Capítulo 33 · Te Subes.

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➤NAIN ·


Yo no sé si ya el alcohol estaba haciendo efecto en mi —porque creo que estoy alucinando—, o quizás si estaba pasando esto, en mi propia cara pero, no veía bien. Las luces me mareaban si trataba de enfocarme, aunque no quería parecer obvia por si acaso esta situación era real, debía disimular un poquito al menos.

—Voy al baño —le dije a Nio, quién estaba más cerca de mi.

—Que vaya Shei, contigo...

Negué rápidamente, pues no quería ir. Ese era el único pretexto se me cruzó por la mente, mi error fue decirle a Nio quién sonrió al darse cuenta que era una mentira y me hice la loca, riéndome con él.

—Vuelvo rápido.

—Con cuidao’ Nain... No vayas a hacer una loquera, ¿ta’ bien?

Sonreí alejándome, caminé despacio hasta tenerlo más cerca y definitivamente, era él besando a una cabrona tetona como si el mundo se acabara mañana. Y es que tampoco podía parar de caminar en esa dirección, había algo ardiendo dentro de mi que me obligaba a ir con él.

Mis pasos eran firmes, mis ojos seguían sobre ellos y más me molestaba, al darme cuenta que el cabrón se la gozaba con esa chamaquita.

No tardé en idearme un plan para que se diera cuenta de mi, era bobo y obviamente sabría que me mordí por verlo con ella cuando hace rato, tuvimos un encuentro poco casual en el baño del restaurant.

—Uh, sorry —me hice la loca, volteando detrás de mi, fingiendo que alguien me empujó y volví mis ojos hacia él.

Al cruzar miradas y hacer como si verlo con ella no me molestara, seguí caminando y a los pocos pasos, sentí una mano aferrarse a mi brazo, obligándome a voltear y ver de quién se trataba.

—¿Qué haces aqui? —casi estaba pálido.

—¿No e’ obvio, papi? Es una fucking discoteca, claramente estoy disfrutándome la madruga’ —respondí sarcásticamente con una sonrisa fingida en mis labios.

—¿Sola?

—Bueno, ¿a ti qué? —arqueé una ceja, él miró a ambos lados con una sonrisa burlona.

—Ah, con tu gente...

Al parecer, los miró y asentí.

—Okay, ya te dije “perdón” por haberme chocado ahí contigo e interrumpir tu momento romántico con esa...

Dispuesta a alejarme de él, di unos cuantos pasos y nuevamente Omar me jaló del brazo, haciéndome parar y voltear con él.

—¿Qué tú quieres conmigo? Deja que yo siga por ahí, estoy en la búsqueda baby... Suéltame, ¿qué te pasa? —casi le arrancaba la cara con mis uñas.

—Nain... ¿Por eso te acercaste?

—¿Por qué? ¿Porque estabas con la hija ‘e puta esa comiéndole la boca? —respondí asqueada y negué uniendo mis cejas—. No, no... Yo estaba pasando por ahí, alguien me empujó... Yo ni siquiera te vi, hasta que...

Rió descaramente, mirando alrededor.

—No pienses que yo vine con esta mentira pa’ que me vieras —sonreí con burla—. No te creas tan importante, mi amor... Pa’ mi no ere’ na’.

Asintió elevando sus cejas casi boquiabierto, arrugué mi nariz aún deseando meterle par de puños y me di la vuelta, no sin antes sentir sus enormes manos sobre mi cintura y él empujándome por detrás, llevándome hacia la pared y yo, feliz de que me lleve.

Paramos al estar ya más escondidos, juntitos y en una zona con poca luz. Él estaba sobre mi, literalmente, frente a frente —Omar un poco inclinado para estar a mi altura—, yo estirándome para poder alcanzarlo, veía esos dientes suyos con diamonds y me hacía sonreír de tan solo pensar en que pasaría ahora.

—Te la compro —dijo sobre mi oído y se alejó mirándome a los ojos, asintiendo.

Me colgué de sus hombros y me acerqué a su oído.

—No eres na’ Courtz, ¿me puedo ir ahora? ¡Necesito volver con mi hermano!

—Si, si... Repites eso pa’ hacerme creer que es verdad y que e’ eso lo que tú sientes pero, ni tú te lo crees, chulita... ¿Por qué no aceptas que te mordió verme con ella? ¿Tanto te cuesta perder el orgullo? ¿Es guerra de egos lo que hay en tu cabeza? —se alejó sonriendo, burlándose totalmente.

Arqueé mi ceja y volví a acercarme a su oreja.

—Ni es guerra, ni eso fue na’... Yo te vi cuando me empujaron, bebé —fingí reír—. ¡Por Dios! ¿En verdad te crees tan importante? Si yo tengo varios cabrones detrás... Hace rato estaba con alguien...

—Deja esa vuelta, si traes los labios bien lindos... Con ese glossy rico intacto...

Reí mirando hacia abajo, sentí su cuerpo acercarse al mío y rápidamente levanté la cara, encontrándome con él justo frente a mi, sentí mi cuerpo arder.

—Aléjate, que hasta acá me llega el olor de la perra esa con la que te estabas besando, cabrón —puse mi mano sobre su pecho, intentando mantenerlo a una distancia prudente.

—So, ¿tú estás encojona’ conmigo por la chamaquita esa? No me quieres cerca, por haber estao’ ahí con ella, ¿eso e’ baby?

Negué—. No me interesa lo que tú hagas, no quiero tenerte cerca porque no eres lo que estoy buscando hoy, ¿me puedo ir ahora?

Sus manos me mantuvieron pegada a la pared, estaban sobre mis caderas y él ahí, inclinado hacia a mi, a muy poca distancia, viéndome a los ojos y mordiéndose el labio inferior.

—Vente conmigo al hotel...

Me reí—. Pero, ¿tú quieres que a mi maten?

—Quiero que te quedes conmigo hoy, ¿me acompañas al hotel? —decía mirándome fijamente a los ojos—. No hay necesidad de hacer algo, simplemente hay que hablar Nain... Porque yo me estoy volviendo loco, no sé si me estoy envolviendo contigo... Puñeta, ¿podemos hablar de lo que pasa?

—¿Y qué es lo que pasa, Courtz? Porque solo han sido encuentros, sexuales... No hay más na’ ¿te estás envolviendo? Eso es tu problema, no mío —intenté hacerlo a un lado e irme pero, no pude ni moverlo.

Lo miré a los ojos, con fastidio —aunque me encantaba haberlo oído decirme todo eso—, pero, verlo con esa cabrona me jodía y no, realmente no quería tenerlo cerca.

—Nain, yo no sé que carajo’ tengo contigo... Yo te veo en todas partes... Tenemos que hablar de esto porque tú no vas a negarme que también sabe’ lo que está pasando entre los dos.

Negué—. Vine con mi hermano, tengo que irme con él...

—Pues me vas a perdonar mamita...

Me jaló de la mano y empezó a caminar sin soltarme. Yo tratando de no caerme, iba siguiéndolo con el corazón latiendo como loco y mi adrenalina al mil, me reía de esta loquera porque sinceramente, no esperaba que él hiciera esto solo por querer hablar conmigo.

—La guagua está por aquí, bien cerquita...

Se buscaba las llaves por todos lados, como un maldito loco y me veía. En cambio yo, con mensajes de mi hermano por medio de instagram y como no le respondía, comenzó con las llamadas.

—No puedo, Omar... Ya mi hermano está llamando, tengo que...

—No, no... Sube, sube...

Desesperado, abrió la puerta para mi y casi mr avienta. Aunque primero se quedó mirándome y sonrió, yo seguí inmóvil sin decir nada y él apuntó dentro de la guagua.

—¿Vas a subirte?

TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora