Capítulo 28

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Ragnar miraba al horizonte en silencio cuando Aslaug llegó a su lado.

-Tus hijos te necesitan. Desde la muerte de Athelstan no has vuelto a estar con ellos como antes.

Ragnar tan solo la miró. Sus hijos eran lo que más amaba pero en esos días tan solo había pensado en la muerte de su amigo.

-Has cambiado Ragnar. Y no solo desde la muerte de Athelstan. Mira a quien tienes a tu lado. Edith te abandonó, deberías asumir que tu amante te utilizó.

-Cállate.-Dijo entredientes el vikingo.

-Cada uno recibe lo que da. Vas a tener una vida miserable Ragnar Lothbrok.

La mujer se fue y Ragnar soltó el aliento. Quizás por su comportamiento los dioses le estaban devolviendo lo que merecía.

Debía centrarse en su viaje a París, pues quedaban menos de dos meses en los que debía estar centrado en ello.

Edith vio como los guardias pasaban por su lado por un pasillo. En los próximos días se marcharía de allí como le dijo Ecbert y no estaba dispuesta a ello.

Se había dedicado estos días en robar algo de dinero, tenía un plan en mente y esperaba que diese sus resultados. Judith había conocido su plan una tarde antes de la cena.

-Vas a arriesgarte demasiado. Es una niña muy pequeña para que vayas a huir así.

-Prefiero arriesgarme a quedarme aquí. Y tú podrías acompañarme.

-No puedo Edith, soy la esposa de Aethelwulf.

-Sí, el mismo que deseaba que te cortasen la nariz y ambas orejas.

Judith calló, no podía decir nada al respecto pues tenía toda la razón.

-Judith acompáñame. Hay navegantes que por dinero no dirían nada. Pueden llevarnos a Kattegat y salir de este sitio podrido.

-No iré Edith. No puedo arriesgarme. Yo no sé defenderme, y no voy a ser tampoco una carga para tí. Llamarás menos la atención tú sola que conmigo.

Edith miró a su hermana y la abrazó. Mañana, antes del amanecer, se iría de allí para hablar con algún capitán que por dinero la pudiese llevar a Noruega de nuevo. Y saldría de allí si los dioses se lo permitían pronto.

Era tan de noche que salió de la fortaleza sin ser vista. Había guardias pero conocía sus posiciones y cuando pasaban por cada rincón. Una vez a las afueras anduvo mucho tiempo. Su hija estaba con Judith para poder ir más rápido y cuando divisó los fuegos y barcos aceleró el paso. Debía llegar antes del amanecer y que nadie se percarase de su salida.

Anduvo con una capa con la que intentaba taparse y observó a los tripulantes de los barcos. Escuchó a unos extranjeros hablar en un idioma para ella incomprensible, eran comerciantes.

Se acercó, esos hombres no la reconocerían. Vio a uno que parecía ser el capitán de ese barco y se acercó decidida.

-¿Es usted el capitán?

El hombre de mediana edad la observó y sonrió.

-Sí, muchacha. ¿Necesitas algo de mí o de mis tripulantes?-Por suerte el hombre hablaba su idioma.

La chica contuvo su lengua para no cerrarse esa puerta. Sacó de debajo de su capa una bolsa con mucho dinero. El hombre quedó boquiabierto y fue a cogerlo, pero ella lo apartó con rapidez.

-Antes debemos hablar y negociar.

-Por esa cantidad lo que necesites se te concederá.-Edith sonrió.

Entre vikingos  //Ragnar Lothbrok// //Ubbe Ragnarsson// //Ivar Ragnarsson//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora