Capítulo 29 · Cena+Postre.

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➤COURTZ ·

Habían pasado más de tres semanas después de lo que pasó con Nain en su cumpleaños, me la pasaba obsesionado con ella, no podía dejar de pensarla y por eso, me la vivía con dos, tres, incluso cuatro mujeres en mi penthouse, ya que la cuenta de insta de Nain, la bloqueé.

No quería saber de ella, no quería volver a verla y se lo escribí en un mensaje antes de bloquearla y sé que todo fue por lo que sucedió con Casper y lo que ella le dijo. Tenía que vengarme, por eso la dejé esperando por un beso aquel último día, no me interesaba más, hice lo que tenía que hacer con ella y hoy, buscaba otra distracción.

—No es una cita, Vanessa... Es una cena, normal... Como panas, ¿vas conmigo? —le decía por medio de un voice.

«Dale, dale... En treinta minutos pasa por mi, estaré lista.»

—En punto, no quiero esperarte.

«Si, si... Llegale.»

—Okay, te llamo cuando esté ahí.


「 En la mesa 」


Veía el menú por décima vez, leía todo y no se me antojaba nada, hice eso varias veces y aún así, no ponía atención a lo que leía, mi cabeza estaba en otro lugar. Ni siquiera tenía hambre, yo quería emborracharme y tener sexo, más nada y sé que podía hacerlo con Vanessa.

—Omar, ¿qué te pasa?

Levanté la cara de esa jodienda, me fijé en ella y volvió a preguntar.

—¿Estás bien? Te noto algo distraído, ¿pasa algo?

Negué—. ‘Tamos bien, ¿te decidiste ya? ¿Qué vas a pedir pa’ cenar?

—No sé qué pedir, ¿que se te antoja a ti?

La miré por un rato sin decir nada, sabía que podía llevármela y hacer lo que quisiera, ya una vez pasó y podía volver a pasar si yo quería, suspiré cansado y leí nuevamente el menú, lo primero que pude leer, fue lo que dije en voz alta para que ella me escuchara.

—Una ensaladita de espárragos al vapor con salmón y fresas, algo ligero... Y un vinito pa’ acompañarlo —respondí leyendo la carta y la bajé al terminar.

—Bueno, quiero eso mismo —sonrió.

Llamé al mesero para pedirle la cena, se fue después con los menús y nos quedamos a solas, Vanessa con su celular, riendo y escribiendo a la vez, yo con mi mente en otro lado, mirando alrededor y tratando de bajarle al estrés que sentía, la tensión en mi nuca y hombros comenzaba a joderme.

—Omar, después de aquí... ¿Pa’ dónde es que vamos?

—Pal’ Liv.

—¿De verdad tú me vas a llevar pa’ allá? —su emoción era notoria, asentí seguro de lo que había dicho ella sonrió aún más—. Será la primera que iré ahí, nunca había ido al Liv...

—Entonces, disfrutate la cena que después vamos pa’ allá...

Y luego de un rato, cenamos los dos tranquilos —hablando de tonterías que no me interesaban—, escuchándola más que nada, aunque no le ponía tanta atención y simplemente le decía que si o que no.

Terminaba de cenar mientras sentía que alguien me miraba, no levantaba mucho la cara al intentar buscar quién era. La vista hacia los lados muy cautelosa y nada, no lograba ver, volví a comer y trataba de ignorar esa sensación hasta que Vanessa habló por última vez.

—Hace rato... Nos pasaron por el lado unos... Muchachos, varios hombres y unas chamaquitas con ellos, nos miraron mal —dijo comiendo—. Me sentí incómoda por como se fijaron en mi, yo no sé quiénes sean pero, su manera de verme fue... Muy fea, Omar.

Asentí—. Así es la gente de aquí, te juzgan sin...

Levanté mi cara, vista al frente entre unas cuantas mesas y la vi —bajé la mirada, dudé un poco de lo que miré, ¿me estoy volviendo loco?—, volví a fijarme y sí, era ella, dejando la servilleta que llevaba en sus manos sobre la mesa y poniéndose de pie, sin apartar su mirada de mi.

—¿Qué pasa? —se movió a ambos lados, cogí la copa de vino y tomé.

—Nada, nada...

Mis ojos seguían pendientes a ella y ese caminadito, tenía que ser discreto —pues Vanessa ya se dió cuenta que estoy poniendo toda mi atención en alguien más—, me limpié las manos y hablé bajito:

—Voy al... Voy pal’ baño, rápido...

—Okay, sí... Está bien, no te tardes mucho que me incomoda cenar sola en un lugar como este.

Asentí—. Voy rápido.

Y me levanté yendo detrás de ella, por otro lado, sacándole la vuelta a la mesa donde se encontraba Casper cenando con Nain y otras personas más que no reconocía. Miraba detrás de mi, a los lados, no quería que me vieran entrando al baño donde esa mujer se metió.

Abrí y ahí estaba ella, recargada en el lavabo poniéndose un brillo en los labios, viéndose al espejo. Me miró hasta las tenis, instintivamente hice lo mismo con ella —un vestido negro pegadito, tacos del mismo color—, su cabello castaño se robaba mi atención más que cualquier cosa, además de esa mirada “sin interés” que tenía sobre mi.

—Es el baño de mujeres —dijo guardando esa jodienda en la carterita que estaba encima del lavabo.

—No me importa, ¿qué hacías mirándome?

—¿Cuándo? —preguntó exaltada, me reí.

—Hace rato, Nain... Cuando estaba allá sentado, cenando con Vanessa —expliqué rápido, ella se encogió de hombros e hizo un mohín haciéndose la loca.

—No te había visto...

—La sensación de que alguien estaba mirándome me tenía como loco, buscando a ver quién era y casualmente tú estabas en esa dirección... Ahí dejé de sentir incomodidad.

—No sé de qué hablas —se dirigió a la puerta después de estarse mirando en el espejo, dizque arreglando su cabello y ese vestido.

Se lo impedí recargándome en la puerta, Nain quedó frente a mi y sin pensarlo, la tomé del brazo y la volteé, poniéndola frente al lavabo, con las dos manos encima y yo apretándola por la cintura.

—Mi hermano me espera en la mesa...

—No vamos a tardar.

Me encajé detrás de ella, me le pegué lo más que pude y la tomé por el cuello, levantando su cara y obligándola a verse en el reflejo, dejé un beso detrás de su oreja y cerró los ojos al sentir mis labios.

—¿Me extrañaste? —me burlé.

—¿Tenía que hacerlo? Después de como me dejaste en mi habitación, y hoy te encuentro con una cabrona aquí, ¿me extrañaste tú? —oí esa risita burlona y abrió los ojos, mirándome a través del espejo.

Asentí—. To’ los días, no importa que hoy esté con ella... Mañana vuelvo a extrañarte y así, a diario.

—¿Cada que estás solo?

—¿Y tú?

Se mordió los labios y bajó la cara mientras acariciaba sus caderas y subía su vestido. Estaba un poco ajustado pero, con poca fuerza lograba subirlo y dejar esas nalgas al descubierto, completamente para mi.

—Sin pantie...

—Con estos vestidos no se necesitan —murmuró jadeante.

Azoté con mi mano, demasiado fuerte haciéndole gemir. Sentí escalofríos a oírla, todo en mi se puso caliente y Nain, mirándome con una sonrisa traviesa, fue lo que me incitó a seguir, después que ella misma se ponía en posición y me echaba ese culo para atrás.

—No tengo tiempo pa’ perder, ¿qué vas a hacer ahora, papi?

TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora