Capítulo 50

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Jungkook


Un elfo estaba sentado en una silla dentro de una habitación de madera. Jungkook recordaba haber estado en esta habitación antes, recordaba el momento en que Jimin le arrojó un cuchillo a su cabeza y recordaba todo lo que sucedió justo después. Y el consiguiente enojo de Jimin o la furia más bien. Ahora mostraba una postura arrogante, se encontraba recostado en esa silla y una sonrisa seductora curvaba su boca en un arco perfecto.

Jungkook se movió debajo de las sábanas. Alguien lo había arropado con tanta fuerza que se había despertado preguntándose si lo habían encadenado una vez más. Tras liberar un brazo, logró aflojar las sábanas y entonces se dio cuenta de que lo habían desnudado hasta quedar en ropa interior. ¿Había sido obra de Jimin? No creía que algún otro elfo hubiera querido acercarse tanto. Lo que significaba que Jimin lo había desnudado y Jungkook se había quedado dormido durante todo el proceso. Este era el peor crimen que había cometido.

—Existen formas más fáciles de meterme a tu cama.

La sonrisa de Jimin se ladeó un poco.

Jungkook respiró profundamente y sin sentir culpa alguna, dejó que el olor a pino y madera cortada suavizara las preocupaciones dentro de su mente. ¿Así era como se sentía estar seguro? Se frotó sus ojos adormilados.

—¿Qué había en ese gas?

—Lo inventaron los humanos. Noquea a los dragones gema. Pero no funcionó muy bien en los metales.

Trató de recordar lo sucedido, pero todo lo que le llegó fue una sensación de furia y dolor. Hizo una mueca y se giró de costado, dirigiendo su mirada a la curiosa expresión de Jimin.

—Así que volviste a salvarme, ¿eh?

Jimin arqueó una ceja.

—¿Cómo te salvaste de una muerte segura?

Trató de pensar en el momento de su muerte, pero una ráfaga plateada y filosa amenazó con partirle el cráneo. Esos recuerdos no estaban listos para ser descubiertos.

—Vuelve a preguntarme cuando logre pensar con claridad. Yo te salvo, tú me salvas… ¿ya estamos a mano?

Jimin se puso de pie y Jungkook absorbió la seductora imagen de su presencia inminente. El balanceo de sus estrechas caderas, la fuerza de esos antebrazos descubiertos perfeccionados para asir espadas, las mangas arremangadas justo por debajo de sus bíceps. Su ropa de uso diario fabricada en cuero había desaparecido, reemplazada por simples pantalones de algodón y una camisa holgada con cuello en V. No importaba lo simple que era su vestimenta, eso no hacía nada para suavizar su letalidad. Por su mirada, Jungkook no sabía si estaba a segundos de apuñalarlo o besarlo. Se sentía tan exhausto que aceptaría ambas opciones.

—He perdido la cuenta. —Jimin se detuvo junto a la cama, lo que obligó a Jungkook a mirar hacia arriba. Una larga trenza plateada colgaba de uno de sus hombros, perfectamente hecha. Jungkook quería soltar el lazo que la ataba y hundir sus manos en ese cabello, y luego tal vez dejarse llevar en un beso que probablemente haría que ambos fueran expulsados de esta aldea.

La mirada de Jimin se dirigió hacia donde el collar con la figurita de dragón descansaba sobre el hueco de su garganta. Jungkook rodeó su regalo con una mano. Por todas las estrellas, las cosas que le había dicho y hecho a Jimin.

Como si fuera posible, la ceja de Jimin se arqueó aún más. Se cruzó de brazos y esperó.

—Sobre… lo que pasó antes —trató de decir—. Yo… la forma en que actué… la gema… soy un dragón...

Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora