Veinticinco.

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Nicholas invitó a Claire al baile de invierno. Como era de esperarse yo me quedé en casa esa noche, en pijamas viendo Clueless, mientras comía comida china.

Después de esa noche comenzaron a salir oficialmente.

Por supuesto que resultaba enfadoso tener que soportarla la mayor parte del tiempo sobretodo luego de que me confesara la verdadera razón por la que me odiaba, un día en que me invitó a salir de compras con el pretexto de "conocernos más". La cosa era que yo no la quería conocer más, ¡con lo que sabía de esa chica era más que suficiente!

-¡Ay, Lenny! ¿Te puedo llamar así?

Sentí que alguien me jalaba los vellos de la nuca con ese sobrenombre.

-Te llamaré así -declaró.

Ya me habían arrancado los vellos.

Tragué la hiel que tenía planeado escupirle.

-Lenny, sé que no tuvimos un buen comienzo pero... ya que somos amigas...

<<¿En qué mundo, disculpa?>>

-...quisiera pedirte perdón nuevamente por lo que pasó entre nosotras en el pasado. Es sólo que... -se detuvo. Sus ojos claros se posaron en sus finos zapatos y después se posaron sobre los míos nuevamente-, estaba celosa de que tú y Nicholas siempre estuvieran juntos y que él me ignorara.

¡Detengan el cassette! ¿Claire Duncan había estado siempre celosa de mí por Nicholas? ¿Desde hace cuánto iba detrás de los huesos de mi amigo?

-¿Huh?

-Sí, verás -sonrió. Un extraño brilló iluminó sus enormes ojos-, siempre me ha gustado. Es taaaaaaan guapo, inteligente, caballeroso, perfecto...

Mi estómago se revolvió. Nicholas era chocante, sucio, algo tonto y poco educado.

-Por eso, perdón.

-Ah... este... no hay problema -dije, no muy convencida.

Claire me abrazó y supe que sus buenos tratos no durarían mucho.

No, por supuesto que no.

Luego vino la preparatoria. Sí, los peores años de mi vida y el sitio en el que si no eres popular o deportista, te vas directo y sin escalas al grupo de los marginados. Por obvias razones terminé en este último. Nicholas, en cambio, se fue al grupo de populares y deportistas debido a su ingreso al equipo de fútbol americano. Su popular novia se convirtió en porrista y el siguiente año en capitana.

Su relación, como en algún momento dije, siempre tuvo idas y venidas y justamente esas "idas" coincidían siempre en los momentos en los que Nicholas recurría a mí y en los que Claire me culpaba de sus rupturas. Las "venidas" en cambio eran en las que se la pasaban teniendo sexo. Por supuesto que el cabeza de chorlito de Hayes siempre me cambió en esas ocasiones y yo no tuve otra que tener que atenerme a sus sesiones de hormonas para poder convivir con mi amigo.

Después llegó el verano en el que conocí a Mark y en el que Nicholas se marchó a su crucero, ahí se encontró con Claire. Habían roto por enésima ocasión y habían regresado por enésima vez. Volvieron a revivir su patético pasado en el Caribe y cuando volvieron se llevaron la sorpresa de que la familia Duncan se iba a mudar a la costa oeste para iniciar con otras sucursales de supermercados en ese lado del país. La chica y mi amigo habían terminado por acuerdo mutuo, con la promesa de que, cuando se volvieran a encontrar, reanudarían lo que habían dejado pendiente. Claro que me pareció algo bastante estúpido pero a Nicholas ya no le importaba mucho mi opinión porque tampoco me importaba mucho la suya.

Sólo tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora