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Erika me ayuda a peinar mi flequillo y sonríe con dulzura mientras intenta manejar el nuevo corte de pelo para mí.

—Listo.

Me pasa un espejo y examino su obra de arte.

—¿Cómo estoy?

—Bonita. —afirma.

Sonrío, Eleanor llega hasta mi escritorio y se coloca por detrás de mi espalda mientras me abraza y se inclina sobre mi hombro.

—Wow, quién diría que el tiempo pasaría tan rápido. —comenta.

—Medianoche y nuestra querida Sunnie cumplirá un año de relación con el señor Paltrow.

Comenta Susie mientras llega hasta nosotras. Me ruborizo ligeramente y escondo un poco mi rostro, aún sonriendo. Erika pellizca mi mejilla.

—Mírala, siendo tímida de su relación después de tanto tiempo.

—Debo serlo. —afirmo—. Mi novio sigue siendo el jefe de este lugar.

—¡Oh, incluso nos lo saca en cara! —Eleanor bromea.

—Un año puede cambiar mucho a las personas.

Aunque las palabras de Susie sean solo para continuar la broma, no puedo dejar de pensar en que hay algo de verdad en sus palabras.

¿Qué tanto puede cambiar una persona en un año?

***

Escribo de prisa en el computador hasta que un mensaje llega. Sujeto el móvil y leo detalladamente.

“¿Vamos a tomar unos tragos
después del trabajo?
Necesito olvidar a mi último ligue.”

Elevo mi vista hacia Erika que ruega con algunos gestos para que acepte. Resoplo, pero aún así asiento y logro hacer que se emocione sobre su escritorio. Se inclina un poco hacia las chicas y susurra:

—Hoy iremos a tomar hasta perder la consciencia.

Río por su comentario y luego todas volvemos a trabajar.

Una llamada entra a mi teléfono pero ni siquiera pienso en tomarla, no pierdo la concentración de lo que escribo e ignoro las 5 llamadas que realiza la persona que llama.

Erika se pone de pie con curiosidad mientras el teléfono sigue sonando.

—¿No vas a responder?

—Posiblemente sea Lila, puedo devolver la llamada más tarde. No perderé nada.

—En vista de que no es ninguna de esas personas, es posible que pierdas el trabajo… o el novio.

—¿Eh?

Evito dejar de mirar la pantalla hasta que coloca el móvil frente a mis ojos y me veo en la obligación de ver el nombre de quien llama con tanta insistencia. Mis ojos expanden su tamaño mientras arranco el teléfono de sus manos y respondo con la voz más dulce posible.

—¿Hola?

—Si estuviera secuestrado, ya hubiesen vendido mis órganos.

—Si estuvieses secuestrado no tendrías un teléfono, cariño. —Erika ríe y luego regresa a su escritorio.

—Eres malvada.

—¿Quieres terminar conmigo por eso?

—¿Crees que eso me hará retroceder? Tú hazme todo el daño que quieras, eso solo hará que me gustes más.

Reímos.

—Uhm, ¿Ha pasado algo? Llamas con mucha insistencia.

—¿Estás muy ocupada ahora? Llamé al señor Heiken pero está trabajando con mi padre, eso significa que no podrá librarse de él hasta llegada la noche.

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