Edith, segunda hija de Aelle de Northumbria, llega a tierras vikingas, Kattegat, donde conocerá el miedo, la esclavitud y el amor. Después de vivir una vida acomodada se encuentra con un desafortunado asalto donde conocerá a Ragnar Lothbrok, un viki...
Aethelwulf iba a ser el intercambio de rehenes entre Ragnar y Ecbert. El hijo del rey de Wessex había sido propuesto por su propio padre para hacer el intercambio y éste, a pesar de tomarlo por sorpresa, aceptó.
Cuando a la mañana se acercaron varios con Ragnar al castillo de Wessex las puertas se abrieron. Edith había ido con Ragnar y él partió para intercambiarse por el hijo de Ecbert. Vio a Ragnar entrar y no estaba tranquila, ahí dentro podría llegar a morir.
Ragnar observaba todo con detenimiento, era tan diferente a su hogar. Las esculturas era algo tan detallado que quedó fascinado.
Le llevaron a unas termas donde el rey de Wessex estaba metido e invitó al vikingo a entrar con él. Él se desnudó y entró en ese agua caliente y placentera, era tan extraño desnudarse delante de un hombre, pero lo hizo.
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-Ahora somos iguales, y podemos hablar honradamente, de hombre a hombre. ¿Puedo preguntarte algo Ragnar Lothbrok?¿Por qué no os vais a vuestra casa? Con el saqueo del monasterio de Winchester seguramente tendréis bastantes tesoros y al quedaros me has dado tiempo de reunir un ejército.
-No me importan los tesoros, soy un hombre muy curioso. Quiero ver vuestras tierras y saber cómo las cultivais. En realidad yo era granjero.
-¿Estás diciendo que si te ofrezco tierras llegaremos a un acuerdo?
-Es posible.
-Pero yo querría recibir algo a cambio... verás Ragnar Lothbrok,yo soy un hombre ambicioso, tengo grandes planes y tú y tus guerreros podríais ayudarme a realizarlos.
En el campamento Edith vio como el hijo del rey la había mirado intrigante. Era obvio que no era una nórdica. Y ese hombre habría escuchado lo ocurrido en Northumbria.
Cuando se preocupó de dar algo de comida mientras los demás hablaban, comían y bebían el hombre se atrevió a preguntar.
-¿Cómo te llamas?
La chica intentó ignorarlo, intentando dar a entender que no comprendía su idioma, pero él sabía que sí, que le entendía.
-Sé que no eres nórdica. Mira aquellas mujeres.-Señaló con la cabeza a las nórdicas que habían marchado también con ellos.-¿Eres la hija del rey Aelle?
La chica le miró asustada.
-Lo eres.
-Eso quedó atrás.
-Todos creyeron que habrías sido violada y tirada al mar.
-A mi padre no le ha importado lo más mínimo ese hecho.
-Podrías volver, no deberías estar con esos paganos, aquello debe ser...
-Edith.-El joven guerrero del rey había aparecido en busca de la chica.-¿Ocurre algo?
-Nada, tan solo le he dado algo de comer y beber. Volvamos con los demás.
Ambos fueron donde estaban casi todos reunidos comiendo y hablando, no sin antes volver a mirar al cautivo. Edith temió que está vez se supiera la verdad.
