Capítulo 23

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Jimin

Jimin tiró de la cuerda amarrada en las muñecas de Jungkook en dirección a las filas de elfos reunidos. Todos yacían separados delante de él y cerrándose detrás, estaban demasiado asustados como para acercarse, pero tenían la suficiente curiosidad para no perderse la oportunidad de ver al príncipe dragón.

Algunos murmullos se escuchaban entre la multitud, pero sus palabras se perdían por el sonido de las antorchas parpadeantes. La mayoría estaba en silencio, lo que parecía peor.

Jimin dirigió a Jungkook a la tienda de comida y planeaba amarrarlo dentro, como había acordado con los ancianos. Con cada paso, rezaba a Alumn para que su gente entendiera, que no juzgaran al príncipe perdido por su nombre y lo hicieran por sus actos desinteresados. Pero había tantos cuyos ojos gritaban venganza. Y sus hermanos y hermanas asesinos, que lo observaban desde las sombras, serían los más complicados de persuadir.

Una vez dentro de la tienda, Jimin amarró solo una de las muñecas de Jungkook a una columna estructural y le quitó la bolsa.

Jungkook humedeció sus labios y recorrió a Jimin con una mirada que luego se dirigió a los asesinos detrás de él. La mandíbula del príncipe se contrajo y Jimin supuso que había visto en la mirada de los elfos la misma sed de venganza que él  reconoció durante todo el recorrido.

Jungkook tiró de la soga y miró a Jimin otra vez, inquisitivo.

—Confío en ti.

Jimin tragó saliva. Había cometido tantos errores antes y rezó por que no estuviera haciendo otro.

—Es solo temporal.

La atención de Jungkook se desvió hacia la organizada pila de ropa limpia, el cubo de agua potable y otro cubo para que pudiera hacer sus necesidades. La tienda de alimentos no era una mazmorra en lo alto de una torre sin ventanas y la cuerda no eran esposas; sin embargo, la repugnante injusticia que Jimin había sentido durante el camino le invadió en ese momento.

Solo es temporal.

Girándose, se encontró con la mirada de los otros dos guardias y asintió. Los conocía bien, al igual que conocía a la mayoría de la Orden de Cheen. Eran más que capaces de asesinar a un dragón restringido antes de que pudiera cambiar. Una daga lanzada a su garganta lo haría.

—Él es un invitado y será tratado como tal. Esto es una formalidad.

Ambos asintieron manteniendo sus ojos al frente y sus rostros indiferentes.

Jimin debía convencer a su gente de la lealtad de Jungkook y rápido. La vida del príncipe dependía de ello.




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Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora