Epílogo

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Taehyung

Un par de ojos amarillos brillaban entre los árboles. Taehyung desenfundó sus dagas de las vainas de sus muslos y esperó a que la criatura se acercara. Su piel satinada y sin pelo brillaba de la cabeza a los pies. Unas líneas oscuras acentuaban sus ojos del mismo tono. Anillos de metal deslustrados colgaban de sus orejas y muñecas, y cuando se lamió los labios, la luz de la fogata vislumbró el perno de metal que atravesaba su lengua. A medida que se acercaba, la misma luz del fuego lamía sus prendas de cota de malla semitransparentes, acariciando sus delgadas extremidades y calentando su vientre hinchado.

—Hola de nuevo, pequeño elfo. —Acarició su vientre de embarazo—. Me había preguntado si cumplirías con nuestro trato o si tendría que sacar a rastras a cada uno de ustedes de sus pequeñitas casitas de madera. Una madre tiene muchas bocas que alimentar y una aldea de elfos satisfaría muchos vientres.

Las bestias dentro de su vientre se convertirían en asesinos de elfos. Debería
matarla a ella y a sus huevos en desarrollo antes que tuvieran la oportunidad de acabar con más vidas élficas, pero sus ojos fríos y astutos lo miraban con mucho detenimiento. Ella se daría cuenta de cualquier ataque antes que pudiera llevarlo a cabo.

Odiaba esto, que hubiera llegado a tal extremo, pero era claro que debía acabar con Jimin y expulsarlo de la Orden como un tumor antes de que el cáncer se propagara. A Jimin y al príncipe dragón. Él habría preferido deshacerse del príncipe dragón, pero la bronce —Miura, como le dijo que se llamaba—, había tomado esa decisión tan pronto como lo capturó tras la retirada de la torre.

—Algo cambió —le dijo. Los ojos de ella se encendieron y una punzada de pánico amenazó con debilitarlo—. No los van a exiliar.

Se acercó más, luciendo más alta a la luz del fuego, su vestido de metal dorado se iluminó con un brillo ardiente.

—Me prometiste…

Taehyung interpuso una mano entre ambos, haciendo que se detuviera.

—Pero… todavía puedo dárselos. Solo necesito… —Se humedeció los labios—. Un poco más de tiempo, eso es todo… solo un poco más de tiempo. No es necesario que muera nadie. Todavía es posible hacerlo.

Miura vaciló y en lugar de eliminar el espacio que sobraba entre ambos, rodeó la fogata, de cara a las llamas. Las brasas brotaban en alto. Extendió la mano, perturbando las llamas que fluían en línea recta.

—Elfos, ¿saben qué clase de dragón albergan entre ustedes? Parece inofensivo, pero sus sonrisas son máscaras y su mordedura es letal. Jungkook es tan cruel como todos los de su asquerosa progenie amatista son y es igual de astuto. Los dragones esmeralda son temidos entre los drakon por una sola razón. Él se volverá en su contra. Está en su naturaleza.

Le creyó cada palabra.

—Yo me encargaré de que lo expulsen. —Alguien tenía que proteger a Cheen de Jungkook y de esta monstruosa bronce que claramente tenía a la aldea en la mira—. Solo… ¿deme un poco más de tiempo? —volvió a pedir. Sería muy simple volver a los elfos en contra de Jungkook. Jimin sería más difícil, todavía era parte del consejo de guerra y aún era el líder de la Orden, incluso tras haber atacado a Taehyung, pero no por mucho.

La dragona miró su vientre.

—¿Tiempo? Tengo un poquito de tiempo, elfo. Y también tengo a Dongwook para mantener ocupado a mi padre, al menos hasta que se aburra. Para desgracia del príncipe amatista, él no es Jungkook. —Su mirada se volvió amenazante. Capturó una brasa del fuego, se volvió hacia Taehyung y liberó el polvo resplandeciente. Flotó entre ambos, hechizando a Taehyung ante el encanto de sus hermosos ojos brillantes—. Pero no te confíes demasiado. Si fallas, yo misma vendré por mi pareja de apareamiento. —Sus dientes brillaron detrás de una sonrisa de reptil—. Y no quieres que eso pase, pequeño elfo. ¿A menos que desees que tu precioso árbol de cintas se incendie?

¿Sabía del árbol sagrado de Alumn?Entonces era cierto que sabía dónde estaba Cheen. No pudo ocultar el pánico en su mirada y con una risa perversa, ella giró sobre sus talones y regresó a las sombras.

Taehyung miró la oscuridad mucho después de que se hubiese ido. Quizá no debió intentar perseguir a Jimin durante el ataque a la torre. Si no lo hubiera hecho, ella no lo habría visto y habría capturado a otro elfo, alguien a quien podría torturar para que siguiera sus órdenes. Al menos, de esta forma, protegería a Cheen. Miura deseaba a Jungkook con desesperación y él se lo daría.

Todo lo que tenía que hacer era entregar al dragón. Y a donde fuera el dragón, también lo haría Jimin.

Taehyung amaba a Jimin. Siempre lo amó. Y siempre lo haría. Lo amaba tanto como para darle fin a su sufrimiento ocasionado por el control de Jungkook.

El futuro dependía completamente de Taehyung y en nombre de Alumn, juró no fallar igual que Jimin.

Levantó la mirada hacia el cielo más allá del dosel de los árboles, rezó una plegaria silenciosa a Alumn, le dio una patada al fuego para extinguirlo y se sumergió de nuevo en la maleza, de vuelta a casa.



Elfo Y Dragón #2 Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora