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—¡¿Por qué no se apaga?!

Sostengo el móvil con mi mano izquierda leyendo cada una de las instrucciones mientras que con la mano derecha, me encargo de rociar sobre el sartén toda la tierra de aquella pobre planta a la que acabo de decapitar. Dudo mucho que un millonario como Jay no tenga asegurado este lugar pero conociéndolo bien, sé que me haría pagar cada centavo por haber incendiado su cocina.

El fuego disminuye pero no se disipa totalmente, aunque he probado unas 5 técnicas de internet aún no logro apagar completamente la comida que ahora parece un volcán activado. Observo el techo y agradezco haber disipado un poco el humo para evitar que la alarma de incendios se active.

Si convierto este lugar en una piscina lo más probable es que él me ahogue ahí mismo.

Estoy tan concentrada en mi labor como bombero que no escucho los pasos que se acercan a la cocina guiados por aquel olor a quemado que ahora se impregna en todo el lugar.

—Oye, ¿Qué haces tan tem…?

Me giro hacia el lugar del que proviene la voz y noto cómo el sueño que aún quedaba desaparece de Jay inmediatamente nota el estado de su cocina. Toma un paño y se acerca a mí con prisa para luego sostener el sartén y dejarlo dentro del lavabo mientras mantiene la llave del agua abierta y por fin, puedo ver cesar el fuego.

No gira hacia mí pero noto cómo su espalda se tensa y sus manos sostienen con fuerza los bordes del lavabo, entonces yo río con nerviosismo.

—Fue solo… un pequeño accidente.

***

Ambos nos encontrabamos sentados uno frente al otro en la gran mesa de comedor. Jay acaricia su cabeza con frustración y yo me obligo a guardar silencio antes de que me mate. Cierro los ojos fuertemente debido a la vergüenza y él decide romper el silencio.

—Son las 5:30 de la mañana… —susurra intentando guardar la calma, pero no lo logra y grita con frustración—. ¡¿Qué se supone que estabas haciendo?!

—¡Solo estaba intentando hacer el desayuno!

—¡¿Y para eso era necesario quemar mi cocina?!

Dejo a mi cuerpo hundirse en la silla y resoplo.

—Se supone que era para poder presentar mi escena romántica… —susurro—. Ahora ni siquiera voy a poder comer.

Jay niega sin poder creerlo y luego mira hacia el suelo en la entrada de la cocina.

—Entiendo eso pero… ¿También era necesario matar a la planta?

—¡En internet decía que se puede apagar el fuego con tierra!

Me señala amenazante.

—¡Tú…! —decide guardar lo que iba a decir y se pone de pie.

—¿Qué? ¿A dónde vas?

—Quédate aquí hasta que vuelva y no te muevas.

Ni siquiera respondo y prefiero hacerle caso antes de que me obligue a pagar por su sartén quemada.

***

Mi estómago parece enamorado del gran olor que emana la cocina, ni siquiera me permito mirar atrás y solo me limito a escuchar los movimientos en la habitación de al lado. De un momento a otro el ruido cesa y los pasos que se escuchan se detienen justo a mi lado, depositando un gran plato frente a mí. Mis ojos se agradan con sorpresa y veo a Jay dar la vuelta mientras sostiene su plato, sentándose frente a mí.

—¿Qué es esto? ¿Acaso pediste comida?

La verdad es que me costaría mentir si no hablara de lo bien que se ve la comida dentro del plato y el aroma que emana.

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