Capítulo 61 · 360.

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➤COURTZ ·

—¡Omar!

Oír ese grito por parte de Nain me puso en alerta, me encontraba abajo en la sala —jugando play—, tenía que subir corriendo por las escaleras y eso mismo hice, como un loco fui brincando los escalones.

—¿Donde estás? ¡Nain! —gritaba abriendo la puerta habitación, empujándola con fuerza.

—¡Acá, ven rápido! —su voz era algo horrible.

La piel se me erizó al verla así, tan asustada y tirada en el piso, de rodillas con sus manos alrededor de su vientre.

—Me duele, me duele mucho...

—¿Sangre?

Negó—. Contracciones, yo creo... En verdad, que no sé... Pero, no puedo respirar...

—Okay, okay... Ven, mami.

La agarré en brazos, como si de un bebé se tratara y me levanté, llevándola a ella hasta la habitación para dejarla en la cama.

—¿Qué hago? ¿Qué? Dime, pa’ yo hacerlo ya mismo...

Oí una risita por parte suya, bien bajita y volteé.

Tenía un gesto de dolor en la cara y de burla a la vez, apuntó debajo del closet.

—Ahí está todo listo, solo nos vamos a llevar eso...

—¿Tres maletas?

—Es lo que necesito, por favor.

Volvió a quejarse del dolor, tratando de que se pasara y me miró, yo estaba realmente asustado y emocionado a la vez, verla así me ponía mal, demasiado nervioso y saber que ese bebé ya pronto estaría con nosotros, me llenaba de alegría.

—Si mami, ¿te llevo en brazos o..?

—Bajamos lento, caminando despacio...

Me acerqué a ella con la maleta del bebé colgando de mi hombro, le ayudé a levantarse, todo a su ritmo y la abracé.

—Así mismo, así vamo’ a bajar...

—Ta’ bien mi amor, dale —besé su mejilla.

Poco a poco fuimos avanzando, necesitaba mantener la calma y seguir el ritmo al que Nain podía avanzar. Yo cuidaba de ella, de que sus pasos fueran firmes ya que, mientras bajábamos, le seguían dando esas contracciones y yo, no podía hacer más que, sostenerla cuando ella casi se tiraba de rodillas al piso por el dolor.

—Estamos a na’ de llegar a la guagua, mi amor —le hablaba bajito, mirándole esa carita preciosa—. A na’ de llegar y montarnos pa’ irnos, baby... ¿Puedes seguir así o te llevo en brazos, ma?

Dió un respiro hondo, realmente profundo y casi ahogada, respondió:

—Okay, llévame tú que yo no aguanto.

No necesitaba decírmelo dos veces, la cargué de una y en lo que ella abrió la puerta de la casa, salí casi corriendo y la dejé en su asiento, le puse el cinturón, fui por las cosas que faltaban dentro de la casa y cuando regresé, Nain estaba reclinada hacia atrás, con las manos en el vientre y acariciando de arriba a abajo.

—Ya nos vamos, mami... Ya nos vamos.


·



Cada vez estábamos más cerca de llegar a la clínica, y entre más avanzábamos, sus gestos y la manera en que se quejaba de los dolores, como me hablaba y respiraba, me ponían peor.

—Ay, Dios mío... Yo no puedo... Yo no puedo, Omar.

—Ya vamo’ a llegar mami, aguanta... Un poquito, dale... Ya estamos llegando, ya estamos llegando.

Quería tranquilizarla —aunque yo estaba peor que ella—, no me gustaba verla así, no me gustaba oírla quejarse del dolor, no quería verla sufriendo, preferiría ser yo pero, claramente eso no se podía aunque, juro que yo me sentía igual que ella.

—No puedo respirar bien, Omar.

—Haz lo de la práctica, házlo mami... Ya estamos llegando, te lo juro baby.

Yo no sabía que más hacer, no sabía que decirle, comenzaba a sentir presión y a desesperarme, tenía que llegar ya pero, todavía faltaba un poco para siquiera acercanos a la clínica y trataba de relajarla, aunque creo que yo sonaba aún más histérico y asustado que ella.

—Llegamo’ en na’ mi amor, dame break... Estamos a na’ de llegar, ¿sí? Respira, dale lento... Respira, mami.

Nos detuvimos en una luz roja, volteé con ella y le vi la cara, Nain casi lloraba.

—Tranquila mami, que to’ va a estar bien... Respira despacio, tú sabe’ como hacerlo —mi mano sobre la suya, ella mirándome y diciendo que sí con la cabeza.

Las luces cambiaron, aceleré nuevamente para continuar con el camino a la clínica pero,lo único que logré ver más allá de esa luz verde, fue la cara de Nain y todo lo del interior de la guagua, por encima de nosotros.

Sangre, vidrios y sus gritos.

Todo oscuro, puntos blancos y la bolsa de aire.

TENTACIÓN ‹ OMAR COURTZ › Completa.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora