Capítulo 12

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Jimin

De cerca y como dragón, Jungkook era todo lo que la vida de entrenamiento de Jimin exigía matar y cuando los ojos verdes de Jungkook se posaron sobre él, entrecerrándose como rendijas y por un terrible y asfixiante momento, el corazón de Jimin se detuvo. Había cometido un terrible error. Lo que fuera que quedase de Jungkook detrás de esos ojos de dragón, no reconocía a Jimin o no le importaba.

Después de todo, estos serían los últimos momentos de Jimin.

Bajó su espada, con el corazón hundiéndose.

Alumn llegué demasiado tarde.

Un gruñido tembló por el pecho de la bestia y atravesó su largo cuello hasta llegar a sus fauces contraídas. Era una advertencia. Una amenaza. En cualquier segundo se abalanzaría sobre Jimin y todo habría terminado.

Entonces, ¿cuál era el propósito de todo si este era el final? La gente que había perdido, las batallas que había luchado, sobrevivir a los dragones cuando era niño y también de adulto… todo, ¿para qué?

—Transfórmate —le dijo Jimin con voz firme. Esto no terminaría así.

Jungkook bajó su cabeza. Sus labios se retorcieron, el gruñido creció de forma mortífera.

—¡Transfórmate ahora!

Los chillidos de los dragones cruzaron las llanuras. Los bronce estarían allí en cualquier momento y todo estaría perdido. Tenía que llegar a Jungkook ahora.

La bestia frotó su barbilla contra el suelo, acercando su hocico al alcance de Jimin. Todo lo que podía ver era la enorme cabeza de Jungkook. Su piel era nudosa y áspera, su dentadura era larga y brillante y su corona de hueso era perfecta para un príncipe. El corazón de Jimin latía demasiado fuerte y rápido. Debería correr, pero su mundo entero se había reducido a este momento. Enfocado en esos ojos verdes como gemas. El olor a sangre de dragón quemaba su garganta. Era un hedor que conocía demasiado bien. Pero no retrocedería. No cedería. No había llegado hasta aquí para rendirse. Hasta que esté hecho.

Su hocico estaba muy cerca, el frenético corazón de Jimin despertaría los instintos depredadores de la criatura. Cerró los ojos por un instante.

Alumn, guíame. El hocico de Jungkook chocó contra el pecho de Jimin, haciéndolo retroceder un paso. Jimin abrió sus ojos.

Dientes. Hileras de dientes, cada uno de ellos medía la mitad de la estatura de Jimin y eran capaces de partirlo en dos.

Jungkook resopló, rodeándolo de aire cálido. El mensaje era claro: Retrocede.

Pero fue Jungkook quien retrocedió, su mirada estaba fija en Jimin.

Jimin le gruñó.

—Tú sabes quién soy. —Levantó su mano libre, todavía sostenía su espada en la otra y la estiró con dedos temblorosos. La capa de escamas en la nariz de Jungkook brillaba como si estuviese húmeda y fría, pero cuando sus dedos las tocaron, eran ásperas, estaban secas y curiosamente cálidas. Extendió su tacto, absorbiendo la calidez y la sensación de este dragón debajo de su mano.

Los ojos de Jungkook se iluminaron de un momento a otro. Se sobresaltó y retrocedió, levantó su cabeza como si fuera a huir o atacar. El fuego se encendió detrás de las escamas de su garganta, iluminando la hoguera. El contacto físico lo había asustado.

El corazón de Jimin vaciló.

—¡Me conoces, dragón! —gritó, con el mismo tono de voz que usaba con los elfos jóvenes y rebeldes—. ¡Escúchame! ¡Te estoy liberando!

Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora