Capítulo 52

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Los tres hermanos observaban York. Atacarían esa ciudad primero.

Habían cogido a dos niños que tenían asustados junto a un árbol.

Ivar llegó hasta ellos. Les sacarían la información que necesitaban, qué día era la próxima celebración cristiana.

Ambos niños, después de confesar que dentro de tres días sería el día de la Ascensión permanecían atados, serían el sacrificio.

Edith se marchó antes de que eso ocurriera. Ubbe la observó alejarse, a él tampoco le parecía la mejor opción y fue donde estaba la inglesa alejada de todos.

Sabía que le había dicho que se alejara, que no debían estar juntos. Pero su amor era más fuerte. Pasaba los días pensando y teniendo que un día su hermano la matase en uno de sus cambios de humor y eso no lo permitiría. Mataría a Ivar si era necesario.

Esos pensamientos no le dejaban dormir, no descansaba bien.

Los escuchó hacía unos días. Había salido de su tienda para caminar después de imaginarse que aquella hacha que había acabado en el pecho del pobre Sigurd podría acabar en el de Edith.

No supo por qué pero había llegado cerca de donde Ivar y Edith compartían tienda.

Su hermano se había encargado de que ambos permanecieran juntos.

Cuando sus pies se acercaron algo más había dos hombres cerca, en la parte de atrás que reían entre ellos y cuando vieron a Ubbe se alejaron para volver a su función de proteger el campamento por la noche y vigilar.

Supo en aquel momento lo que ambos escuchaban. Eran ambos teniendo sexo.

Escuchaba a Ivar gruñir como un salvaje y el movimiento brusco acompañado de los quejidos de Edith.

Sus manos empezaron a temblar. No podía permanecer allí pero sus pies no reaccionaban.

Escucharles le hacía querer entrar y separarles. Reclamar a Edith como su amada y fugarse de Inglaterra para volver a Kattegat donde se desposaría con ella anulando su unión con Margrethe.

Pero no lo hizo. Se alejó por donde había llegado y calló.

Ubbe tocó el hombro de la chica que se asustó,pues no lo había escuchado llegar.

-Tranquila, te he visto marcharte.

-Son solo unos pobres niños.

-Lo sé. No estoy de acuerdo, pero es una tradición. Además si les dejásemos marchar podrían delatarnos. Necesitamos buscar el factor sorpresa, nadie debe saber que estamos aquí.

Edith suspiró. Había tomado aquello como una costumbre, ver a personas ser sacrificadas, pero no a esos pobres niños.

-Ubbe, siento lo que te dije, pero era necesario. Ivar necesita estabilidad, si descubriese lo que le oculto posiblemente estaría muerta. No sé cómo tomaría todo lo que le oculto.

Ubbe observó a la chica a los ojos.

-Hvitserk se quedaría sin otro hermano.

Ubbe rió de forma burlona, era una broma un poco macabra, pero por supuesto Ivar le atacaría cuando menos lo esperase. Pero Edith negó. No podía aguantar más.

-Ubbe...lo he ocultado, lo he tenido como un secreto. Aunque Kattegat lo sabía, a pesar de nunca haberlo dicho en alto.

El muchacho permanecía a su lado sentado en el suelo mientras ella miraba la copa de los árboles. De pronto le miró y confesó a esos ojos azules todo.

-Fui la amante de Ragnar, de tu padre, por muchos años. Mi hija, Jade, era hermana tuya, y de todos vosotros.-La muchacha empezó a llorar, no sabía por qué se lo confesaba ahora, sin tener que hacerlo en ese momento, sin haber sido descubierta aún, pero lo decidió, no podía cargar más con ello y al menos Ubbe parecía escucharla.-Lo he amado como a nadie he hecho, pero también he sufrido como con nadie he podido sufrir. Perdóname Ubbe, por favor, me tienes que perdonar. No puedo cargar más con ello.

Entre vikingos  //Ragnar Lothbrok// //Ubbe Ragnarsson// //Ivar Ragnarsson//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora