Capítulo 53

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Hobi

Nos ponemos de pie y su mano tiembla mientras me entrega el lubricante. Le veo morderse el labio inferior y cómo se reflejan todas sus dudas en sus preciosos ojos, tan expresivos como los de su hermano pequeño. Me mira de reojo y me regala una pequeña sonrisa cuando ve que yo siento la misma incertidumbre que él.

- ¿Por qué no empezamos con algo más fácil? - me pregunta aun sonriendo en pequeño.

- ¿Algo como qué?

- Podrías darme un beso – me pide mimoso.

Veo esperanza en sus ojos mientras observaba mi reacción ante lo que acaba de pedirme. Doy un pequeño paso para quedar muy cerca de él.

- Me parece bien - río. - Creo recordar que eres muy bueno besando - me pongo de puntillas y presiono mis labios contra los suyos.

Sebe tan bien como recordaba, tal vez mejor, ahora que parece que lo vamos a intentar. En cuanto separa los labios, meto mi lengua en su boca y en cuanto nuestras lenguas hacen contacto, puedo sentir como tiembla. Sus manos, que estaban apoyadas en mi cintura, viajan hasta mis pectorales y agarrando mi camiseta, me atrae hasta su cuerpo. Me estremezco.

- Voy a quitarte la camiseta – susurra contra mis labios.

Sus temblorosos dedos agarran el dobladillo tratando de quitármela con cuidado y no parecer un desesperado.

- A la mierda la camiseta - gruño quitándomela sin cuidado alguno. Podemos oír la tela rasgarse por mi ímpetu. - Puedes comprarme una nueva.

Veo cómo tuerce los labios en una sonrisa mientras repasa sin disimulo toda mi piel expuesta. No soy un tío super musculado, pero mi cuerpo está muy bien definido gracias a años y años de practicar deporte. Sus ojos descienden hasta mi chándal. Concretamente a mi entrepierna, donde empieza a despertar La Bestia, por los besos que acabamos de compartir.

- ¿Cuánto pagaste por los pantalones?

- Te propongo un trato - le digo metiendo los dedos en la cinturilla del pantalón que llevo puesto. - Me quito los pantalones si tú te quitas tus vaqueros.

Junghyun parece deseoso de cumplir su parte del trato. Rápidamente se quita su camiseta, dejándola caer al suelo antes de ir a por sus vaqueros. Mientras lo hace, sus ojos recorren mi cuerpo con hambre y yo me quito el pantalón y el bóxer a la vez. Y por primera vez en mucho tiempo, me siento atractivo. Sus ojos se detienen en La Bestia. Veo su nuez bailar en su cuello. Se ha quedado congelado. Ni pestañea.

- ¿Hyun?

Sus ojos suben rápidamente hasta los míos y veo un ligero sonrojo en sus mejillas, al sentirse atrapado mirándome la polla.

- Si me niego a comprarte otra camiseta y te quito los pantalones, ¿tendrás que ir desnudo? - me pregunta pensativo.

- No, he traído más ropa de mi casa - le contesto aturdido.

- Una pena - chista mientras me mira de arriba a abajo. - Es una lástima cubrir un cuerpo tan sexy.

- ¿Crees que soy sexy? - vacilo al hablar porque no sé si me está tomando el pelo.

- No. Creo que eres jodidamente sexy - me dice con una tranquilizadora sonrisa. - También creo que, una vez que estemos instalados en la ciudad en la que decidamos vivir, llevar ropa en casa, estará prohibido.

Animado por sus dulces palabras, llevo mi mano hasta mi pene y lo acaricio lentamente, unas cuantas veces. Los ojos de mi compañero no se despegan de mi mano.

- ¿Te gusta lo que ves, entonces?

- No tienes ni idea - me dice, con las pupilas totalmente dilatadas.

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