10

530 91 1
                                    

—¡¿Esto es un departamento?!

Solo abrir la puerta fue suficiente para que tirara mi maleta hacia Jay e ingresara a su casa sin ningún tipo de permiso. Cuando estuvimos en su deportivo y vi lo mucho que se alejaba del centro supe la razón por la que mencionó lo de cansarnos al viajar de un lugar a otro. No solo cansancio corporal, ¡Gastaría todo mi sueldo en taxis!

Una vez llegamos al lujoso residencial, mis manos se aferraban al cristal del vehículo como una niña pequeña y ahora que entramos a su casa entiendo perfectamente por qué tenía miedo de ir a la mía. ¡Esto es 5 veces el lugar donde vivo!

Entra mi maleta de mala gana mientras cierra la puerta y sigue mi paso, con miedo a que rompa algo.

—No es un departamento, es un Penthouse. —corrigió, ganando una mirada de indiferencia por mi parte.

El gran ventanal en la sala permite que se mezclen las luces de los alrededores con el tono blanco que adornan los muebles. Jay intenta seguir mi paso mientras examino todo el lugar.

—¿Por qué tienes un lugar tan grande para ti solo? —pregunto.

—Porque tengo cómo pagarlo.

Lo idiota no se lo quita ni los más de 6 dígitos en sus tarjetas.

Al terminar mi tour por todo el lugar —o al menos los que me permitió conocer— tomo asiento en el extenso y visiblemente caro sofá mientras Jay se mantiene de pie frente a mí con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Haces esto en todas las casas a las que vas?

—Solo a las de aquellos que me ruegan tanto para que viva con ellos.

Su rostro se vuelve rojo de la vergüenza y no puedo evitar reír. Ambos recordando la escena de hace unas horas donde pude lograr que Jay Paltrow se arrodillara frente a mí en pleno estacionamiento para que aceptara mudarme con él. La idea de vivir juntos aún hacía eco en mi cabeza, pero sé que si quiero mantener mi lugar en la empresa debo hacer lo posible por quedarme en ella. No estoy dispuesta a volver a mi antiguo lugar.

Jay parece notar mi mente ida y tose con falsedad.

—Voy a dormir. —avisa—. Has lo que qu… mejor no. No hagas nada.

Se da la vuelta con la intención de ir a algún lugar de la casa.

—Oye, oye, oye.

Lo detengo.

—¿Qué?

—¿Dónde se supone que duerma yo?

Jay señala el sofá con naturalidad y lo golpeo.

—¡Solo tengo una cama! ¿Qué debemos hacer? ¿Compartirl-

Me sonrojo con el comentario e intento evitar que Jay lo note pero lo hace y niega con pánico.

—¡No, no, no!

—¿Por qué estás actuando como un loco?

—¡Sé lo que estás pensando! ¡No vamos a hacer una de esas escenas cliché donde solo hay una cama disponible y ambos tienen que dormir juntos! —avisa—. Prefiero dormir en la mesada.

Ahora soy yo la indignada.

—¡¿Quién dijo que quiero compartir la cama contigo?!

—¡¿Entonces por qué te quejas del sofá?!

—¡Porque me invitaste a vivir en tu casa y ni siquiera tienes otra cama! ¿Para qué tienes un lugar tan grande?

—¿Soy un hotel? ¿Por qué debería tener una cama disponible?

En la misma página [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora