14

432 72 0
                                    

—¿Por qué le hice caso y tomé tanto? —sostengo mi cabeza con frustración mientras el dolor envía fuertes palpitaciones por todo mi cráneo—. Voy a morir…

Sollozo en silencio evitando dañar el maquillaje que han preparado para mí. Beber en mi departamento no fue buena idea cuando tuvimos que levantarnos a las 3 de la mañana para poder ir a casa de Jay y prepararnos. Aprieto los ojos con fuerza mientras intento disipar el dolor. Apenas son las 7 de la mañana y el día parece no querer avanzar.

—Te ves más fea que todos los días. —el olor a café caliente invade mis fosas nasales—. Levántate y tómatelo, también traje algunas pastillas.

Me obligo a sentarme correctamente y tomo las pastillas junto con un gran sorbo amargo de café que logra despertar mis sentidos. Jay revisa su móvil a mi lado y me permito el descaro de observarlo mientras teclea con rapidez. El traje de hoy es uno que no he visto antes.

A simple vista no parece mostrar signo alguno de reseca, pero en cierto momento aprieta los músculo faciales con fuerza, cómo si una gran palpitación fuera a romper su cabeza.

Esta madrugada opté por pedir un taxi y aún así el decidió manejar hacia su casa para que fuera más rápido.

«¿Realmente fingió no sentirse mal?»

—¿Estás fantaseando conmigo? —doy un pequeño salto, sorprendida—. Pareces muy interesada en mi apariencia física.

—Eres más insoportable en la mañana. —lo hago reír—. Oye, ayer estuvimos en mi casa pero nunca devolví la chaqueta.

Apaga su móvil y vuelve a beber de su café, con calma.

—Está bien, no obtengo de regreso las cosas que doy. —alega.

—¿No me digas que no necesitas ese broche de Miles de dólares?

Se gira hacia mí con gracia y e inclina su cuerpo peligrosamente. Observa mi ropa a modo de escaneo y luego se fija en el collar que adorna mi cuerpo.

—Sabes vestir al menos. —estoy apunto de golpearlo hasta que termina su frase—. Deberías usarlo justo debajo de aquel collar, dale a la gente de qué hablar.

Se aleja sin decir nada más y suelto todo el aire de mis pulmones. Peor, ¡¿Cuándo se me cortó la respiración?!

—Es un… ¡Aghs!

***

Me encuentro un poco nerviosa cuando se nos avisa que la entrevista está apunto de comenzar. Jay nota mi incomodidad, resultado de no estar acostumbrada a este tipo de eventos.

—Si lo haces bien —susurra—, haré algo vergonzoso para que puedas reírte de mí.

No tengo tiempo de responder porque la música de fondo nos hace saber que estamos al aire.

***

Faltando minutos para terminar, la entrevista parece acabar de forma gratificante.

O eso creía.

—Señor Paltrow. —ambos nos intrigamos pues no habían más preguntas en el guión—. Es un poco sorprendente verlo convertido en un gran empresario como su padre quería. Pero aún tenemos una duda que no nos ha dejado en paz.

Jay luce confundido.

—¿De qué habla?

—¡De un momento a otro, la señora Paltrow desapareció del mapa! —puedo sentir la tensión en el lugar, Jay respira con dificultad y aprieta los puños con ira—. ¿Puede usted… decirnos qué pasó con su madre?

En la misma página [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora