Capítulo 29

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Jimin


La voz furiosa de Leah discutiendo afuera de la cabaña lo puso alerta, alejándolo de su malestar. No podía descifrar las frases completas, pero parecía que le ordenaba a los guardias que se fueran. Arrastrándose hasta ponerse de pie, Jimin observó la puerta y esperó. Suho nunca le hubiese permitido estar aquí. Se estaba arriesgando demasiado. Él le diría que se fuera. Leah todavía podía tener un futuro prometedor en la Orden pero no si se asociaba con él… con un traidor.

La puerta se abrió y Leah entró dando zancadas, su espada enfundada en su espalda y con su gemela en la mano.

—Tienes que llegar a la desembocadura. —En segundos, cortó la soga con su espada, liberándolo de la atadura. Después tomó las cuerdas sobrantes de sus muñecas y gentilmente usó la punta afilada de su espada para quitarlas, liberando al fin, a sus ensangrentadas y doloridas muñecas—. Llevaron a Jungkook a Dongwook. Todos están ahí ahora mismo, las ballestas apuntan al cielo. Tan pronto como Dongwook se lleve a Jungkook, les dispararán a ambos.

Jimin se masajeó sus muñecas lastimadas y tomó su espalda que Leah le tendió, agradecido por sentir su tranquilizador peso.

—Gracias… no lo olvidaré.

Ella asintió, sus ojos se estrecharon.

—Ve a salvarlo, Jimin. Así como él nos salvó.

Salió corriendo de la tienda de comestibles, giró hacia el bosque y se sumergió entre los arbustos.

Sálvalo. Así como él nos salvó .

Los segundos corrían al igual que él y temió, con cada latido de su corazón, que llegaría demasiado tarde.


Los segundos corrían al igual que él y temió, con cada latido de su corazón, que llegaría demasiado tarde

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Jungkook

Ellos ya están muertos

Cualquier tratado que Dongwook hubiese hecho con los elfos, era una mentira. Su hermano era un depredador. Las palabras no significaban nada. Los tratos con los elfos no significaban nada porque los elfos no eran nada.

Jungkook levantó su rostro y Dongwook pasó sus dedos cálidos y ásperos por debajo de su mejilla, el toque fue curiosamente ligero. La mirada en sus ojos podría haberse malinterpretado por su compasión fraternal, pero Jungkook sabía lo que realmente era: pena.

—Huyan —dijo Jungkook.

Dongwook parpadeó. Las palabras no eran para él.

Jungkook se giró rápidamente hacia Suho.

—¡Huyan ahora!

Los elfos retrocedieron, pero no se alejaron. ¿Por qué no estaban corriendo? Estúpidos y tercos elfos.

—¡Huyan, maldita sea! Él los tiene donde los quería. ¡Váyanse ahora o mueran!

De forma silenciosa, ambos colocaron sus ojos en el cielo y a su alrededor, no había señal de dragones, no tenían razón para huir. Jungkook sintió que se hundía en el mismo entendimiento que tuvo con Alice. Dongwook tenía razón. Ellos ya estaban muertos. Jungkook no tenía idea de cómo los mataría su hermano, pero Dongwook rara vez fallaba.

La risa de Dongwook fue intensa, oscuramente seductora y se volvió más profunda y exquisita, mientras Jungkook retrocedía entre el lodo.

—Tú siempre arruinas mis juegos, hermano. —Los dientes de Dongwook rechinaron los unos con los otros.

El lodo a ambos lados del muelle burbujeó y tembló, y el miedo aterrizó en el cuerpo de Jungkook al comprender el juego de su hermano. De la nada, montañas de lodo comenzaron a elevarse de la desembocadura. Unas alas se extendieron y se elevaron unas enormes cabezas, los picos de las coronas aparecieron y se revelaron unos ojos parpadeantes entre todo el camuflaje. La armada amatista estuvo allí todo el tiempo, enterrada en el lodo de la desembocadura.

—¡Huyan! —bramó Jungkook.

Taehyung y Suho corrieron por el muelle, pero mientras su armada salía expuesta del lodo, Dongwook ya había cambiado. Su repentina forma de dragón aplastó un pie en medio de los elfos y el muelle, rompiendo la pasarela y deteniendo su retirada. Dongwook bajó la cabeza, empequeñeciendo sus ojos dorados directo a sus presas y rugió con tanto poder que hizo temblar al mundo hasta ponerlo de rodillas. Suho y Taehyung derraparon por el lodo hasta detenerse y desenfundaron sus minúsculos cuchillos como si creyeran que en serio tenían una oportunidad.

Jungkook corrió hacia ellos. Si se interponía entre ellos, Dongwook podría dudar en atacar.

La cola de Dongwook se movió de lado a lado y chocó contra los dos elfos, tirándolos de la pasarela y provocando que aterrizaran entre el lodo y directamente, en la asfixiante y agitada masa de dragones emergentes.





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Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora