Jungkook
Jungkook abrió un ojo. Había decidido dormir en su forma de dragón, más que nada porque no le habían dado una cama y el piso era condenadamente duro a menos que tuvieses escamas para soportar el peso.
Alice, caminaba de un lado a otro fuera de las rejas, mordiéndose el labio inferior.
Él la miraba con los ojos entrecerrados. Se estaba mordiendo la uña del pulgar y luego arrancó un pasado. Jungkook podía oler su miedo. Era un aroma embriagador que le aceleraba el corazón, haciéndolo desear abalanzarse sobre ella y cazarla. Era la primera vez que sentía ese aroma en ella. No sintió su miedo en la playa. No había huido despavorida del almacén cuando lo vio transformarse por primera vez. ¿Qué la tenía tan asustada esta vez?
Resopló por la nariz, haciéndole saber que estaba despierto. Alice dio un brinquito que la sorprendió por una facción de segundo, el miedo estaba en todo su ser, en su cara, en sus ojos, en su espalda que siempre mantenía erguida. Sus instintos lo tentaban a arremeter y atacar. En este estado, Alice lucía como una presa.
Jungkook sacudió la cabeza, calmando sus impulsos y emitió una vibración desde el fondo de su garganta. No era un gruñido. Era un sonido que se utilizaba con los más jóvenes de su especie, como una señal de alerta o una pequeña advertencia para que no desobedecieran, nada agresivo en sí.
Alice se acercó a la jaula.
Si dejaba salir su flama, probablemente podría expandirse lo suficiente para hacer estallar a Alice antes de que llegara a la puerta. Estaría muerta en segundos. Estaba realmente asustada y no estaba pensando con claridad. Pero no le tenía miedo a él. Algo más la atormentaba.
Jungkook consideró cambiar, pero lo pensó mejor cuando los ojos de Alice empezaron a vagar por su rostro distrayéndola de sus pensamientos. Su propio reflejo brillaba de color verde en ojos de Alice. Escamas verdes, ojos verdes. El abanico de su amplia y puntiaguda corona.
—Me entiendes estando así, ¿cierto? —preguntó.
Él resopló de nuevo, fue un sonido suave proveniente desde su nariz que le agitó el cabello a Alice e hizo que se asomara una sonrisa en sus labios.
—¿Pero no puedes hablar?
Rodó sus ojos y esto la hizo reír. Por supuesto que no podía hablar. Tenía una boca una lengua diseñada para desgarrar presas y aplastar huesos, no para pronunciar las complicadas palabras humanas. Mientras ella se reía de su propia idiotez, él estiró una de sus patas, cuyas garras brillaban y la plantó cerca de los barrotes. Sus garras delanteras, las más largas, tenían la mitad del tamaño del cuerpo de ella. Alice miraba con ojos cautelosos aquel conjunto de armas letales. Pocos humanos habían llegado a estar tan cerca de un dragón y había vivido para contarlo.
Cuando ella no se acercó, Jungkook posó su cabeza junto a su pata e inclinó su hocico hacia la pequeña humana. Incluso con la cabeza así de encogida, Alice no le llegaba ni al nivel de los ojos.
—Tienes unos ojos hermosos —le dijo, cruzándose de brazos—. Pero si piensas que voy a acercarme aunque sea un poco solo porque pones esos ojos tristes, mejor piénsalo de nuevo, mom lézard.
No podía estar seguro, pero estaba bastante convencido de que acababa de llamarlo reptil. Refunfuñó y sonrió, revelando sus filas resplandecientes de dientes devastadores. Fue un movimiento estúpido. Ella tragó saliva y retrocedió, emanando el aroma a miedo una vez más.
Antes de perder su atención por completo, Jungkook usó el cambio, invocando a su forma en humana y estrujando su enorme peso contra su corazón palpitante, hacia un saco de carne de largas extremidades y revelando la ilusión de un hombre.
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Elfo Y Dragón #2 Kookmin
RandomLuego de creer al príncipe Jungkook Amatista muerto, Park Jimin trata de seguir con su vida y su plan de acabar con los dragones, pero entonces llegará un rumor inesperado, el principe está vivo los humanos lo tienen al otro lago del mundo, Park Jim...