TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔

Capítulo 1 · Un Ángel En El Camino.

➤NAIN ·

Abrió la puerta del apartamento, seguía igual a como lo recordaba —con los mismos muebles, la hookah al lado del sillón, las lámparas con esos pañuelos rojos encima, el cenicero encima de la mesita de centro y cajas de cigarros—, de nuevo ese sentimiento de nostalgia me hizo sentir un fuerte dolor en el pecho, una especie de punzadas en el corazón que me dejaban sin aire en los pulmones.

—Tanto tiempo sin venir a este lugar, no creo que pueda...

—Entra y ya, Nain... No sigas resistiendo, de una vez llora porque estoy a punto de hacerlo yo —soltó con desespero y volteé con él.

Sus ojos llenos de lágrimas provocaron que mi llanto fluyera —y estaba con la persona que tenía toda mi confianza y cariño—, no pude aguantar más, volví a llorar con él abrazándome y acompañándome en este momento.

—Mera, entremos...

Me aparté mientras limpiaba mis lágrimas e intentaba contenerme, no lo lograba. Los recuerdos me invadían —uno tras otro hasta marearme—, mi amigo me tomó del brazo y me llevó hasta la pequeña mesa de comedor, jaló una de las sillas y me hizo sentarme en ella.

—No vinimos pa’ llorar, ¿que no quería’ fumar, ah?

—Tú también estás llorando, bobo —me quejé recargándome sobre mis brazos al mismo tiempo que los cruzaba y los ponía sobre la mesa.

—Yo vine antes y lloré más —respondió mirándome fijamente con lágrimas deslizándose por sus mejillas.

—¿Vamo’ a beber? Yo quiero...

Rodó los ojos—. Sí, si... Lo que tú pidas mi amor, pero primero hay algo que quiero mostrarte y después de eso, tú y yo nos vamo’ a festejar que casi cumples años.

—No, no... En verdad, Hydruski...

—¿Qué? —unió sus cejas al oírme decirle así—. Mera, no empieces con eso... Chica, eso no.

Me reí—. Creí que tenía el permiso pa’ llamarte Hydruski cada que algo me jodiera ‘e ti.

—Esa mierda suena como husky, olvídate...

Se perdió por el pasillo mientras maldecía y murmuraba par de cosas, yo lograba oír como se quejaba por haberlo llamado así —apodo que le había puesto Yeruza cuando algo le jodía de su hermano—, y en ocasiones yo lo hacía para dejarle saber que algo me molestaba y parara con eso.

—Fíjate en esto.

Traía consigo un par de cajas y bocinas, esa computadora vieja y rollos de cables.

—Tú no me va’ a grabar, ¿verdad?

Negó—. ¿Con esa fea voz después de haber llorado? ¡Ni que estuviera loco!

Sonreímos, yo me limpié las lágrimas —por fin pide controlar mi llanto—, me levanté para ayudarle con lo que quisiera hacer con toda esta mierda que ya había dejado encima del comedor y empezó a armar su seteito.

—Deja le paso un pañito húmedo a esto, está cubierto de polvo.

—Dale, yo voy por unas cosita’ más y vuelvo... Ten mucho cuidao’ con esto, Nainita...

—Sí, si...

Mojé un poco la mesa y comencé a limpiar poco a poco —sentí escalofríos al hacerlo—, mi piel se erizó por completo, especialmente por detrás de mi cuello y volteé —no sé que carajos me pasó por la cabeza—, negué sintiéndome mal conmigo misma y de pronto, llegó Hydro con una extensión de enchufes y una enorme sonrisa entre sus labios.