Edith, segunda hija de Aelle de Northumbria, llega a tierras vikingas, Kattegat, donde conocerá el miedo, la esclavitud y el amor. Después de vivir una vida acomodada se encuentra con un desafortunado asalto donde conocerá a Ragnar Lothbrok, un viki...
Aslaug gritaba, su parto había llegado. Edith escuchaba desde fuera con Ubbe, Hvitserk y Sigurd a su cuidado.
-¿Madre va a morir?-Pronunció Ubbe.
-No, por supuesto que no Ubbe. Vuestra madre es fuerte.
-Grita demasiado. Con Sigurd no fue así.
-Cuando una mujer da a luz a un hijo sufre. Algunas veces es más complicado y otras menos. Pero no por ello mueren.
-Edith ¿Y tú tendrás hijos?-Habló Hvitserk.
-Quizás algún día.
-Pero no tienes marido.-Apuntó el segundo hijo de Aslaug.
-Algún día encontrará un marido Hvitserk.-Respondió el mayor.
Los gritos cesaron. Era un niño avisó Siggy. Pero por su rostro algo no había ido bien.
El hijo que Aslaug había parido era un tullido. Sus piernas parecían estar rotas, sin fuerza o sin huesos. Pero eso nadie quiso decirlo de los presentes en el parto. A sus hijos no se les permitió entrar por lo que Edith se los llevó a pasear por Kattegat.
Lagertha se marchó de Kattegat y volvería pronto. Siggy no quiso decir qué le ocurría al hijo de Ragnar y Aslaug.
-Va a morir, ¿De qué nos sirve fingir? Si fuésemos lobos o puercos desecharíamos a esta pobre criarura.
-No somos lobos ni puercos.-Le contestó a su marido Aslaug.
-Es lo natural, estos bebés se dejan morir por su propio bien. ¿Qué clase de vida podrían llevar?
-Lo sé. Pero me da igual.-Lloraba la mujer.
Ragnar pensaba qué hacer. Estaba solo con sus pensamientos. Ese niño no podía seguir vivo. Sus hijos estaban durmiendo con Aslaug y él cogió al recién nacido para llevarlo al bosque para que fuera devorado por los animales o quizás muerto de frío.
Edith permanecía despierta cuando Aslaug llegó al salón tan desesperada que la chica se acercó a ella rápidamente.
-¿Qué ocurre?
-Mi bebé no está. Ragnar se lo ha llevado. Y no sé qué hará con él ahí fuera.
Ambas mujeres fueron en su busca. El frío calaba hasta sus huesos. Intentaban buscar por cualquier sitio hasta que Edith escuchó a lo lejos un llanto. Tiró del brazo de Aslaug hasta que el sonido se hacía más fuerte y vieron al pequeño niño abandonado a su suerte.
Aslaug lo cogió en brazos llorando aliviada y miró por un momento a Edith asintiendo. Esa chica la había acompañado en el momento que más había sufrido y la había ayudado a encontrarlo.
Estaba agradecida a ella eternamente.
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Edith y Siggy estaban junto a Aslaug.
-Aslaug perdóname, ¿Qué le ocurre a Ivar?-Habló Siggy.-Todo el mundo habla pero nadie lo sabe.
