Capítulo 9

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Yoongi

Antes de que la última clase de Jimin termine, le espero fuera de su clase.

Necesito verte.

Cuando el timbre suena anunciando el final de la clase, veo salir a todos sus compañeros con prisa, deseosos de abandonar el lugar. Pero no hay ni rastro de él.

¿Dónde te escondes, pequeño?

- Perdona, ¿Park Jimin no está? - le pregunto a la última chica que sale de la sala.

- Oh hyung, creo que ya se ha marchado a casa - me contesta la chica haciéndome una reverencia antes de marcharse.

Le he escrito varios mensajes y he intentado llamarle, pero el muy canalla tiene el teléfono apagado.

Sé que sigue en la escuela porque sus cosas aún están en su taquilla.

Decido seguir buscándole cuando me pregunto por qué tengo esta necesidad imperiosa de verlo de nuevo. Las horas se me han hecho interminables sin él. Cómo puede ser que un medio beta me guste tanto. Cojo mi móvil para volver a llamarle y entonces lo recuerdo.

Club de jardinería.

Llego a mi destino y entonces le veo charlando con ese lobo Rojo metete. Me hierve la sangre al ver lo cerca que están el uno del otro. Me acerco a ellos y entonces puedo escuchar a mi omega.

- ¡Voy a olvidarme de ese cabrón para siempre, Tae! Jamás podría enamorarme de alguien como Min Yoongi - parece muy enfadado.

Tiene motivos para hablar así, lo sé, pero odio con todas mis fuerzas que haya pronunciado esas palabras. En cuanto percibe mi aroma se gira para verme. Y entonces me mata ver la tristeza en sus ojos.

- Jimin, ven. Vámonos a casa - le ruego tendiéndole mi mano para que la coja.

- No... no voy a ir contigo... - se esconde tras su amigo que mira todo con perplejidad, deseando estar muy lejos de aquí. - ¡No voy a ir contigo a ninguna parte! - me grita y yo odio que me griten.

- ¡¡JIMIN!! - le grito más fuerte que él y entonces le veo temblar detrás de su amigo.

- No puedes obligarle - me dice el Rojo dando un paso hacia mí y empujándome por el hombro. - Jimin te ha dicho que no quiere ir contigo - me recuerda con el ceño fruncido.

Voy a matarte.

- Rojo... No te atrevas a tocarme - gruño a mi enemigo.

Siento tantos celos de este imbécil que quiero que desaparezca de la vida de Jimin. Quién se piensa que es para atreverse a interponerse entre nosotros. Mi lobo araña mi interior con desesperación. Quiere darle su merecido. La única solución es matarlo y mi lobo está dispuesto a hacerlo.

Sé que Jimin ha podido sentir mis celos en mi aroma. Tan amargos que resultan asfixiantes. Entonces, se coloca delante de su amigo, con los brazos abiertos.

- Es... Está bien - me dice nervioso.

- Pero Jimin... - le dice su amigo sorprendido por su reacción. Odio la confianza y el cariño que hay entre ellos.

- Iré contigo, pero por favor, no le hagas daño a Tae - odio que use ese diminutivo.

No lo odio, le tengo envidia.

- ¡Vámonos! - le ordeno dándome la vuelta sin esperarle.

- Lo siento mucho Tae... ¡Hasta luego! - se despide de su amigo y me alcanza.

Salimos de la escuela y Jimin camina detrás de mí en silencio. No puedo verle la cara, pero mi lobo puede sentir su enfado.

- ¿A dónde vamos? - me pregunta secamente.

- A mi casa.

- Ni de puta broma - me dice poniéndose junto a mí.

- No hables así, pequeño - le advierto. - ¿Y por qué no quieres ir?

- Porque tienes novia. ¿No te parece razón suficiente?

- Ah, ¿ese es el problema? - pregunto con chulería. - ¿Cómo pretendes que alguien como yo no tenga novia?

- ¿Quieres follar conmigo? - me pregunta de pronto.

- Pues claro que quiero follarte. ¿Por qué crees que llevo todo el día buscándote?

- Tienes una novia. No me necesitas para eso - me dice enfadadísimo.

- ¡Ya te he dicho que necesito a un omega velador del linaje para engendrar a mi hijo! - le chillo exasperado. Estoy harto de tener que explicárselo.

Deja de mentirte, Min Yoongi.

Entonces veo que su gesto de enfado se cambia por uno de tristeza. Mi lobo aúlla desesperado porque no comparte mis palabras.

- Yo no te importo una mierda... ¿pero aun así quieres que lleve a tu hijo en mi vientre? - su voz es apenas audible y sus ojos se cristalizan.

- Por favor, deja de actuar como si fueras una chica, porque no lo eres - le digo con altanería. - Aunque lo intentes, nunca serás tan tierno, sexy y deseable como una chica - le digo con la única intención de hacerle daño. Por su cara, sé que lo he conseguido.

Mi lobo me mira con cara de odio y está dispuesto a desgarrarme desde dentro. Pero no es necesario porque Jimin acaba de cruzarme la cara de un tortazo.

- Me largo - dice volviendo por donde hemos venido.

- Vale, está bien. ¡De momento no tendremos sexo! - le llamo porque no quiero que me abandone. - Pero no te alejes de mí, podría ser peligroso.

Se vuelve para mirarme con cara de estar hasta los cojones de mí. No se lo he explicado, pero necesita seguir junto a mí.

- ¿Recuerdas a tus acosadores? - parece hacer memoria. - ¿A qué desde que estás conmigo ya no te molestan? - veo en su gesto la duda. - Podrían secuestrarte, pequeño. - juego mi mejor mano.

Su cara pierde todo el color y sé que he dado en el clavo. Pero realmente necesito explicarle muchas cosas.

Qué pereza tener que hablar tanto.

- Vamos, quiero que conozcas a alguien - le digo emprendiendo el camino a mi casa.

Jimin corre hasta mi lado y se arrima mucho a mí mientras mira con suspicacia a todas las personas con las que los cruzamos.

Eres muy tierno, Park Jimin.

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