La visita al jarl Borg había estado marcada por la lluvia. Ragnar acudió con los hombres y su hijo Bjorn a Suecia para visitar al Jarl a petición del rey Horick.
Edith por su parte se quedó en Kattegat junto al sacerdote y la familia de Ragnar.
Ragnar apenas había hablado con ella, lo que le hizo suponer que esa noche había ocurrido en realidad. Le había besado, la había tocado de forma íntima y había salido corriendo. No podía mirar a Lagertha a la cara, esa mujer se había portado bien con ella y Athelstan, no merecía que tuviese una aventura con su esposo.
Justo el día en que él se había marchado pareció que quería decirle algo, algo importante pero no se atrevió o quizás fue porque su hijo entró en el salón donde estaban ambos solos sin articular palabra alguna.
Él la había mirado con una expresión de querer hablar pero se limitó a seguir a su hijo y decir un "volveremos pronto".
Lagertha observaba como Edith cogía el arco, esa chica tenía una gran puntería.
-Creo que eres una gran arquera Edith.
-Gracias Lagertha.
-¿Dónde aprendiste? Eras una simple criada de un monasterio.
-Durante mi niñez robé un arco y aprendí a base de practicar. Mi padre me regañaba constantemente, no era propio que una mujer quisiera luchar.
-¿Y eso por qué?-Frunció el ceño.
-Está mal visto, allí en Inglaterra solo son los hombres los que luchan, las escuderas no existen.
-Eso es injusto. Una mujer es tan válida para luchar como un hombre.
-Justamente eso es lo que admiro de vuestra cultura, sois tratadas por igual, las mujeres libres sois respetadas.
La mujer sonrió ante la frase de la chica.
-Con sólo un arco no vas a poder defenderte.-Cogió un par de espadas y lanzó una a los pies de la chica.-Cógela, te enseñaré a luchar en un combate cuerpo a cuerpo.
La chica se agachó y cuando cogió la espada notó como pesaba, a penas podía levantarla del suelo.
-Oh vamos Edith, alza la espada.
Con todas sus fuerzas logró levantarla y sonrió al conseguirlo pero en un solo golpe Lagertha logró tirar la espada al suelo.
Sudaba como nunca, estaba con el pelo húmedo y sentía su ropa sudorosa. Había hecho un gran esfuerzo y sus brazos aún temblaban después de aprender algunos movimientos simples con Lagertha. Las espadas eran pesadas, no como un arco que era ligero.
Athelstan las había observado y Gyda sonreía feliz de ver a su madre con la que llamaba su amiga luchar.
Lagertha tan solo pensaba en su esposo, Ragnar tendría muchos hijos varones y ella tan solo le había dado uno. Al realizar ese viaje tan solo las dudas de que él pudiese estar con otra mujer en esos momentos la consumían. Estaba soñando con cosas horribles. Apenas había probado bocado.-No has comido nada en tres días.-Comentó Gyda al ver a su madre rechazar la comida que le ofrecía Siggy.-¿Lo ves?
-Tengo miedo.
-Acude al profeta, te dirá si tus miedos se cumplirán-Contestó Siggy al sospechar el por qué la mujer estaba de esa forma.
-A veces es mejor no conocer tu sino.
Edith la miró y se odió en ese momento por lo ocurrido esa noche, pero no podía decir nada, esa mujer la mataría.
Ragnar vio a la mujer que Torstein había visto desnuda en la catarata. Era hermosa.
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Entre vikingos //Ragnar Lothbrok// //Ubbe Ragnarsson// //Ivar Ragnarsson//
RomanceEdith, segunda hija de Aelle de Northumbria, llega a tierras vikingas, Kattegat, donde conocerá el miedo, la esclavitud y el amor. Después de vivir una vida acomodada se encuentra con un desafortunado asalto donde conocerá a Ragnar Lothbrok, un viki...