2019.

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Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue el rostro de Nicholas muy cerca del mío. Entonces me di cuenta que estaba abrazada a él y que el sueño nos había vencido junto a la cuna de Cassie. Me separé un poco de mi amigo y miré hacia el techo. ¿Qué hora podía ser?

Estiré mi brazo hasta alcanzar mi celular que yacía tirado sobre la alfombra y entonces vi dieciocho llamadas perdidas, 22 mensajes de texto y 8 mensajes de voz.

Todos de David.

Reaccioné al instante.

<<¡MIERDA!>>

Me paré de un salto y me puse los zapatos rápido. Instintivamente miré hacia la ventana y me quedé helada.

Estaba amaneciendo.

Oh no —susurré y me llevé las manos a la cara.

Estaba muerta.

Si me daba prisa quizá llegaría antes de que David despertara y quizá, sólo quizá, haría las cosas más fáciles.

Pero, honestamente, ¿a quién quería engañar?

<<Tranquilízate, Eleanor. Sólo regresa a casa. Es lo único que puedes hacer por ahora.>>

Esquivé a Nicholas con agilidad y me incliné sobre la cuna para ver que Cassie estuviera bien. La hermosa bebé, regordeta y castaña, estaba profundamente dormida con sus bracitos extendidos por encima de su cabeza. De vez en cuando su ceño se fruncía, como si soñara.

Hey.

La voz ronca de Nicholas me tomó por sorpresa.

—Nos quedamos dormidos —repuso y entonces me giré a mirarlo.

Seguía en el piso, desorientado y somnoliento.

—Me tengo que ir, Nicholas. No quiero tener problemas con David...

<<Ya los tienes, Sherlock.>>

—¿No quieres algo de café? —me preguntó mientras se levantaba.

—No, no lo entiendes. Anoche acordamos de ir a cenar y lo dejé plantado.

—Joder, El, fue mi culpa —dijo, repentinamente despierto—. Perdón, no quería que lo dejaras plantado... Podría hablar con él y explicarle lo que sucedió...

—No —lo interrumpí de golpe—. No fue tu culpa, Nicholas. Nos quedamos dormidos y yo no escuché mi estúpido celular y... Solucionaré esto.

—¿Segura? ¿No es mejor que yo hable con él y le explique...?

—No —lo volví a interrumpir—. Eso sólo haría las cosas más grandes de lo que ya son.

Nicholas guardó silencio.

—Te llamaré —le prometí—. Si tú o Cassie necesitan algo, estaré aquí en un segundo.

<<Espero.>>

—Está bien. Te acompañaré a la puerta.

Le eché un último vistazo a mi pequeña Cassie y luego salí de su alcoba. Nicholas me siguió hasta la puerta de la calle y nos despedimos con un abrazo. Luego yo subí a mi auto, puse en marcha en motor y aceleré.

Sólo tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora