Mark se abalanzó sobre el hombre y lo tumbó en el piso. Sus puños se estrellaron una y otra vez sobre el rostro del hombre mientras trataba de defenderse. Stevie y Jay corrieron de inmediato a detenerlos y yo fui detrás de ellos, echa un mar de lágrimas mientras gritaba que se detuvieran.
Pronto llegó el séquito del bar y detuvieron a los chicos. Otros quitaron de encima a Mark y lo sostuvieron por los brazos. El dueño se levantó con la nariz ensangrentada y con la frente perlada en sudor. Le lanzó una mirada de furia a mi novio y fue directo hacia él.
—Ahora sí veras, hijo de puta.
Mis piernas se movieron por sí solas y corrí hasta donde él estaba. Traté de detener el puño de ese hombre pero él sólo me apartó de un empujón y sentí dos brazos fuertes encima de mí. Pataleé en el aire con la esperanza de zafarme del gorila que me estaba deteniendo pero lo único que logré hacer fue ver cómo mi novio era brutalmente golpeado.
Mark cayó inconsciente minutos después y fue cuando todos nos soltaron. Caí de rodillas junto a lo que quedó de mi novio y aullé por una ambulancia. Jay y Stevie aparecieron de inmediato y cargaron a Mark de inmediato. Lo sacaron de ahí y lo dejaron caer en el asiento trasero de su Mustang. Subí a su lado y Jay encendió el coche.
Llegamos minutos después a Emergencias y Stevie tuvo que agarrarme de los brazos para dejar que los médicos se llevaran a Mark. Todos gritaban órdenes pero para mí eran sólo sonidos perdidos en el universo y en algún lugar de mi ser.
Lloré por horas incluso seguí llorando después de que mi madre llegó a la sala. Me había llamado preocupada por mí y cuando le dije que estaba en el hospital, llegó hecha un lío. Elliot apareció tiempo después, sin Nicholas por supuesto, a él no le habían dicho nada y me abrazó con ternura.
No fui capaz de explicarles lo que había sucedido. Me costaba admitir en voz alta que mi novio tenía un problema con el alcohol y en el manejo de su ira porque eso sólo significaba que él era un problema y que debíamos de mantenernos separados. Pero yo amaba a ese problema. Ese era el detalle.
Jay y Stevie se mostraban pensativos y no hablaron en ningún momento. El único sonido que se escuchaba eran mis sollozos y el de otras personas en la espera de noticias de sus familiares.
Finalmente una doctora apareció y nos dio noticias.
Mark había tenido una contusión y varias hemorragias internas a causa de la brutal golpiza. Tenía hematomas y un par de costillas rotas. Se recuperaría eventualmente pero permanecería unos días hospitalizado.
—Eleanor, se repondrá —aseguró Elliot—. Ve y descansa un poco.
—No puedo, quiero estar aquí cuando despierte.
—Yo me quedaré —prometió—. Necesitas dormir, ha sido un día muy intenso.
—Sí, cariño —coincidió mi madre—. Vamos a casa, vendremos a primera hora de la mañana.
A regañadientes me fui con mamá. Elliot se quedó en la sala de espera con Jay y Stevie.
Nicholas se enteró al día siguiente y tan pronto como lo hizo, fue a mi casa. Yo no había logrado dormir durante toda la noche, me había limitado a quedarme acostada sobre mi cama, sintiendo al mundo caer sobre mí.
Mi mejor amigo entró esa mañana y se dejó caer a mi lado.
—¿Estás bien?
—¿Te parece que lo esté?
—¿Qué fue lo que pasó?
De nuevo la pregunta estaba en el aire. ¿Estaba dispuesta a admitir en voz alta que Mark tenía problemas y que nuestro relación era más que peligrosa? No, por supuesto que no.
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Sólo tú.
Romantik¿Existe la amistad entre un hombre y una mujer sin que uno termine enamorado del otro? Desde niños Eleanor Evans y Nicholas Hayes han sido mejores amigos y nunca enamorarse del otro había significado un problema. Al menos hasta que sus sentimientos...