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—¡Es más difícil reunirse contigo que ver al presidente!

Escucho la queja de Lila y río, mientras la veo darse un gran trago de su copa de vino.

—He estado ocupada con el trabajo. —me excuso.

—Pero el de darle otro heredero a los Paltrow seguramente.

Casi escupo la bebida cuando lo escucho, algunos fingen no haberlo escuchado y vuelven a sus asuntos. Lila sonríe orgullosa de mi reacción.

—¿Por qué todos ustedes están obsesionados con hacer bebés? —pregunto y mi mejor amiga ríe.

—¿Sabes algo? En parte extraño a Jun.

—¡¿Por qué lo extrañarías?!

—Como nunca se reunía contigo, siempre tenías tiempo para venir a verme.

Hago un amago de golpearla.

—Gracias por recordar mi pasado oscuro.

Se inclina hacia mí y alborota mi cabello.

—¿Por qué sentirías vergüenza? No todas pueden decir “Estuve gran parte de mi vida con un idiota bueno para nada que se robó mi tiempo y energía, pero terminé conociendo a mi enemigo mortal quien ahora no solo es el novio perfecto, sino que también es un hombre guapo, rico y multifacético”.

—¿Quieres que diga que tengo novio o que busque mi próxima cancelación?

Reímos.

—Para ser sincera, estoy feliz de que ambos se hayan encontrado de esta forma. —alega Lila, con seriedad—. Realmente, la historia de Jay siempre fue muy triste, era solo un niño con un montón de responsabilidades que ni siquiera entendía.

—¿Por qué nunca me hablaste de Jay? No recuerdo haberte oído mencionarlo.

Suspira.

—Para ser sincera, nunca supe que era escritor, solo conocía su historial familiar. Estaba prohibido hablar de los Paltrow fuera de su empresa incluso para nosotros los más jóvenes, así que nunca se supo de ellos más que aquello relacionado directamente con el trabajo.

Lila continúa comiendo tranquilamente mientras analizo lo que dice.

—Es triste. —susurro.

—Oye, ¿Qué vas a regalarle al señor perfecto? ¡Nunca sé que darle cada año así que solo le doy dinero! —Lila habla con molestia, sin saber que estoy confundida sobre lo que dice—. No se le puede dar nada a un hombre que lo tiene todo…

—Espera ¿De qué hablas?

—Oye… —Lila cubre su boca con dramatismo —. ¡¿Realmente no te dijo?!

—¿Qué debió decirme?

—Hoy 19 de noviembre.

—¿Eh?

—¡Su cumpleaños!

Mi rostro palidece. ¿Por qué no me habló de su cumpleaños?

—Voy a matarlo… —susurro.

—Igual no lo celebra, siempre va a alguna reunión de trabajo y luego bebe con su padre. No importa que tanto lo invite a salir, siempre se niega. —comenta Lila—. Es igual todos los años, supongo que no hay motivo de celebración.

—¿Por qué dices eso?

—Según dijo mi papá… Su madre llama cada año el día de su cumpleaños.

Estoy confundida.

—¿Para felicitarlo?

—¡Para preguntar por el dinero! El padre de Jay suele darle una gran cantidad de dinero cada año el mismo día de su divorcio. Incluso escuché que tuvo que pagar mucho dinero para que cambiara su apellido y fuera a vivir en otro país.

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