Edith, segunda hija de Aelle de Northumbria, llega a tierras vikingas, Kattegat, donde conocerá el miedo, la esclavitud y el amor. Después de vivir una vida acomodada se encuentra con un desafortunado asalto donde conocerá a Ragnar Lothbrok, un viki...
Celebraban el triunfo, aunque al otro lado aún estaba el hermano de Kwentrith.
Edith se acercó a Torstein, sabía que estaba herido.
-Déjame verlo Torstein, puedo ayudarte.-Dijo sentándose a su lado.
-No, no te preocupes. Estoy bien.
-Torstein no has comido.
-No tengo hambre.
Unos pasos se acercaron. Rollo y Ragnar se sentaron allí a observar también a su amigo.
-No comes.-Afirmó Ragnar sentado a un lado de Edith.
-No tengo hambre. Ya se lo he dicho a Edith, estoy bien.
-Es la primera vez en tu vida.
-Para todo hay una primera vez.
-Ten, te vendrá bien.-Le ofreció Rollo algo.
-Gracias.
-Que Freyja esté contigo esta noche y te cuide, amigo.-Habló Ragnar antes de levantarse.
Edith le observó alejarse, sabía dónde iba y eso la enfurecía. Le vio hablar con Kwentrith a lo lejos.
-¿Todo bien Edith?-Rollo preguntó a la chica que tenía su mano en un puño.
-Todo está bien.-Bebió un largo trago de vino.
Vio como la mujer clavaba un cuchillo en la cabeza de su tío muerto pero sus ojos permanecieron en Ragnar y en como miraba a la futura reina de Mercia.
Rollo y Torstein habían comido setas, de esas que tomó ella la noche en que besó por primera vez a un hombre, y sobretodo a ese hombre llamado Ragnar Lothbrok. Rechazó la oferta de Rollo y el hombre volvió a comer otro trozo.
Rollo se levantó y Edith le vio acuchillar a un hombre, estaba bajo los efectos de esas setas y cuando volvió parecía ido.
Kwentrith llegó a ellos borracha.
-Al fin te encuentro, estoy buscando a tu rey.-Los hombres la miraron sin entender y ella rió.-Claro, no entiendes ni una palabra de lo que digo.-Reía y tiró la copa antes de comer una seta que le ofrecía -Tú sí me entiendes. ¿Dónde está Ragnar Lothbrok?
Edith se encogió de hombros y se levantó de allí. No la soportaba.
Escuchó como rechazaba a Rollo ante la risa de los hombres. Buscó a Ragnar y pudo encontrarlo observando desde lejos, como era habitual.
Fue hasta él, aunque no había tomado setas sí que había bebido vino de Inglaterra y su lengua parecía más suelta de lo que debería.
-Maldito vikingo. Si te quieres follar a esa reina dímelo, así podré patearte las pelotas y quitarte las ganas.
-Edith baja voz.
Miró al campamento, al menos los hombres parecían distraídos. Agarró a la chica por los hombros y la alejó de allí.
-Déjame, puedo andar sin tu ayuda.
Ragnar la observaba caminar algo torpe pero decidida, sonrió al recordar lo que acababa de decirle.
-¿De dónde sacas esas suposiciones?
-Te he visto. Le pones esa mirada.
-¿Cuál?-Subió las cejas para sonreír y mirar a esa chica joven y deseable.
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