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—¡Estoy tan emocionado! ¡La vez pasada el presidente de mi club de fans dijo que llevarían más obsequios la próxima vez!

Sonrío abiertamente ante la genuina emoción de Binnie, la charla de los chicos no se detiene mientras cada uno habla con efusividad. Mi mirada viaja de uno a otro, escuchándolos, pues no tengo ninguna anécdota que contar para unirme a ellos. Nunca hice un fanmetting presencial cuando estuve en mi antigua editorial claramente porque vivía en el anonimato.

Es por eso quizá que ahora me siento un poco decaída escuchando a los chicos y pensando en todas las posibles oportunidades que perdí de acercarme a la gente que siempre creyó en mi trabajo.

El señor Heiken sale de la oficina junto a Jay, quien camina detrás de él. Llegan hasta nosotros y todos nos ponemos de pie como muestra de respeto.

Jay me observa algunos segundos y luego se concentra en los demás.

—¿Están listos? —pregunta y todos asienten—. Bien, vamos.

Todos se dirigen al ascensor mientras yo decido tomar asiento nuevamente.

—¿Qué se supone que estás haciendo?

Elevo mi vista encontrando a Jay aún frente a mí, los demás evitan irse por miedo a que iniciemos alguna guerra.

—Yo pensé…

—¿Cree que es justo dejar esperando a sus fans luego de lo que les costó comprar una entrada? —la ilusión aparece en mi rostro.

El señor Heiken sonríe orgulloso y los chicos se unen a él. Yo aún observo a Jay sin poder procesarlo del todo.

—¿Estás diciendo que…?

—Que te pongas de pie. —responde—. No será bien visto que llegues tarde a tu primera reunión de fans.

Se da la vuelta sin ninguna expresión en su rostro y sube al ascensor junto al señor Heiken. Erika viene hacia mí y hala mi brazo, haciendo que corra con ellos hasta el ascensor.

***

Mirando a través del telón, mi corazón late con violencia cuando veo el salón repleto de lectores, siendo la mayoría de ellos personas con algo indicativo de que están aquí por mis obras. Mis ojos se llenan un poco de lágrimas.

¿Cómo pude haberme perdido esto durante tantos años?

—¿Emocionada?

Limpio mi rostro antes de girar y encontrar al señor Heiken. Sonríe discretamente y luego mira a través del telón.

—Hay muchas personas aquí deseosas por conocerla. —dice—. Ni siquiera el señor Lecker atrajo tanto público en su primer fanmetting. El padre del señor Jay tenía razón.

La intriga llena mi rostro pero antes de poder cuestionarlo, otra duda llega a mí.

—¿Dónde está el señor Paltrow? —pregunto, llamando su atención—. Ya de por sí es un poco raro que el dueño de la empresa acompañe a sus escritores a una reunión de fans.

El señor Heiken sonríe y luego abre ligeramente el telón, invitándome a mirar junto a él.

—Octava fila a la derecha. Chaqueta, cubre bocas y gorra negra.

Sigo sus indicaciones y me sorprendo al encontrar la persona que describe y sobre todo, saber que es Jay.

El señor Heiken cierra el telón y espera pacientemente por mis preguntas.

—¡Por qué él…?

—El señor Paltrow siempre estará presente en sus actividades de esta forma. —dice—. Señorita Sunnie, el señor Paltrow ama a sus escritores más de lo que ama su trabajo, es por eso que siempre hace lo posible para evitar que alguno de ellos sea lastimado de la misma forma en que lo hicieron con él. Fue expuesto de forma cruel y el mundo le dio la espalda. Tuvo que elegir entre lo que de verdad quería hacer y lo que se supone que debía hacer. Elegir el honor de su padre por encima del suyo, es por eso que no está dispuesto a que sus escritores hagan lo mismo.

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