Edith caminaba hasta el salón principal donde su padre, el Rey Aelle de Northumbria la esperaba. Nada más entrar vio como tan solo se encontraba su padre, su hermana mayor Judith y algunos guardias.
Con solo 15 años era tan alta como su hermana mayor. Aún era tan esbelta como un junco, su hermana a veces le había llamado por ese nombre, alta y delgada. Judith, por el contrario, ya había desarrollado y no había pasado desapercibido para aquellos guardias de Northumbria.
Cuando llegó a la altura de su padre besó su mejilla y se colocó a un lado de su hermana.
-¿Dónde estabas Edith?-Habló su padre mientras la miraba de reojo.
-Paseaba padre. Es un día soleado, de los pocos que tenemos aquí.
-¿Estabas en la zona de entrenamiento de nuevo?
Su hermana miró al suelo, seguramente ella le habría dicho eso a su padre. Judith sí era la hija cristiana ejemplar, ella, por su parte, había sido la menor y algo más aventurera. Le gustaba observar a los guardias combatir entre ellos, además se había atrevido a robar alguna vez un arco para imitar sus disparos en mitad de la noche. Lo cual a su padre le había molestado enormemente.
-Sí, padre, pero he acudido en cuanto han venido a llamarme.
-No puedes estar ahí, eres mi hija, debes saber cuál es tu lugar.
-¿Y cuál se supone que es?-Retó girándose a mirar a su padre directamente.-Aquí, simplemente deambulando por la fortaleza y sonriendo a todo el que venga de fuera si consideras que debe ser tu aliado. No, no soy Judith.
Su padre dió un golpe con su mano en el trono haciendo saltar a Judith de su sitio y mirar rogando a su hermana que no enfadase a su padre.
-Tu único fin es ser la segunda hija del Rey de Northumbria, encontrar un noble con el que desposarte y con el que tener una amplia descendencia. No se te permite coger una lanza o un arco, debes actuar en consecuencia de tu posición.
-No estoy de acuerdo. Creo que por ser una mujer no tengo que ser un simple adorno de un hombre, puedo pelear, puedo defender Northumbria y...
Su padre se levantó del trono con ruidos sonoros de su respiración para acercarse en dos pasos amplios a su hija y darle una bofetada. Hizo girar su cara hacia un lado y agarrarse la mejilla. Le miró, no era la primera vez que lo hacía. Ese hombre podía ser su padre pero era un ser despreciable, interesado y solo le importaba su beneficio.
-Se acabó, vas a aprender a comportarte como deberías. Irás al monasterio más al este. Enviaré a alguien para anunciar tu llegada, allí te dedicarás a limpiar tu alma con dios y a hacer trabajos que los monjes dicten para ti.
-Padre no, no voy a ir.
-No he pedido tu opinión.
Su padre se fue hacia la puerta pero ella se interpuso en su camino para rogarle arrodillándose que no dejase que fuera.
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Entre vikingos //Ragnar Lothbrok// //Ubbe Ragnarsson// //Ivar Ragnarsson//
RomanceEdith, segunda hija de Aelle de Northumbria, llega a tierras vikingas, Kattegat, donde conocerá el miedo, la esclavitud y el amor. Después de vivir una vida acomodada se encuentra con un desafortunado asalto donde conocerá a Ragnar Lothbrok, un viki...