Nuestra última página

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—Oye, ¿Por qué se están casando con tanta prisa? —Erika cuestiona antes de permitir que la maquilladora arregle sus labios.

—¿Estás embarazada?

La pregunta de mi madre hace que mi rostro palidezca.

—¡Mamá! He vuelto apenas hace tres días. —me defiendo—. Dejé que Jay eligiera la fecha de la boda, es por eso que nos estamos casando hoy. Espero que todo salga bien incluso si fue planeado a última hora.

—Eres un poco tonta, ¿Aún no sabes con qué hombre te vas a casar? —veo a Lila con duda—. Maquilladoras, buffet, decoración, todos los invitados pudieron viajar, tu vestido fue hecho a medida y nadie más que tú luce estresado. ¿No lo ves? El hombre guapo te ha engañado para llevarte al altar, y parece que funcionó.

Analizo todo por primera vez y me doy cuenta de que tiene razón. Ya entiendo el motivo por el que Jay pidió hacerse cargo de todo. Veo a mi madre y solo sonríe con dejadez, como si fuera una cómplice más.

《Te has ganado muy bien a tu suegra, rompecorazones.》

Tanto Lila como las chicas, quienes serán mis damas de honor, se despiden de mí para que pueda dar los toques finales a mi aspecto y también, pasar un momento con mi madre.

Me acerco a ella y tomo sus manos, permitiendo que examine mi rostro con orgullo.

—Vi una mirada triste en tus ojos por tanto tiempo, incluso cuando hacías lo que tanto amabas. —comenta—. Ahora, desde que este maravilloso hombre volvió a tu vida dispuesto a hacerse parte de ella, las cosas parecen haberse vuelto más claras.

—No creo que todo haya sido así, hice de su vida un poco gris en muchas ocasiones. —admito, recordando mis actos en el pasado.

—¿Por qué te aferrarías al pasado cuando esta persona está dispuesta a tener un mejor futuro contigo? Lo has aprendido correctamente, este chico tampoco está herido. El matrimonio es una página distinta y puede dar un poco de miedo pero, ¿Qué hay que perder? Tienes un esposo capaz a tu lado y eso es todo lo que necesitas.

Evito dejar salir mis lágrimas mientras asiento. Mi madre me abraza y reconforta mi alma que ha sanado plenamente durante este tiempo y que hoy, no duda en absoluto del amor que profesa hacia la otra persona.

***

La música no se hace esperar y las puertas del salón se abren permitiendo que todos los invitados me vean con felicidad y orgullo, mientras algunos toman fotos y me elogian. Las damas de honor lucen orgullosas al igual que mi madre, el señor Heiken siendo el padrino se encuentra al lado del padre de Jay. Mi padre a mi lado me sostiene con amor mientras me guía hacia el altar con la intención de entregarme al hombre que ahora mismo, mantiene la boca ligeramente abierta con ojos llorosos pero llenos de devoción, mientras espera por mi llegada.

No puedo dejar de mirarlo porque incluso en un lugar repleto de personas, sus ojos son lo único en lo que quiero dejar mi atención.

Cuando llegamos al altar, mi padre se coloca frente a Jay mientras este intenta secar sus lágrimas con disimulo, haciéndome reír. Toma mi mano que es entregada por mi padre y lo mira.

—Esta chica ahora es totalmente tu responsabilidad. —mi padre le comenta y luego me mira—. No quiero que me prometas nada, has demostrado lo suficiente que eres capaz de darle la vida que merece tener. Espero que mi pequeña también pueda darte la vida que tanto anhelas.

Jay asiente. Ambos vemos a su padre quien se acerca y nos abraza ligeramente, dando su aprobación.

El novio sostiene mis manos y me ayuda a colocarme frente a él, mirándolo fijamente. Su mirada va al público y luego vuelve a mí.

—¿Te estás arrepintiendo? —bromeo, y él niega.

—Estoy pensando en el tiempo que duraron las etapas donde te admiré, te odié, y te quise como una amiga. —confiesa—. Ahora que te amo, quiero que te quedes a mi lado por siempre. Por favor, quédate conmigo escribiendo nuevas historias. No importa cómo vayan las cosas de ahora en adelante, tú y yo tendremos un final feliz en cualquier versión de esta historia.

Me acerco a él y beso su mejilla.

—¿Crees que voy a dejarte ir tan fácil? Deberás comprarme una cárcel y encerrarte en ella, porque no pienso dejarte escapar nunca más, chico guapo.

—Admitiendo por fin que tienes un marido guapo, ¿Quieres averiguar cómo me quedaría un hijo?

Las personas cercanas ríen al lograr escucharlo. Nos giramos hasta quedar frente al padre quien nos da la bendición para poder iniciar la ceremonia.

—Pensándolo bien. —le susurro a Jay—. Esta es nuestra última página, ¿Qué hacemos a continuación?

Jay se inclina hacia mí y mueve sus dedos con discreción para que pueda verlos.

—No te preocupes por eso, tengo suficiente energía en las manos para poder escribir nuevos libros.

Vuelve a pararse correctamente a mi lado y luego, entrelaza nuestras manos.

—Es para afianzar la relación. —murmura.

—Uhm. —mi rostro esconde la sonrisa mientras lo giro hacia él—. Te amo.

Puedo ver la emoción en su cara mientras se obliga a sí mismo a mantenerse serio, sin éxito. Aumenta la fuerza de su agarre y luego responde:

—Estoy consciente de eso. ¿Lo sabes? Yo también te amo.

La ceremonia empieza y ambos nos negamos a soltar nuestras manos, siendo exactamente como aquella vez.

El silencio entre ambos nuevamente no parecía incómodo en lo absoluto. Esta vez ya no habían errores, ni villanos, tampoco habían miedos.

Es más, al tomarnos de las manos esta vez, por primera vez parecía como si estuviéramos en una página distinta,

Juntos.

FIN

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