Capítulo 40 · Desarrollo.

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➤NAIN ·



Mi hermano me guiaba a mi habitación en casa de mami, ya ella estaba haciendo la cena y Julio me llevaba casi en los brazos hasta mi cama. Con mucho cuidado, me sostenía y pasito a pasito por fin me dejé caer, mientras él entendía las luces.

—¿Sigues sintiéndote débil?

Asentí acomodando par de almohadas y me recargué de lado en ellas.

—Pero, todo bien... Solo quiero comer algo, descansar... —suspiré llevándome una mano a mi frente, mi hermano seguía mirándome.

—Okay, ya mami viene con eso —decía viéndome raro, yo no podía soportar esa miradita.

—Deja de verme así, Julito... Dime, ¿qué pasa?

Rió bajito—. Mejor dime tú, ¿qué pasa?

Rodé los ojos hasta casi dejarlos en blanco, su risa fue más notoria y también me reí, por lo bobo que era.

—No pasa na’ es mi pana.

—Hm, estuve hablando con él antes de que entrara a verte...

Me incorporé de inmediato y esperé a que continuara, sonrió con burla.

—El brother está enchulao’ contigo, ¿van pa’ algo serio? ¿Qué piensan hacer? —decía observando todo alrededor y luego, fijándose en mi.

—Yo no quiero na’ con Omar, él es...

—¡Es bueno! Y te quiere, ¿qué más tú buscas, Nain? El tipo te salvó la vida, gracias a Dios...

—¿Y qué? ¿Tengo que ser su jeva na’ más por eso? ¿Le tengo que agradecer por salvarme la vida siendo algo suyo?

Negó—. Claro que no, baby... Lo que digo e’ que si tú estás igual de loca por él... ¿Por qué no intentan algo?

Arqueé mis cejas y lo miré incrédula, boquiabierta. Totalmente sorprendida, me reí en su cara.

—¡Wow! Es que, el tipo es tu mejor amigo ahora... ¿Qué pasó si tú no lo querías cerca mío, ah?

—Pasó que hablé con el pana, le pregunté que cosa buscaba contigo, porque te recuerdo, mi amor... ¡Qué la famita de palgo’ la tiene! So, yo mismo busqué las mentiras en sus palabras y en verdad, el cabrón no dijo ninguna...

Bufé.

—Aunque no lo creas, ese cabrón... Acho’ no quiero ni decirte esto, porque... —gruñó, lo oí caminar y volteé a verlo, negaba con la cabeza—. Ese cabrón, con la mala fama y to’ eso que se sabe de él, puñeta... Son puras falacias, el tipo está puesto pa’ ti, y sé que si tú lo rechazas, va a hacer lo mismo que yo cuando me dejé de la mai’ de los nenes.

Aseguró dándose la vuelta, dirigiéndose a la puerta y cuando estuvo a punto de salir de aquí, me miró por última vez y con esos ojos tan profundos puestos sobre mi, me habló con firmeza.

—Piensa bien en lo que tú vas a hacer con ese cabrón que te quiere bien, pa’ en serio... Y que no quiere esconderte, como tú y yo sabemos que lo hizo... Aquel.

Y justo así, fue que salió dejándome a solas con miles de pensamientos.

「 Después de cenar 」


Recostada viendo al techo, pensando en todas las cosas que me llegaban a la mente desde que comencé a cambiar, para mal. Desde esa noche en que llegué al party de Héctor y Julián, con mi vestido blanco de satín y con brillos en todo el cuerpo, tacos altos y con poca joyería, elegante —sonreí, que boba—, lo lindo que me habló Julián, las caras de Héctor cuando lo escuchaba hablándome así y la noche en que me encontró durmiendo en la cama de su hermano, con una t shirt de él y nada más.

Recordaba cada pequeño detalle a la perfección, aunque después de todo lo que parecía ser bueno, se tornó de otra manera y ahí, fue que mis problemas comenzaron.

—Casper tiene razón... Omar es bueno, él no es como... —suspiré, me dolía en el alma decirlo—. Solo me buscaba para meterme a su cama, me dejaba sola y se iba cuando terminaba, ¿por qué no me di cuenta? Y Noelia ahí, bendito...

No quería seguir con esto, realmente no.

Me giré en la cama, vi la hora en mi celular y apenas eran las 2am —yo sin sueño—, me levanté y bajé, fui directo a la puerta y salí de la casa, me senté frente a la entrada y me quedé mirando al cielo en la oscuridad —algo que yo hacía junto a Héctor y mi hermana Debbie—, un suspiro involuntario se me escapó de los labios, los que sentía resecos así que humedecí un poco con mi lengua y en silencio, veía las estrellas.

Las palabras de Debbie —esos consejos que ella me daba, me hacían falta ahora—, su voz hacía eco en mi cabeza.

—Dame luz, Nani... Es lo único que necesito ahora, luz —mis lágrimas rápidamente bajaron por mis mejillas, me costaba mucho contenerme.

Perder a mi hermana, a mis sobrinos y a Ángel, quién se había convertido en mi “papá” por así decirlo, era demasiado doloroso. No acababa de salir de una depresión, para caer en otra aún más profunda y dolorosa. Lo peor de todo era que, dentro de todo eso, habían demasiadas cosas que yo ocultaba a mi familia, la única persona que sabía era Debbie y, ella había sido la que me mantenía en alta después de tanto, pues el tema era delicado y sabía que si alguien se enteraba —como Hydro o Lynnie—, mi vida se volvería un caos, y no quería eso.

Los pensamientos buenos y otros un tanto malos, daban vueltas en mi cabeza.

Buscaba soluciones, buscaba respuestas.

Y al poco tiempo de estar aquí afuera y tener ciertas cosas en claro, escuché el ruido de una motora acercándose, justo se detuvo en la acera y al bajarse, venía directo a mi con una sonrisita entre sus labios y un pasito lento. Dentro de mi, hubo una extraña sensación al tenerlo tan cerca y sonreí.

—¿Qué tú haces aquí afuera? —sacó su celular y miró la pantalla—. Dos y treinta, baby...

—No podía dormir, y no pienso tocar esas pasti’ que me dieron.

Asintió—. ¿Y ya te sientes mejor?

Me levanté del piso, Omar rápidamente me tendió la mano, ayudándome y nos quedamos así —a poca luz, viéndonos a los ojos—, sonreímos como dos idiotas y lo abracé por encima de sus hombros.

Él me rodeó con un solo brazo por la cintura y bajó un poco, apretándome de la cadera, pegándome a su cuerpo con algo de fuerza, escondiendo su cara entre mi cuello, respirando hondo. Yo inmóvil, recargué mi cabeza en su pecho y me quedé parada de puntitas, sin decirle nada.

¿Qué podría decirle? Esto significaba mucho.

TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora