Capítulo 22

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Jungkook

Jimin regresó en medio de la oscuridad con un trozo de cuerda y una bolsa de arpillera. La última vez que tuvo una bolsa sobre su cabeza, casi fue ejecutado.

—¿En serio?

—No lo decidí yo. —Al menos Jimin lucía arrepentido.

Jungkook extendió sus muñecas.

—Tú sabes que puedo romper esa cuerda en un pestañeo. —Podía pensar en un uso mucho mejor para la cuerda e imaginó enredarla alrededor de las muñecas de Jimin mientras yacía debajo de él, vulnerable, desnudo y anhelante. Solo que junto a ese pensamiento vino el recuerdo de Jimin acorralado contra un árbol y la espectacular forma en que perdió la maldita razón justo después.

Jimin amarró los bordes de la cuerda alrededor de sus muñecas. Jungkook aprovechó el tiempo para estudiar su rostro. Sus cejas fruncidas y la mirada distante no fueron una presencia inspiradora. Las entrañas de Jungkook se contrajeron.

—En una escala del uno al diez, ¿cuántas ganas tiene tu gente de matarme? El diez siendo que les gustaría destriparme y colgar mi cadáver en la punta del árbol más grande que tengan y el uno siendo que nos sentemos alrededor de una fogata bebiendo leche tibia.

Jimin se tomó demasiado tiempo para pensarlo. Apretó la cuerda con fuerza.

Sus ligeras pestañas se elevaron, enmarcando sus ojos azules.

—Ocho.

—Oh, ocho. Encantador. ¿Y supongo que los únicos que no me quieren muerto son Leah y tú?

—Algo así.

Jimin abrió la bolsa y la llevó hacia la cabeza de Jungkook, acercándose.

—Espera… —El corazón de Jungkook se detuvo por un momento. Jimin titubeó, con la bolsa todavía levantada. Jungkook se mordió el labio inferior. Los ojos de Jimin, salpicados de plata en la luz tenue, siguieron el movimiento—. La última vez que tuve una bolsa sobre mi cabeza dijiste…

De repente, la boca de Jimin estaba sobre la suya, el beso fue lento y tranquilo, como una canción, como un lento día de verano y Jungkook olvidó su pregunta, lo olvidó todo y se deleitó en la dulzura del elfo y en su provocadora lengua.

Tenía las manos atadas, de lo contrario estaría tocándolo ahora mismo. Desde el incidente de hace unos días, cuando Jimin había deseado a Jungkook con tanta claridad, él se había mantenido distante. Pero ahora, este provocador y pequeño beso reavivó los galopantes sentimientos de Jungkook nuevamente, y lo llenó de alivio al saber que Jimin sí lo deseaba. Entonces la bolsa descendió con una rápida maniobra y todo lo que pudo ver fue la oscuridad sombría.

—Por los dioses, elfo, eres un cruel fastidio.

—Cállate y camina, dragón. —El humor sobrepasó su orden.

Y el maltrecho corazón de Jungkook se hundió.






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Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora