—¿VAS A SALIR CON CHARLIE, ELEANOR?
Probablemente todos en el restaurante chino ya estaban enterados de mi cita. Gracias, Rach.
—Baja la voz —siseé.
—¡Perdón pero esto es in-men-so!
Bien, probablemente eso era mi culpa. Yo le había contado mi historia. Le había hablado de Nicholas, de Claire, de Nicholas y Claire, de Mark, de Nicholas, de Charlie, de Nicholas otra vez, de Claire, de Charlie, de Nicholas, de Claire, de Mark, de Claire y ahora le hablaba de Charlie. ¿Bastante enredoso no crees?
Rachel me miraba impactada desde su sillón.
—¡NO PUEDES HACER ESO!
—Creo que no te escucharon en la cocina de abajo.
—¡Es que no, amiga!
Me crucé de brazos.
—¿Por qué no puedo salir con Charlie?
—Porque es evidente que no lo haces porque te guste.
—Me gusta Charlie —rezongué.
—No te gusta de la forma en la que le gustas a él. Sólo saldrás esta noche con Charlie porque él te pidió una razón para que se quedara en Nueva York y no se fuera al ejército —declaró—. Sólo saldrás con él para que no se vaya, Eleanor. Es bastante egoísta de tu parte, si me permites añadir.
Bien, lo acepto, Rachel tenía un punto. Muy acertado, si puedo decir. Sólo que me costaba un poco (mucho) de trabajo aceptarlo.
—¡No lo hago por eso!
—Mírame a los ojos y dime que no es así —pidió.
—No es así —la obedecí.
—¡Estás mintiendo!
—¿Cómo sabes?
—¡Joder, Eleanor! Estás más roja que un puto tomate.
Fruncí los labios.
—Lo único que sé, amiga —empezó—, es que no es justo que le hagas eso a Charlie. Es egoísmo del ángulo en que lo mires: Charlie quiere ir al ejército, entonces lo quieres retener aquí saliendo con él; Charlie siente algo por ti, tú quieres usar eso para mantenerlo contigo, haciéndole creer que lo quieres de la misma forma. ¡Joder! Sal con él porque lo quieres y si es así, no lo retengas.
—Es que no lo entiendes, Rachel. ¡Sí! —exclamé— ¡Lo admito! Quiero que se quede y puede que le quiera dar una razón para que no se marche, saliendo con él, pero ¡joder! Charlie me quiere y quiero amarlo. Toda mi puta vida me he enamorado de las personas equivocadas. Por primera vez me quiero enamorar de la persona correcta, quiero amarlo. ¿Acaso no escuchaste mi historia? Primero el estúpido de Mark, luego el tonto de Nicholas… Charlie me quiere y quiero amarlo.
—No podemos elegir de quién nos enamoramos, pero sí el momento en el que los dejamos ir.
Me quedé helada ante sus palabras.
—No elegiste enamorarte del estúpido de Mark, tampoco del tonto de Nicholas, pero supiste cuándo dejarlos ir —tradujo—. No puedes elegir enamorarte de Charlie; el enamorarse sucede sin pedir permiso, pasa sin que te des cuenta. Un día te levantas y te das cuenta que la misma persona con la que has peleado y reído, es la misma con la que quieres estar por siempre. Uno no pide enamorarse de los demás, uno no espera que eso suceda. Sólo pasa.
La sabiduría de mi amiga me robó el aliento.
—No te digo que lo dejes plantado, sólo no uses lo que él siente por ti para mantenerlo contigo. No es lo correcto —finalizó.
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Sólo tú.
Romance¿Existe la amistad entre un hombre y una mujer sin que uno termine enamorado del otro? Desde niños Eleanor Evans y Nicholas Hayes han sido mejores amigos y nunca enamorarse del otro había significado un problema. Al menos hasta que sus sentimientos...