Capítulo 34

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Jimin

—Los amatista están más activos que nunca —señaló Jimin, dirigiéndose a los cuarenta asesinos reunidos alrededor de la mesa del consejo de Cheen. Después de enviar mensajeros a las aldeas cercanas con un llamado a las armas, más asesinos llegaban a diario. Las filas de la Orden crecieron a tal punto que habían superado la capacidad del salón de la Orden y tuvieron que adaptar el salón principal de la aldea. A pesar de que la mayoría de los rostros presentes eran jóvenes, cada uno era un asesino de dragones capacitado, muchos contaban con dígitos dobles en asesinatos—. Aunque su atención parece estar enfocada en la vigilancia, no estoy convencido de que nos hayan olvidado ni lo que sucedió en la desembocadura hace un mes. Nuestras fuerzas deben estar listas. No podemos esperar. Esperar nos cuesta vidas. Es hora de actuar.

El mensajero de Cheen ingresó al salón, recién llegado de su viaje, a juzgar por su apariencia andrajosa. Se dirigió directo a Jimin, que estaba en la cabeza de la mesa
y sacó una nota de su abrigo.

—Dong —lo saludó Jimin, tomando la nota. Los dedos del hombre rozaron los de él y Jimin divisó la expresión de sus ojos—. ¿Puedes reunirte conmigo después de esta reunión? —preguntó, rompiendo el sello de cera de la nota.

—Por supuesto.

—Primero descansa… —La orden de Jimin se desvaneció mientras leía las palabras escritas.

Cincuenta
Dos días
Alice

Los humanos habían respondido a su llamado. El corazón de Jimin se contrajo. Dobló la nota y se dirigió a los asesinos que lo miraban, esperando sus palabras. Leah estaba aquí, esperando tan pacientemente como los demás y Taehyung se encontraba al otro lado de la mesa.

Con su último aliento, Suho le había dicho que los dirigiera y eso era exactamente lo que iba a hacer.

—Dong, ¿qué tal eres con las espadas de dragón?

—Yo… eh… —carraspeó y evitó la mirada de Jimin, viendo a los otros asesinos—. Me las arreglo.

—Habla con Taehyung. Te necesito en la Orden. Todo está sucediendo muy rápido y necesitamos más asesinos.

Dong parpadeó y se aclaró la garganta.

—Soy mejor mensajero que asesino.

Jimin casi sonrió.

—Veamos si Taehyung puede cambiar eso.

Dong era un buen mensajero, pero para sobrevivir las largas caminatas de aldea a aldea solo, hacía mucho más que arreglárselas con un cuchillo.

Taehyung vería de lo que estaba hecho el mensajero.

—Nombra a tu sucesor y dile que venga a buscarme. Necesito enviar un mensaje a Ashford. El resto de ustedes… —Miró a los asesinos en turno, el orgullo incitó su corazón—. Cuando no estén de guardia, entrenen. Se forjan espadas todos los días y Damhee está trabajando en flechas con puntas de dientes y arcos para todos ustedes.

—¿Tienes un plan para atacar la torre? —preguntó Taehyung.

—Estoy trabajando en ello.

Hizo que el grupo se retirara y llevó a Dong a un lado del pasillo. La vida en la aldea bullía a su alrededor, la increíble normalidad a la luz del sol de primavera.

—Sé que no quieres hacerlo, pero necesito a individuos fuertes y capaces en la
Orden.

—¿Es el único lugar en el que me necesitas? —bromeó el mensajero. Oh, Jimin no había olvidado ninguno de los otros talentos de Dong y podría perderse felizmente en las promesas que sus seductores ojos proponían. Tomando en cuenta la sincera expresión en el rostro del mensajero, él no se opondría si decidieran crear más recuerdos justo como los que formaron hace unos años. Antes de Jungkook, Jimin habría caído en la tentación.

Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora