Jimin
Los días eran más largos, las nubes cada vez más delgadas y con cada anochecer, Jungkook era capaz de caminar más lejos entre descansos. Fiel a su palabra, los escondites de Alice ofrecieron seguridad, calor y un lugar para comer el conejo y el faisán que capturaron durante el día. Los llamados de dragones se volvieron menos y lejanos hasta que se detuvieron todos al mismo tiempo.
—He estado pensando —comenzó a decir Alice, recogiendo su chaqueta del suelo y sacudiendo cualquier rastro de arena y musgo. Detrás de ella, un río poco profundo fluía a través del arroyo. La luz del sol brillaba en su superficie, haciendo que el agua brillara.
Jimin dio una rápida mirada a los alrededores desde su ventajosa posición encima de un rocoso nacimiento y aprovechaba para bañarse con los rayos del sol. Ambos se encontraban bien escondidos en la cima y sus voces no eran escuchadas más allá del flujo del agua.
—Ayer, pasamos por unos rastros de un campamento —continúo Alice—. Y mi gente está cerca. Quiero adelantarme y encontrarlos, pero… —Se puso la chaqueta y buscó a tientas los botones.
Jimin sabía lo que diría. Su gente probablemente le daría la bienvenida, con algo de recelo, pero no a un dragón.
—Está bien. —La voz grave de Jungkook atrajo la atención de Jimin. Se encontraba apoyado contra unas grandes rocas cercanas—. No espero caridad de los humanos. —Había atado su cabello en un chongo despeinado y largos mechones negros caían a los lados. La cálida brisa hacía que acariciaran su quijada ensombrecida. Su apariencia descuidada daba un enorme contraste con el aspecto que Jimin recordaba que mostraba en la torre, con su ropa fina y su seria y cuidadosa imagen que nunca daba un traspié. No portaba tales apariencias aquí afuera, ahora dejaba a Alice ver la solemne aceptación en su rostro.
Los ojos de Alice decían «lo siento», pero Jungkook tenía su vista fija en un objeto con el que jugueteaba entre sus manos, probablemente era una roca que había recogido del suelo. Guardó el objeto misterioso en su bolsillo e irguió su postura.
—Ambos ya hicieron demasiado.
Alice recogió su mochila y la colocó sobre su espalda.
—Pero no fue suficiente, ¿o sí…?
Jungkook se encogió de hombros con el peso del pasado entre ellos. Le dio una mirada cautelosa, la misma que había usado en Jimin cuando no le había gustado lo que había oído.
—¿Qué quieres que diga?
—Preguntaré si nos aceptan a todos…
Jungkook soltó una carcajada.
—Dada mi experiencia con humanos en el pasado, lo dudo mucho.
Ella le dirigió un respetuoso asentimiento a Jimin.
—¿Tú vendrás conmigo?
Jimin dirigió su mirada río arriba.
Aquí no hay nada para ti.
Jungkook no sabía que sus palabras habían corrompido sus dudas y las había expuesto a la cruda realidad. Debería ir con ella para ayudarla a reunir a los humanos, compartir conocimientos y tácticas y llevarlas de vuelta a los elfos. Eran más fuertes juntos.
Levantó su rostro hacia el sol. Cada despertar en su vida había sido dedicado a una cosa: destruir dragones. Su objetivo había sido la reina. Ahora que estaba muerta, su propósito aún estaba claro. Seguir asesinando hasta que no quedaran más dragones que ensangrentaran su espada. Era el deber de un asesino. Su deber.
El deseo era una melodía en su sangre. Eso era él. Park Jimin, la debilidad de los dragones. La respuesta a la pregunta de Alice era simple.
—Puedo acercarme a ellos primero, si eso prefieres —le dijo—. Esperen aquí unos días y yo regresaré con su respuesta.
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Elfo Y Dragón #2 Kookmin
RandomLuego de creer al príncipe Jungkook Amatista muerto, Park Jimin trata de seguir con su vida y su plan de acabar con los dragones, pero entonces llegará un rumor inesperado, el principe está vivo los humanos lo tienen al otro lago del mundo, Park Jim...