Edith, segunda hija de Aelle de Northumbria, llega a tierras vikingas, Kattegat, donde conocerá el miedo, la esclavitud y el amor. Después de vivir una vida acomodada se encuentra con un desafortunado asalto donde conocerá a Ragnar Lothbrok, un viki...
Edith veía como los barcos se acercaban. El Jarl Borg volvía a Kattegat junto a Rollo, pero a ella no le daba seguridad, ese hombre no merecía volver allí después de haber atacado el pueblo.
Ragnar observaba siempre a la gente durante la cena. Como hablaban, como se comportan. Se encontró con la mirada de Edith, estaba a un lado después de haber llevado a los niños para dormir. Ella le hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera.
Se levantó de la mesa bajo la atenta mirada de Aslaug que había visto a la chica salir del gran salón e intentó mantener la compostura, ya iban dos noches en las que sus sueños la hacían despertar. Sus hijos aparecían pero una niña estaba ahí, una hija de Ragnar, y no podía ser Gyda. Esa niña nunca había aparecido en sus sueños. Era de pelo oscuro y ojos azules, temía que sus suposiciones se hicieran realidad.
Hacía unas noches comprobó que Ragnar no estaba a su lado, y cuando volvió ella se hizo la dormida. Su olor no era normal, olía a algo más, a mujer, a sudor, a sexo. La estaba consumiendo por dentro. Y sospechaba quién era la causante de esas idas y venidas.
-¿Qué ocurre Edith?
Ambos estaban en mitad de la noche alejados de miradas indiscretas. Después de esa pelea por Leif no se habían vuelto a ver cara a cara, de cerca, y Ragnar sintió como sus manos picaban, necesitaba tocarla.
-No debes creer en el Jarl Borg, no es de fiar.
-El Rey Horick...
-El Rey Horick se pasa hablando de ti con Siggy constantemente. Tampoco debes confiar en él. Le he observado, hablaba con Siggy y Floki también los ha visto.
El hombre miró malhumorado a un lado, las traiciones le seguían.
-¿Qué propones?
-Yo no soy quien para decirte que hacer.
-Pero quiero escucharte.
-Deberías matar al jarl Borg y después ver qué hacer con Horick.
-¿Y quedarnos sin refuerzos?
-No necesitarás refuerzos si alguien te clava un hacha en la espalda Ragnar.
La miró a los ojos, parecía convencida y sabía como era. Supo que tenía que escucharla y hacerle caso.
Dió dos pasos hacia Edith y ella se mantuvo en su lugar. Acarició el pelo que caía alrededor de su cara y la agarró por los hombros.
-Edith...
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El susurro de su nombre le hizo mirar sus labios. Los ojos de Ragnar aún resplandecían en la oscuridad y le besó. Ragnar la agarró con todas sus fuerzas y tocó el trasero de la chica. Subió su vestido por detrás y tocó su piel mientras se besaban ferozmente. Sus peleas y vuelta al sexo eran costumbre en ellos desde que habían comenzado ese juego tan peligroso.
