Capítulo 45

244 49 3
                                    

Jimin



Jimin rastreó al dragón por su olor, siguiendo su aroma, donde las paredes se convertían en rocas enormes y las antorchas se volvieron escasas y distantes entre sí. Cuando un escalofrío trató de colarse por sus huesos, se detuvo y escuchó. En algún lugar más adelante se oyó el ruido de unos guijarros cayendo al suelo. El agua goteaba. Las llamas de las antorchas luchaban contra la penumbra, creando huecos de luz en el túnel que se ensanchaba. Se sentía como una trampa.

Apretó su agarre en la espada. La sangre seca se desprendió de su mano. Parte de ella le había salpicado la cara, provocando que la piel de su mejilla y frente se sintiera espesa. Planeaba ser lo último que Dongwook vería en su vida y luego tal vez se ganaría el título de asesino de dragones por sus verdaderas habilidades como asesino en lugar de solo sobrevivir.

Mata al rey.

Jimin siguió adelante, alejándose de la luz de las antorchas, manteniéndose en las sombras y caminando sigilosamente. Dongwook estaba aquí. Al acecho. Dongwook no era de los que huían. La única razón por la que había dejado aquel pasillo fue para atraer a Jimin hacia la oscuridad.

Algo retumbó detrás de las paredes, el sonido era tan profundo que sonaba como si viniese de la tierra misma. Jimin siguió avanzando. El túnel aún era demasiado pequeño para que Dongwook pudiera cambiar ahí.

El rey arremetió desde las sombras a la izquierda de Jimin. Bloqueó su ataque al levantar su espada de diente de dragón frente a él, el movimiento provocó que ambas espadas repicaran. La fuerza de la embestida del dragón hizo retroceder a Jimin y casi llegó a derribarlo. Contraatacó, plantando sus pies para mantener su equilibrio y se agachó hacia un lado mientras Dongwook volvía a abalanzarse. El puño izquierdo de Jimin crujió contra la ya magullada mandíbula de Dongwook, haciendo que el rey se tambaleara y dándole una oportunidad para atravesarle el pecho con su espada.

Jimin arremetió pero Dongwook interpuso su mano entre ambos en un rápido movimiento. El polvo estalló en la cara de Jimin, sus ojos se volvieron repentinamente borrosos y comenzaron a arder. Cegado, levantó su espada como si fuera una barrera. La espada de Dongwook chocó contra la suya con demasiada fuerza para contrarrestar el ataque. Jimin perdió el equilibrio, se tambaleó hacia atrás y cayó con fuerza.

—El infame Park Jimin. —La voz de Dongwook resonó por el túnel, haciendo eco en la oscuridad—. Todo comenzó en el momento en que apareciste y metiste ideas estúpidas en la cabeza de mi hermano. Si solo te hubiera matado en lugar de torturarte, no estaríamos aquí en este momento.

Jimin se movió con incomodidad, parpadeando desesperadamente intentando disipar la arena en sus ojos. El túnel era un desenfoque de luces y sombras danzantes. Se puso de rodillas, consciente de que la espada de Dongwook podría hundirse en su espalda o atravesar su garganta en cualquier momento. Si tan solo pudiese ver… el dragón estaba herido o debilitado, no habría otra oportunidad para matarlo. Tenía que ser ahora.

Jimin tragó saliva y saboreó sangre y suciedad. Una figura oscura inundó su visión. Su enfoque se volvió más claro. La figura de Dongwook se agudizó. La sangre teñía su camisa y su estoico rostro. Y esperó, deteniendo su ataque en lugar de matar a Jimin.

Jimin se echó hacia atrás e intentó ponerse de pie, titubeante. Trató de calmar sus respiraciones entrecortadas.

—¿Cómo lo hiciste? —preguntó Dongwook, su gruñido se volvió mordaz—. ¿Cómo te metiste en la cabeza de mi hermano?

Jimin se talló los ojos.

—No tuve nada que ver con…

Dongwook lo atacó, tan rápido como una mordedura de serpiente. Jimin lo esquivó y empujó su cuerpo detrás suyo y clavó con fuerza el extremo romo del mango de la espada en su espalda baja. El gruñido de dolor del rey le indicó que lo había golpeado en una parte lastimada o vital.

Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora