Sólo tú.

Setenta y cinco.

—¿Qué pasó esta noche, Eli? —me preguntó con suavidad mi amiga.   

—Nada en realidad —repuse—. Éramos los dos y hubo un momento y... Sé que está mal sentir esto, Rach. Pasé por esto antes y ahora entiendo todo. Él siempre me verá como su amiga y creo que es lo mejor.

—¿Un momento? —quiso saber.

—Comenzó a insinuar que debía salir con alguien, que debía continuar con mi vida. Joder, si tú te diste cuenta que siento algo por él, ¡medio Nueva York también! Él ya debe de saberlo y probablemente no me ve como una mujer, sólo soy El. Siempre ha sido así.

—Eli, no puedes saber lo que él piensa hasta que se lo digas.

Me separé un poco de ella y la miré con la mandíbula desencajada.

—¿Quieres que se lo diga?

—Claro —dijo más segura que nunca—. ¿Es que no lo entiendes? ¿Cómo esperas que suceda? ¿Por arte de magia? Lamento informarte, Eli, que las cosas no suceden así. Necesitas plantarte frente a él y decirle que estás enamorada.

—No es tan sencillo —musité—. Está Charlie y arriesgar nuestra amistad y...

—Eleanor —me llamó, seria—, una vez tenían que pensar por dos personas: por Charlie y por la puta de Claire Duncan.  Hoy ellos ya no están. Estuviste con Charlie el tiempo que tenías que estar pero él ya no está con nosotros y es parte del pasado, no puedes dejar que te siga consumiendo un capítulo que ya fue. Ahora no hay nada ni nadie que les impida estar juntos. Los dos son adultos y no veo porqué no pueda suceder algo entre ustedes. Además son amigos, el que sientas algo por él no debe de cambiar su amistad —habló.

—Sentí algo por él una vez y las cosas no salieron bien, ¿qué me indica que esta vez será diferente?

—Que le dirás lo que sientes de una vez por todas —aclaró—. Esa es la diferencia.

Resoplé. Decirlo era un riesgo y no sabía si estaba dispuesta a correrlo.

Quizá su respuesta iba a ser igual de fría que su actitud esa noche y no estaba lista para eso.

—El que no arriesga no gana, Eli —dijo en mi oído, como si estuviera respondiendo a mis pensamientos—. Además, si te soy sincera —susurró—, yo creo que él siempre ha sentido algo por ti. Sólo que son unos tontos y no se atreven a decirlo. Alguien debe de tomar el primer paso.

Reí nerviosa ante la idea.

—¿Y cómo quieres que lo haga? ¿Con un ramo de flores? ¿O me planto al pie de su ventana con una grabadora encima de mi cabeza mientras canto "I Want To Hold Your Hand" de los Beatles?

—No seas tonta —dijo, poniendo los ojos en blanco—. Sólo plántate frente a él, míralo directo a los ojos y dile "Nick...

—Nicholas —la corregí.

—Bueno: "Nicholas, por alguna razón te encuentro atractivo, divertido y agradable. Me gustas." —Masculló dramáticamente con un intenso tono de sarcasmo en su voz—. Te paras de puntitas y lo besas.

No pude contener las carcajadas. Era la idea más estúpida y descabellada en todo el mundo. ¡Ni en cien años iba a hacerlo!

—¡Perdiste la cabeza! —exclamé—. No diré eso.

—Claro que lo debes hacer con menos sarcasmo de con el que yo lo dije, pero es una buena idea. Este mundo sería un mundo mejor si las personas dijeran lo que sienten a tiempo.