Capítulo 03

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Jungkook


-Dijiste que nadie vendría por ti.

Hoy, Alice parecía tener un aire de arrogancia. Jungkook le respondió a su
sonrisa socarrona con una mirada de desprecio y siguió molesto en silencio. Fuera de algunos insultos y algunas amenazas creativas, él no le había hecho nada a esta gente y aun así lo trataban como un animal. Tal vez no debió haberlos amenazado con rostizarlos. Lucieron algo asustados ante la idea de él comiéndoselos.

Los humanos sabían a pollo, o eso le habían dicho. A diferencia de sus ancestros, él nunca había comido uno para saberlo con certeza. El pensamiento puso una sonrisa en sus labios. Tal vez los habría probado, si hubiera nacido en otro tiempo, cuando los humanos estaban en todas partes, casi como hormigas. Hakiru le había dicho que los humanos eran un manjar y difíciles de conseguir. No había mucha carne en Alice. Probablemente era solo cartílago y hueso. Y sería amarga. Definitivamente amarga.

Alice se alejó de los barrotes, posando su mirada al nivel de la de Jungkook, que estaba sentado en la parte trasera de la jaula.

-¿Dónde estaba el bronce grandote cuando atacamos la frontera?

Él recargó su cabeza en el frío acero y cerró sus ojos. Más preguntas. Siempre con las preguntas. Jungkook intentó preguntarle sobre su vida. ¿Tenía familia? ¿Hijos pequeños? Pero lo había dejado callado con su dura mirada.

-Pensamos que era extraño que su líder no estuviera ahí. Como un golpe de suerte para nosotros. Entonces ¿dónde estaba?

Estas preguntas eran nuevas, pero ¿por qué ahora era importante la ausencia de Donghae? ¿Cuál era su teoría? Desde que la frontera broce había caído, ellos ni siquiera parecieron interesados en su nido ni en sus defensas. Querían saber sobre la torre, sobre el número de armadas amatista.

-¿Por qué crees que sabría dónde estaba? -Soltó un gruñido, manteniendo sus ojos cerrados. Si miraba fijamente a la oscuridad el tiempo suficiente, podía hacer como si no existiera la jaula. Podría pretender que era libre para estirar sus alas, incluso la que estaba rota. Dioses, quería torcer y estirar cada músculo desde la nariz hasta la cola y tal vez rodar por la suciedad para quitarse de encima la peste humana.

-Tal vez tú podrías explicarme eso.

Jungkook suspiró, su fantasía no funcionaría si ella continuaba quejándose. Abrió un ojo, mirándola.

-Ya te lo dije, soy un don nadie. De hecho, que te tomes el tiempo de hablar conmigo es más de la atención que he recibido en... desde que tengo memoria. -Ahora tenía ambos ojos abiertos y ella seguía sonriéndole-. No has tratado de follarme o de matarme en todo este tiempo, esta jaula es un maldito paraíso. -Su pequeña nariz humana se arrugó por sus malas palabras. Mientras su sonrisa se desvanecía, la de él crecía-. Tal vez deberías venir aquí y maltratarme un poco, ¿no crees? -Ladeó un poco su sonrisa y entornó los ojos, aumentando la tensión-. Así me harías sentir en casa.

El labio superior de Alice se curvó. Disgusto. Esa fue una victoria, considerando que era ella quien lo mantenía aquí.

-Si eres un don nadie, ¿por qué el líder de los bronce está buscándote? - preguntó, con su extraño acento lírico cada vez más denso.

La sonrisa de Jungkook se quebró.

-¿Qué? -Su corazón comenzó a palpitar un poco más fuerte. ¿Donghae lo estaba buscando? Su corazón trastabilló.

Ella asintió.

-Está cazando al dragón que hurtamos de su playa.

La carcasa que protegía su expresión se rompió solo un momento. Luego volvió a poner la sonrisa en su rostro y esperó a que su corazón disminuyera su latido.

-Su nombre es Donghae y es un dragón al que no quieres encabronar.

-El último de los primeros dragones metal. Sí, sabemos quién es Donghae. En realidad, hemos pasado las últimas décadas analizándolo. Quiere atraparte con tantas ganas que usó su forma humana para infiltrarse entre nosotros y obtener respuestas. Desafortunadamente, es tan distintivo como humano como lo es siendo dragón.

Un hombre enorme, bruto y lampiño con afición por una armadura de metal
abollado tendía a destacar entre estos humanitos que usaban ropa común. Jungkook recordó su olor. A metal mojado, como sangre. También podía saborearlo, tibio y salado. La simple intervención de la joven elfo, Leah, era lo que lo había salvado de los rabiosos afectos de Donghae.

-Destruyó uno de nuestros campos más al norte cuando no obtuvo sus respuestas -continuó ella.

En este lugar, Donghae no sería un problema. Los humanos conocían su apariencia. No iba a obtener ninguna información de ellos. No, era Miura de quien debían preocuparse. Si Donghae estaba buscando a Jungkook, entonces también lo buscaba su hija y ella podía infiltrarse entre sus números como una serpiente en el césped. Miró hacia la puerta del almacén, podría estar allá afuera en este momento.

Si Miura lo encontraba primero, lo liberaría, pero mataría a todos los que estuvieran aquí. Si Donghae lo encontraba... probablemente se follaría a Jungkook en la jaula mientras obligaba a los humanos a ver y luego los mataría a todos, incluido Jungkook. De cualquier forma, Alice y su grupito de rebeldes estaban viviendo en tiempo prestado.

-Digamos que este tal Donghae averigua mi ubicación y viene. -Jungkook tragó saliva-. ¿Cómo pretenden matarlo? -Mantuvo su tono ligero, escondiendo la progresiva sensación de pánico.

-Tenemos un plan. -Ella sonrió, su acento fue estridente.

Dispararle a unos cuantos dragones bronce novatos que volaban en los cielos era una cosa, pero detener a un dragón como Donghae y a una armada organizada, era otra completamente distinta.

Estos humanos estaban muertos y Jungkook estaba enjaulado como la mascota que Donghae y su hija habían hecho de él. Alice pensaba que era inteligente, pero no tenía idea de las dimensiones a las que Donghae podía llegar.

De repente supo cómo terminaría esto y no era de la forma que ella lo creía.

-Están cometiendo un error. Deben dejarme ir y salvarse del placer de la compañía de Donghae. Él me seguirá lejos de su campo.

-Deberíamos, ¿eh? -Ella se puso de pie y se sacudió su pantalón-. Vaya sorpresa.

Él le respondió con una sonrisa sarcástica.

-Solo trato de ayudarles a vivir, ya que no quedan muchos de ustedes.

-Puede que te sorprendamos, Jungkook Bronce.

Ah, entonces Donghae había tirado esa pequeña gema, cambiando su nombre en algún lugar donde los humanos pudieran escucharlo. Maravilloso. ¿Ahora cómo se suponía que se le creerían sobre no querer que Donghae viniera y que todos morirían en cualquier momento?

-Jungkook Bronce -repitió, riendo ligeramente. Ese horrible espectáculo de
apareamiento con Miura aún le dolía, incluso ahora.

-Dijiste que no valías nada, pero parece que lo que no tiene valor son tus mentiras.

Él no la vio irse, solo miró entre los barrotes hacia la pared del almacén. Si no salía de la jaula, los bronce vendrían, Y podía lidiar con Miura por un rato, pero Donghae era otro asunto. Jungkook no tenía intención de dejar al antiguo dragón con una nueva sonrisa en su garganta y su pene en sus propias manos, pero bueno, tampoco había planeado ser condenado a los humanos por decisión de un elfo.

E incluso si salía de esta jaula, ¿qué? No era tan fuerte como para regresar volando a casa si quisiera. Y era una caminata jodidamente larga.

¿Y que había para él en ese lugar? Hacia donde mirara, las barras de la jaula solo se cerraban.








Gracias por leer 💛

Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora