Jungkook
La soga en su muñeca se retorció, tensando su agarre mientras Jimin se alejaba y Jungkook trataba de seguirlo. Sus labios cosquillearon, todavía podía sentir el beso, permaneciendo como una promesa sin cumplir.
Jimin acarició su boca, su mirada estaba sobre el suelo, sus pestañas eran suaves y bajas, y Jungkook deseó en silencio que levantara la mirada, para que lo viera y pudiera leer la verdad en los ojos de Jimin.
Una chispa peligrosamente esperanzadora hizo trastabillar a su corazón. Humedeció sus labios, probando la dulzura de Jimin.
—¿Qué es lo que sucede entre nosotros?
Jimin levantó la mirada, pero la tristeza en sus ojos hizo que Jungkook deseara no haber preguntado. Algo había sucedido. Algo malo que llevó a Jimin hasta aquí, de esta manera. No quería saberlo, no soportaría el terrible suceso que vendría, aún si todavía no sabía qué sería.
—Bésame otra vez.
Y Jimin lo hizo, moviéndose como el asesino que era, atacando la boca de Jungkook con la suya. Jimin era omnipresente, empujando su cuerpo contra sí, cálido, fuerte y vivaz. Se presionó contra él, su pecho contra el suyo, cadera contra cadera y se movió, estimulando su dura erección de una manera que forzó a Jungkook a apartarse y quedarse sin aliento. La lengua del elfo se movió sobre su barbilla, luego su boca selló el beso y deambuló sobre la sensible columna de su cuello; todo ese tiempo se movió contra Jungkook, llevándolo al punto del deseo sin sentido. El pene de Jungkook ansiaba ser tocado y mientras la ingle de Jimin lo estimulaba, el placer comenzó a chispear. Siseó entre dientes. Quería someterlo, morderlo, probarlo, hasta que todo lo que estuviera a su alrededor, fuera Jimin.
—Me vuelves loco —jadeó. Y la boca de Jimin volvió a aprisionarlo, besándolo como si no pudiera tener suficiente.
Pero redujo la velocidad rápidamente y la duda enfrió el deseo de Jungkook. No podía soportarlo, tener a este hombre y luego dejarlo ir. Esto lo rompería como nada lo había hecho antes.
Tocó el rostro de Jimin, odiando su tensa mirada, como si Jimin le hubiera fallado o se sintiera derrotado. El mundo trataría de quitarle a Jimin. Jungkook lo sabía, lo había sabido todo ese tiempo. Jimin era demasiado bueno para que él lo mereciera, igual que un maravilloso sueño que no podía recordar. Pero dulces estrellas, lo deseaba aquí y ahora. El mundo podía irse al carajo. Solo esta vez quería sentir algo que fuera real, porque lo vio reflejado en Jimin, el calor, el deseo, la necesidad, lo era todo y no podía dejarlo pasar.
—¿Algún día podrás amar a alguien tan roto como yo?
Las ásperas manos de Jimin se aferraron rápidamente al rostro de Jungkook, sus ojos ardían y sus labios se separaron.
—Eres una luz en la oscuridad, un diamante en bruto. Después de todo lo que has pasado y lo que sobreviviste a manos de tu especie, aún sonríes. Eres amable y valiente y compasivo. No creo que yo habría sido el mismo si hubiera sufrido lo mismo que tú. Te admiro. Por eso y por muchas cosas más, príncipe. No estás roto. Eres el más fuerte de nosotros.
—Jimin, qué…
Jimin se tensó y le tomó un minuto a Jungkook darse cuenta que alguien más había hablado, alguien que los había visto de esta manera, tal vez había escuchado las palabras de Jimin. Palabras preciosas a las que Jungkook se aferró y guardó en su corazón, negándose a que alguien más se las robara.
Lentamente, las manos de Jimin lo soltaron y se giró para ver a un elfo desconocido de pie en la entrada, flanqueado por los dos guardias que Jimin había ahuyentado minutos antes. Una cicatriz recorría la mejilla del elfo.
—Suho… —Jimin trató de hablar, su tono ya era una súplica.
El elfo mayor desenfundó dos espadas de las vainas en sus muslos. Los guardias detrás de él hicieron lo mismo.
—¿Escogerías la vida de este dragón sobre las de tu propia gente?
Los instintos protectores de Jungkook estallaron repentinamente. No les permitiría que hirieran a Jimin.
Jimin levantó sus manos y se apartó hacia un lado, atrayendo a los tres asesinos lejos de Jungkook.
—No es necesario hacer esto.
—El Jimin que conocía, el elfo que crié, nunca abandonó la torre de la reina.
La serenidad de Jimin se hizo añicos y Jungkook sintió ese golpe como si hubiera sido para él. Suho significaba más para Jimin que los otros.
—Suho, si me escucharas…
—Te gustó lo que te hicieron… eso es lo que me dijiste. ¿Y ahora esto? —Levantó la punta de su espada hacia Jungkook—. ¡¿Los dragones te dejaron ir para que pudieras infiltrarte, lo trajeras aquí y lo liberaras entre nosotros?!
Las palabras le dolieron a Jimin, cada una provocó una mueca de dolor. Los instintos protectores de Jungkook sobrepasaron sus pensamientos. Apretó el puño y tiró de la cuerda con fuerza, haciendo que crujiera. Pero el ruido atrajo los ojos de Jimin. Él negó con la cabeza, advirtiéndole que no hiciera nada. ¿Cómo podría hacerlo? Tal vez Jimin no entendía la gravedad de esto, pero Jungkook sí. Se habían puesto en contra de él. En contra de los dos. Los elfos no eran tan diferentes de los dragones.
—Eres uno de ellos, no uno de nosotros. —Suho le dio una señal a los guardias—.
Encárguense del dragón.—¡Espera! ¿Qué vas a hacer con él? —exigió Jimin.
—Un intercambio de paz. Los elfos ya no morirán más.
—No… Suho. ¡No!… No puedes entregarlo…
Suho lo atacó, pero todo lo que Jungkook pudo ver fue a Jimin esquivando la primera cuchillada de las dagas antes que los dos guardias le bloquearan la vista. Uno golpeó la cabeza de Jungkook con la agarradera de su daga. Sus oídos comenzaron a zumbar. Un fuerte puñetazo aterrizó en su estómago. Ambos golpes aterrizaron con fuerza y certeza. Jungkook cayó ante los golpes y dejó que sucediera, peleando contra la urgencia de cambiar y destrozarlos a todos en pedazos, porque Jimin estaba ahí… y si se convertía en dragón, los mataría a todos.
Gracias por leer 💛
ESTÁS LEYENDO
Elfo Y Dragón #2 Kookmin
RandomLuego de creer al príncipe Jungkook Amatista muerto, Park Jimin trata de seguir con su vida y su plan de acabar con los dragones, pero entonces llegará un rumor inesperado, el principe está vivo los humanos lo tienen al otro lago del mundo, Park Jim...