le ha dado tiempo a dormirse aún, pero no se mueve, dándome a entender que no quiere hablar conmigo. Entorno la puerta y voy al baño para mear. No tengo cepillo de dientes, así que tan sólo me enjuago la boca con una pasta de dientes que hay en el lavabo. Regreso inmediatamente a la habitación y cierro la puerta. Sin encender la luz, me desvisto, quedándome sólo con en bóxer puesto. Me acuesto y me tapo. Las sábanas acarician mi piel y me permito el lujo de fantasear con que son las manos de Hobi. Por pura necesidad, olfateo el aire, lleno de sus feromonas con olor a café. Cada vez me gustan más. Dudo en si debería decirle algo o no. Al final, no puedo resistirme.

- Hasta mañana, Hobi - digo en un susurro.

Nunca recibo respuesta y nunca sabré si es porque no me ha escuchado o porque ha decidido ignorarme.

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