➤NAIN ·
«Estoy afuera.»
Al minuto que leí ese mensaje de Omar, me fijé por la ventana. Ahí estaba en su guagua, recargado en el capó mientras veía a ambos lados —justo enfrente, donde estuvimos toda la madrugada—, yo en pijama con un moño alto y mascarilla, comiendo papitas; respondí sin mucho ánimos.
—Vete. Estoy ocupada.
«Será rápido.»
—Son casi las dos de la mañana, ¿puedes venir otro día?
«Estoy aquí desde las doce, ¿no puedes dormir? Veo que enciendes la luz a cada rato.»
Bufé—. ¿A él que le importa?
Anyways, me puse unas sandals y me quité la mascarilla. Limpiaba mi cara con una toalla mientras bajaba, no había mucho qué hacer, estaba aburrida y me intrigaba saber que era lo que este presentao’ quería ahora.
Me acomodé el mono que llevaba por pijama —era de short corto, el cual se subía y se enrollaba en los muslos—, dejé mi celular sobre la mesa del comedor y fui a la puerta, abrí muy despacio, no quería despertar a mami. Salí sin hacer mucho ruido, emparejando la puerta sin llegar a cerrarla por completo y él me miró.
Su vista estaba clavada en su celular hasta que oyó mis pasos y fue que levantó la mirada, seguido de esas cejas y sonrió.
—Vamo’ a arreglar la situación y me voy —soltó al verme llegar con él—. Lo que me dijiste por la tarde, cuando fuiste... Era cierto, sé que hacen esas dos y sí...
—Resúmelo, tengo que volver adentro —interrumpí, sinceramente hoy mi humor no estaba para soportar esto.
—Okay, sí.
Se paró frente a mi con sus manos en los bolsillos, yo cruzada de brazos sin bajarle la mirada y él, mirándome fijamente.
—¿Estás soltera?
Puse los ojos en blanco, bufé al mismo tiempo que asentía y volvía a fijarme en él. Sonrió tras mi gesto y la forma en que lo hizo, me removió algo en el estómago, algo que intenté disimular, bajando mis manos como si él fuera a darse cuenta de lo que sentí. Aunque mis nervios se hicieron notar, mis mejillas ardían.
—Na’ más eso quería saber...
La confusión se apoderó de mi completamente al oírlo decirme eso y verlo acercarse. No supe qué hacer o como reaccionar, porque al mismo tiempo, Omar me tomó de la cara —instintivamente mis manos se aferraron a las suyas—, apretó mis mejillas con algo de fuerza y me besó.
Mis ojos se cerraron por si solos al sentir los labios de Omar chocar contra los míos, aflojando un poco su agarre y nuestros cuerpos pegándose más. Sin siquiera reaccionar del todo, estaba correspondiendo al beso y siguiendo su ritmo, fluimos.
Nuestros labios encajaban a la perfección, mientras yo inclinaba un poco mi cabeza, él iba hacia el lado contrario y aprovechaba el ángulo para saborear mis labios.
Me dejé llevar por él.
Sus manos bajaron y fueron por mi espalda, obligándome a estar casi piel con piel. Una de ellas se aferró detrás mi cuello y hombro, como abrazándome mientras que la otra bajó hasta mis caderas, yendo al borde del mono y sus dedos, intentando subirlo. El calor de la situación iba en aumento al igual que mis ganas, mi corazón se había acelerado y mis manos, ya estaban rodeándolo por la cintura. Comenzaba a faltarme el aire, pero sus labios eran adictivos —además besa delicioso—, iba de un labio a otro, deslizaba su lengua sobre la mía y se apartaba lento, succionando sin despagarse mucho de mi.
De pronto, azotó su mano contra mi nalga —al borde del mono y apretó con algo de fuerza—, y fue justo ahí que yo lo empujé del pecho, me dió un último mordisco antes de separarnos y nos miramos a los ojos.
Sentía mi rostro caliente, no podía enfocarme en él, mi pecho subía y bajaba rápidamente, me faltaba el aire pero Omar estaba como si nada, sonriendo sin dejar de verme y yo con miles de espasmos.
—Voy a volver —casi tartamudeé.
Asintió mordiéndose el labio inferior, con una media sonrisa que se le iba para un lado, y una ceja arqueada que lo hacía ver como un completo bandido.
—Yo también, mami.
Me di la vuelta y caminé lo más rápido que pude hasta la puerta de mi casa; no sin antes voltear y verlo ahí, en el mismo lugar, con esa mirada y esa sonrisa traviesa. Expulsé el aire contenido en mi pecho con fuerza, relajé el cuerpo y nuevamente, continué con mi camino a adentro.
Cerré la puerta y recargué mi frente en ella, una risita estúpida se escapó de mis labios y negué.
—Dios mío, pero... ¿Qué le pasa a este loco?
—¿Dónde tú estabas, Janelle?
Brinqué del susto y volteé encontrándome con mami en su bata de dormir.
—Vinieron a buscarme, estaba afuera... No era nada importante.
—¿Y porque se besaron?
—Él me besó... Me tomó por sorpresa, no fui yo.
Rió negando—. Yo miré como te agarraba ese chamaquito, no me vas a hacer tonta...
—Mami...
—Es tarde. Vete a dormir —dijo subiendo por las escaleras, dándome la espalda y exhalé.
—Si, sí.
De nuevo, sentí un alivio y una pena. Aunque no quise hacerle mucho caso, fui a la cocina y me serví un vaso de agua, mi celular timbró y lo miré encima del comedor, corrí a ver qué era y sí, era él.
«No fue un chiste, voy a volver.»
—Espero que no.
«No me digas eso. Si yo sé que te gustó cuando te besé.»
Me limité a abrir ese último mensaje, subí a mi habitación y me dejé caer en la cama, aún con la luz prendida y cerré los ojos.
Aunque de nuevo, a mi celular le llegó otra notificación y después, una llamada por instagram.
—¿Qué quieres?
«Verte la cara... Dime si te gustó como te besé.»
Tenía esa sonrisa burlona en el rostro, la sonrisa típica de los hombres como él —que ven a las nenas como un premio—, negué con un mood diferente al de hace rato y respondí:
—¿Necesitas mi aprobación? ¿Un diagnóstico de como es que tú besas?
Soltó una risita escandalosa, de esas que molestan y negó, no veía la pantalla del celular, obviamente estaba guiando.
«Pa’ la próxima te voy a besar de otra manera.»
—Prefiero que no lo hagas... Besas muy mal.
«Tendré que practicar más con alguna nena por ahí.»
Asentí.
«¿Me ayudas a practicar?»
—Voy a dormir ahora, espero no verte más.
Después de escuchar su risa por última vez y sonreírle de vuelta, nos quedamos en silencio, él mirando en ocasiones y yo atenta, hasta que asintió despacio soltando un fuerte suspiro.
«Descansa, mami.»
Sonreí y enganché, fue ahí que sentí de nuevo, esas maripositas en el estómago.
—Diablo, mano... Que tipo tan jodón —rodé los ojos y volví a reírme como una loca después de ver un último mensaje suyo.
«Sin mucho texto, voy a resumirlo... Quiero besarte de nuevo.»
—Jamás pasará.
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TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔
Hayran KurguCourtz se había cansado de todas esas relaciones que terminaban destruyéndolo por completo, no quería pasar por lo mismo y ahora su hobbie era, tener en su cama a cualquier mujer para únicamente, satisfacerlo. En cambio, Nain tuvo un par de relacion...