Capítulo 19

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Jimin

El ciervo tenía la cabeza inclinada mientras masticaba delicadamente la hierba suave y el musgo entre los árboles. Sería suficiente carne para llenar el estómago de Jimin y Jungkook para el largo viaje de regreso a Cheen. Aún no sabía cómo cocinaría la carne, pero se ocuparía de ese problema después de matarlo.

Agachado y con la capucha levantada, esperó a que el ciervo se acercara. Sus orejas se movieron y un delicado casco se hundió en el musgo, avanzando lentamente un paso a la vez. De vez en cuando alzaba la cabeza y miraba a su alrededor, su mala visión nunca notó la forma inmóvil de Jimin.

Se había acercado a favor del viento, evitando que su olor, una mezcla de elfo, sal marina, sudor y suciedad, lo delatara. Damhee ya lo habría atrapado y matado, pero Jimin nunca sido tan paciente para crear un largo acecho.

El ciervo se sobresaltó, moviendo la cabeza hacia arriba. Otro soltó un bramido y el ciervo se escabulló entre los arbustos como una flecha. Jimin bajó la cabeza. No habría ciervo para cenar.

Un gruñido retumbante sonó un segundo antes de que un gran peso se estrellara contra su espalda. Su mejilla fue la primera en golpear el suelo. La grava se le clavó en la piel, raspándola. Intentó levantarse. Unos dientes se clavaron alrededor de la parte posterior de su cuello. Estiró su mano en dirección hacia la criatura que estaba en su espalda, hundiendo sus dedos en un pelaje áspero. El lobo movió su cuerpo con brutalidad, tratando de matar a Jimin, pero la capucha que tenía entre sus colmillos se aflojó y pudo liberarse, comenzando a retroceder. El enorme lobo mordió su capucha, haciéndola trizas debajo de sus patas.

Un nuevo par de ojos amarillos surgió de la oscuridad detrás de su compañero de manada. Este tenía la cabeza gacha, lo estaba acechando. Podía lidiar con un lobo, pero no con dos.

Su espada resplandeció en la tierra entre él y ellos. Se había caído de su espalda cuando el lobo lo atacó. Podía elegir ir por la espada y luchar o correr hacia un árbol y esperar que lo pudiera trepar antes que los lobos le pisaran los talones.

El primer lobo soltó a su presa hecha de piel y volvió su atención a Jimin.

Detrás de los agudos oídos de Jimin se escuchó un suave crujido. Tres lobos.

Y ahora no tenía otra opción. Se lanzó hacia adelante y agarró la espada, levantó la mirada y notó al lobo que corría en su dirección, entonces arremetió con su espada, apuñalando a la bestia en el vientre. El animal dejó escapar un gemido, enroscó su cuerpo y gruñó ante el ataque de la espada.

Jimin sacó la espada y giró su cuerpo, directo a la mira de otro. Entonces llegó un gruñido diferente, era más profundo que el balbuceo de un lobo y lleno de amenaza. El lobo que miraba a Jimin se puso de cuclillas, aplastó las orejas contra la cabeza y mostró el cambio de sus ojos a un color blanco.

Jimin siguió su mirada.

Jungkook emergió entre la maleza, con ojos feroces. Los gruñidos del dragón siguieron retumbando, no por el hombre que parecía ser, sino por su verdadera forma, mucho más grande que los lobos y el claro.

Los lobos gimieron bajo el peso de la presencia de Jungkook y abandonaron a su compañero de manada sangrante.

Jimin se frotó la parte magullada de su cuello y se puso de pie. No le había arrancado su piel, había tenido suerte de que su capucha, que ahora se encontraba destruida, hubiera recibido la peor parte del mordisco. Jungkook tenía la vista fija en la prenda y en el lobo muerto a su lado, con las manos apretadas y temblando a los costados.

—Gracias.

Jungkook se estremeció, despertando de los pensamientos que lo mantenían atrapado. Su mirada fría y seria hizo que Jimin se preguntara si la amenaza no se había ido, simplemente se había hecho más grande. Entonces Jungkook se acercó, cruzando el pequeño claro en unos pocos pasos y acelerando el corazón de Jimin. Retrocedió un paso. Luego otro. Un chorrito de sangre le hizo cosquillas en la mejilla.

Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora