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—Pueden llamarme en caso de que necesiten saber algo más sobre los gastos del apartamento. Luego de firmar el contrato, podrán mudarse de inmediato.

Termino de dar las informaciones pertinentes a la joven pareja que tiene la intención de alquilar el apartamento, decisión que tomé luego darme cuenta que sería una pena mantener este sitio sin sacarle alguna ganancia mientras no estoy.

Permito que ellos salgan primero y luego lo hago yo, con la intención de acompañarlos hasta fuera del edificio. Una vez llegamos a la entrada me despido de la pareja y pretendo entrar nuevamente cuando los veo alejarse.

—Disculpe.

Me detengo al ver cómo un chico que aparenta aun estar en la escuela secundaria me llama. Intento averiguar si me he equivocado hasta que lo veo colocarse frente a mí, avergonzado.

—¿Es usted Snowflower, cierto? —pregunta, así que con un poco de duda, asiento—. Hemos sido vecinos por un tiempo pero nunca me atreví a venir a verla, vivo en el edificio de al lado.

—Ah… ¿Eres un lector? —pregunto con emoción, pues siempre es grato encontrarse con las personas que han hecho de ti lo que eres hoy en día.

El chico extiende una bolsa de regalos y lo que parece ser un…

—¿Qué es esto?

—15 de agosto, feliz cumpleaños. —sus palabras me dejan helada—. Mi novia lo preparó para usted. Le daba vergüenza venir, así que lo he traído por ella.

Acerco mis manos a él para tomar los obsequios mientras veo con felicidad el hermoso pastel repleto de flores, haciendo que mis ojos se llenen de lágrimas mientras toco la caja con delicadeza.

—Gracias.

Sus palabras me confunden.

—¿Por qué me estás agradeciendo? ¿No debería ser yo quien lo haga? —río.

—Incluso si ha sido herida en el pasado, gracias por seguir escribiendo historias que nos hagan creer en que podemos encontrar a alguien que nos ame así como lo merecemos. —mi boca se abre ligeramente, sorprendida—. Gracias a usted, yo supe ser paciente y esperar, hasta que pude encontrar a la persona correcta para dar todo mi amor y recibirlo de la misma forma.

—¿Por qué me haces llorar el día de mi cumpleaños? —me quejo, siendo imposible para mí limpiar las lágrimas debido a todo lo que sostengo.

—¿Debería limpiarlo por usted?

—¿Será tu regalo de cumpleaños también? —me burlo, logrando que deje de estar tan tenso—. Gracias.

—No fue nada difícil hacer el pastel.

—No hablo de los regalos. —digo—. Gracias, por creer en mi trabajo incluso cuando yo misma dudé de él.

El chico asiente.

—¿Podríamos hacer una foto? Quiero que mi novia lo vea.

—Uhm, hagamos algunas fotos para ella.

***

Llego hasta la editorial como de costumbre, sin embargo, me resulta extraño cómo todo aquel que cruza por mi lado me desea un feliz cumpleaños, incluso el personal de limpieza.

—¿Cómo ellos…?

Entro al ascensor y agradezco que no haya nadie más en su interior hasta que llego al cuarto piso, donde un grupo del equipo de marketing ingresa al ascensor mientras saludan.

Agradezco no recibir más felicitaciones hasta que uno de ellos parece recordarlo y se gira hacia mí con sorpresa.

—Oh, casi lo dejamos pasar, ¡Feliz cumpleaños!

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