Jungkook
Todo lo que hacía era impulsado por la inercia, redoblando la brutalidad para compensar ser mitad dragón. Hakiru lo habría despreciado, sin importar en lo que se hubiera convertido y el odio en los ojos de Dongwook se había solidificado, convirtiéndose en algo visceral entre ellos. Dongwook era el rey, pero Jungkook tenía el control de sus armadas y sería así hasta que pudiera someterlos usando el terror, pero con cada noche que pasaba y mientras Dongwook volaba hacia el cielo, Jungkook solo podía mirar, destinado a nunca estar entre ellos, o entre nadie. La soledad lo estaba matando. Y en esa soledad, su mente comenzó a hacerse pedazos.
Mientras la torre temblaba con los rugidos de los dragones, Jungkook descendió a las cocinas y se encontró con Nari sentada junto a la ventana, mirando a través del sucio cristal.
—Me preguntaba cuándo vendrías a mí, niño —le dijo acariciando las arrugas de su mandil—. Escuché que te encargaste de la bronce.
Su cálido tono contradecía el borde helado de sus palabras. Ella nunca había aprobado los métodos de Hakiru y ahora esos métodos eran de Jungkook. Su decepción era tan evidente, que casi la podía saborear.
—Miura sigue viva —mencionó—. La tienen en el nido de los exiguos, probablemente le hacen lo que el líder de los bronce me hizo a mí. —Comenzó a deambular por la habitación, sin prestarle atención a nada en particular, su mente solo era un lugar oscuro y hambriento—. Solía preguntarme si Hakiru alguna vez fue buena, igual que Sully. Pero ahora sé que Madre siempre tuvo oscuridad en su interior y la pudrió de adentro hacia afuera. Cuando los humanos detonaron su monstruosa arma sobre nuestros ancestros y el polvo mortal llovió de los cielos, su veneno retorció sus peores metales en nosotros… y nos creó… corruptos.—Mi linaje también es corrupto, soy una cosa retorcida y repugnante que no debería existir —. Luché por tanto tiempo para mantenerlo a raya… pero ya me cansé.
La vieja dragona suspiró.
—Esto no se suponía que pasaría así.
Ya lo había dicho antes. Varias veces. Era la misma tontería que había parloteado por años.
—¿Cómo se supone que deberían ser las cosas exactamente?
Sabía que no contestaría. Nunca lo había hecho.
Jungkook se acercó, viendo el momento en que sus cejas pobladas se estrecharon y sus ojos revelaron un nuevo temor. A él.
—Lo que está hecho está hecho. —Sonaba cruel, igual que su madre, pero no le importó en lo absoluto—. Nari. —Su mirada se fijó en el rostro de Jungkook—. Necesito volar otra vez.
Ella negó con la cabeza.
—Jungkook…
—No me digas que no es posible.
—Lo intenté…
—¡No intentaste lo suficiente! —En menos de un segundo, su mano estaba rodeando su cuello y apretaba su garganta. Nari abrió la boca, su miedo era tan evidente que podría tener forma física—. Me está matando por dentro. No sabes cómo se siente.
Sus ojos se nublaron.
— Supongo... que no.
Algo dentro de su mente se liberó y Jungkook se vio a sí mismo preparándose para asfixiar a una vieja dragona, una curandera, una de las pocas personas en el mundo que lo había ayudado. La conmoción de sus propias acciones hizo que entrara en razón. Miró sus manos, las manos de un asesino. Había golpeado a Miura hasta convertirla en un irreconocible desastre sangriento y habría hecho algo peor si no la hubiera entregado a los exiguos. Incluso castigó a otros exiguos e hizo que rogaran por su vida.
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Elfo Y Dragón #2 Kookmin
RandomLuego de creer al príncipe Jungkook Amatista muerto, Park Jimin trata de seguir con su vida y su plan de acabar con los dragones, pero entonces llegará un rumor inesperado, el principe está vivo los humanos lo tienen al otro lago del mundo, Park Jim...