Jimin
Cuando los gruñidos incrementaron y el número de dragones que huían aumentó, Jimin dio la orden de esparcir la primera bomba. Nubes rodantes de gas inundaron los estrechos túneles, filtrándose por los techos, impulsadas por la ráfaga de viento. Después de revisar sus máscaras antigás, hizo señas a sus altivos para que se movieran. Momentos después, la penumbra reveló su primer rastro de cuerpos inconscientes. Los altivos lidiaron rápidamente con los dragones inconscientes, matándolos con fría eficiencia. Una cuchillada en la garganta y una puñalada en el corazón.
Jimin lideraba por el frente, comprobando que los rostros de los caídos no fuera de ninguno que él reconociera y rezando en cada ocasión para que el cuerpo que surgía de la bruma no fuese el de Jungkook.
Si los otros altivos tenían el mismo nivel de éxito, matarían a cientos. El gas funcionaba. Los dragones estaban muriendo. Esta era la buena noticia que necesitaba.
Con cada cuerpo, tras cuerpo, tras cuerpo que dejaron sangrando a su paso y con cada nueva muerte, el sabor de la venganza endulzó la lengua de Jimin.
Cuando el túnel se ensanchó y separó, Jimin tomó una bomba y dividió a los altivos en dos, despachando al otro equipo y dejando a Leah con él. Si se sintió mal por las acciones del grupo, su rostro detrás de la máscara no mostraba signos de ello. Cuando el gas se diluyó, Jimin agarró la bomba restante con una mano, su pulgar presionó el seguro, su espada se mantuvo en su otra mano y se adentró más en la torre.
Salpicaduras heladas de sangre de dragón pegaron su ropa a su piel. La ropa de Leah también estaba oscura, evidencia de que esto era lo correcto. La sed de venganza lo alimentaba. Por las horas que pasó encadenado de las muñecas, por cada herida que sufrió, cada latigazo y cada humillación. Lo único que lamentaba era que Taehyung no formara parte de esto.
-¿Jimin? -susurró Leah, bajando la mirada al contenedor.
-Pronto -respondió, su voz amortiguada por la máscara.
Los túneles se convirtieron en piedra, iluminados solo por antorchas de fuego.
Los rugidos de los dragones se volvieron escasos y distantes. Jimin había sido arrastrado por pasillos como éste, apenas consciente y con la espalda hecha trizas debido a los latigazos de Jungkook. Los recuerdos intentaban hundirlo y distraerlo de su propósito. Esos recuerdos lo habían controlado una vez, pero ya no más.
-¿Ahora, Jimin?
-Pronto, Leah.
Más adentro. Necesitaba avanzar más, encontrar su corazón sangriento y palpitante, y dar un golpe del que nunca se recuperarían.
Unas rápidas pisadas sonaron desde la escalera que tenían delante. Jimin se agachó. Leah lo siguió. La vista del hombre con un solo ojo rojo impactó la mente de Jimin y la paralizó. El gruñido del hombre, el mismo que había resonado contra la mejilla de Jimin, llevaba un cuchillo en su mano: era el mismo que había dejado marcas permanentes en el pecho y muslos de Jimin.
-¡Ahora! -gritó Leah.
No. No mataría a este mientras estuviera inconsciente.
Jimin dejó caer la lata, sin abrir y arremetió, chocando al dragón contra la pared. Sus espadas se detuvieron entre sí. La bestia masculina puso los ojos en blanco, siseando con los ojos entrecerrados y entonces su mirada se posó en el rostro de Jimin.
Jimin se quitó la máscara.
- ¿ Me recuerdas?
Ojo Rojo soltó una carcajada espesa y líquida. La locura se aferró a la mente de Jimin. Leah le estaba gritando que se volviera a poner la máscara. Él no la escuchó.
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Elfo Y Dragón #2 Kookmin
De TodoLuego de creer al príncipe Jungkook Amatista muerto, Park Jimin trata de seguir con su vida y su plan de acabar con los dragones, pero entonces llegará un rumor inesperado, el principe está vivo los humanos lo tienen al otro lago del mundo, Park Jim...