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—Voy a casarme.

Jay y yo casi escupimos el café. Vemos con sorpresa a la persona sentada con tranquilidad frente a ambos y luego nos miramos entre nosotros, estupefactos.

—Oye, ¿Estás siendo extorsionada?

Lila amaga con golpear a Jay pero luego retrocede.

—¿Por qué están actuando como si no pudiera ser capaz de casarme con alguien?

—¿Quizá porque te viste con esa persona por primera vez hace unas tres semanas? —inquiero.

Jay aún trata de procesar la información. Lila intenta organizar sus ideas para explicar con claridad.

—No importa cuánto me ame mi papá, al final tendré que casarme con alguien que le dé beneficios a largo plazo tanto a él como a mí. —explica con normalidad mi mejor amiga—. Jay, tú más que nadie lo sabes, cómo es este mundo.

—Podrías hablar con tu padre. —la persona a mi lado intenta ofrecer ayuda—. Yo también podría hacerlo, no quita nada intentarlo.

Lila ríe, sin gracia.

—No todos los padres son como el tuyo, Jay.

Nota que ambos mostramos una expresión de angustia y se inclina hacia nosotros, sosteniendo nuestras manos.

—Realmente me gusta. —confiesa—. También parezco gustarle y tenemos mucho en común. Por un momento en la cita, olvidé que fue mi padre quien la concertó. Siento que puede funcionar para ambos. Estaré bien con eso, tengo claro desde hace muchos años que este día iba a llegar.

Y es cierto, desde que éramos jóvenes nunca vi a Lila salir con nadie, su padre se encargaba de analizar a cualquier persona hacia la que se sintiera atraída y si no cumplía sus expectativas, simplemente la alejaba. Dejarla trabajar como mi manager fue lo único que permitió hacer a su hija para sobrellevar las responsabilidades de ser mujer dentro de la élite.

Toma su bolso y saca una invitación elaborada con costosos materiales. Sujeta la unión de nuestras manos y nos obliga a sostenerla.

—Solo una invitación porque parecen garrapatas uno con el otro. —ríe—. Mi mejor amiga y mi cliente, quien será mi dama de honor. Y tú, Jay, mi amigo y cuñado, que será mi padrino. Espero verlos a ambos el día de mi boda, pues son las personas más importantes en mi vida.

Las lágrimas empiezan a brotar en mí sin control, Jay limpia uno de mis ojos mientras Lila limpia el otro.

—Señor Paltrow, ¿Se da cuenta que tenemos una niña? —bromea mi mejor amiga con mi novio.

—Uhm. —Jay afirma, con burla—. Es una niña pequeña.

Miro fijamente a Lila que me sonríe con naturalidad.

—Espero que seas tan feliz que ni siquiera puedas creerlo. —le digo—. Gracias por llegar a mi vida, espero que la tuya sea mucho mejor de ahora en adelante.

Asiente.

—Puedes contar con nosotros para cualquier cosa. —Jay agrega—. Estaremos ahí sin falta, espero que la persona que eliges pueda llegar a quererte tanto como mereces.

Lila esconde su rostro brevemente para evitar llorar y luego vuelve a mirarnos.

—La boda es en algunos meses, hemos quedado de acuerdo en utilizar el tiempo antes de la ceremonia para conocernos mejor y pasar tiempo juntos. —comenta—. Espero que ustedes sean los siguientes.

Jay me observa con gracia, se inclina hacia mí y susurra:

—Toma nota, no quiero que te sorprendas después.

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