Capítulo 43

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Maratón 3/3

El cumpleaños de Pato...había esperado tanto tiempo por esto, solo para verlo y ahora que ya lo era, me sentía profundamente triste, tenía que hablar con el, definitivamente, pero no sabía cómo iba a reaccionar. Cuando llegué pasó Elba al aeropuerto por mí para ir a la fiesta sorpresa, estaban la mayoría de nuestros amigos ahí, saludé a todos con una sonrisa, falsa, como se estaba haciendo costumbre.

Cuando Pato entró todos gritaron y el tenía la sonrisa más grande de la historia, claro que a su lado estaba ella, no sabía que yo estaba ahí? Por qué ella? Por qué alguien que es totalmente lo opuesto a mi?

–Ame.– dijo Pato sorprendido cuando me vió.

–Pato.– dije intentando darle mi sonrisa más honesta.

Antes de que siquiera pudiéramos saludarnos, ya lo habían jalado para hablar con alguien más, solté un suspiro intentando mantener la compostura y salí a la terraza, me urgía hablar con el, pero sería egoísta hacerlo en su fiesta, por lo menos me esperaría a que acabará y estuviéramos solos.

–Hola.– saludó la chica.

–Hola.– saludé sin voltear a verla.

–¿Tu eres Ame?– preguntó a lo que yo solo asentí.– dios, he oído hablar tanto de tí, no entiendo porque Elba siempre te menciona y nunca vas.– dijo sonriendo, por lo menos uno de los O'Ward se acordaba de mí.

–Pues...soy comentarista en la Fórmula 1, lamentablemente no tengo el tiempo para ir a las carreras de Indy.– dije mientras jugaba con mi pulsera.

–Eso debe de ser grandioso...– dijo ella, se veía agradable, demasiado para mí gusto, porque era tan bonita y agradable que no la podía odiar, alguien podría odiarla? Es como un pinche ángel, un ángel que terminó siendo mi perdición.

–Ame, Susan...– dijo Pato saliendo a la terraza, claro, no dejes a la movía y al cuerno en la misma habitación solas.

–Patricio, yo ya me iba de todos modos, quiero empacar unas cosas de mi apartamento antes de irme.– dije pasando por su lado sin siquiera verlo, y es que así eran las cosas ahora ni en pintura lo quería ver.

Pero eso es una mentira, porque por dentro moría porque fuera detrás de mi y me dijera que me amaba y era la única en su vida. Pero eso no pasó, así que me despedí de la mayoría con la excusa de que tenía jetlag y al otro día tenía que volver a viajar, vaya excusa de mierda.

Llegué a mi apartamento y me puse a guardar unas cosas, esto me dejaba en claro que era mejor mudarme fijo a Maranello, no valía la pena quedarme por alguien, además que el estaba viviendo en Indianápolis.

Guardaba cosas lo más rápido que podía hasta que oí golpes en la puerta.

–¿Qué pasó?– pregunté viendo a Pato.

–Es lo que yo digo, te fuiste así como si nada.– dijo el castaño.

–Si bueno...digamos que me di cuenta que estaba estorbando, pero no te preocupes, me voy a mudar fijo a Maranello.– dije volviendo a lo mío permitiendo que entrara.

–Ame no estorbas...– dijo el.

–Pues eso me das a entender, Pato apenas y hablamos...casi no contestas mis mensajes, y cuando lo haces eres distante. No se que esté pasando pero te puedo decir que se que no quiero seguir así, no quiero terminar contigo pero si vamos a estar de esta manera no se si valga la pena seguir.– dije soltando todo intentando no romper en llanto.

–Es que tú lo dices como si fuera fácil, pero yo soy el que se queda atrás, tu te fuiste a Maranello y ahora haces de todo, vas a fiestas, estás con los pilotos, conoces personas. Mientras yo sigo en lo mismo de siempre.– dijo Pato con el seño fruncido.

–¿Y que querías que hiciera? Tu no te estás quedando atrás, estás avanzando, solo que en otra dirección, si yo me hubiera quedado, yo SI me hubiera quedado atrás, porque tú hubieras continuado viajando a las carreras mientras yo me quedaba en casa como la esposa trofeo, ahora mismo los dos estamos avanzando, en direcciones opuestas, pero avanzamos.– dije calmandome un poco.

–Es que si vamos en direcciones opuestas, no tiene sentido seguir juntos, por qué yo voy para la izquierda y tú estás yendo hacia la derecha, solo nos vamos alejando del otro hasta que ya ni siquiera nos acordamos.– dijo O'Ward.

–No lo pongas de esa manera, el estar juntos no debería de entrometerse con nuestras metas.– dije sabiendo hacia donde iba la conversación.

–Pero lo está haciendo, uno de los dos tendría que soltar para ir con el otro...–

–Es que, de verdad que lo intento, intento todo para que la relación siga funcionando, pero nunca nada de lo que hago será suficiente, y eso tú no lo entiendes. Porque tengo que trabajar para no ser una mantenida pero a la vez no enfocarme tanto en mi trabajo porque si no soy una matadita, tengo que prestar atención a la relación pero no tanta porque si no soy intensa, tengo que estar en buena forma pero tampoco empeñarme tanto porque sería una superficial, tengo que salir a fiestas porque si no soy una aburrida pero si lo hago mucho soy una puta. Es tanta la presión constante pero vivo con eso y aún así intento hacerme espacios para poder hablar contigo, cada día, pero tú no haces lo mismo, tu tomas ese tiempo y lo tiras a la basura. Pero cuando ves que ya no te estoy dedicando ese tiempo es como si mágicamente tu decidieras dedicarmelo. Es como si no quisieras dejarme ir pero tampoco me quisieras a tu lado, tu sabes cómo mantenerme esperando y yo sé como actuar como si estuviera bien, ya ni se lo que somos, pero si se que ya no te puedo llamar mío, y es delicado pero siempre hago lo mejor para parecer aprueba de balas. Y digo capaz que la pendeja soy yo por dejar que me traten así.– dije frustrada.

–Creo que lo mejor es que nos separemos.– dijo Pato después de quedarse callado unos segundos.

–Creo que si.– dije con una mueca, me dolía dejarlo? Si, pero a la vez me brindaba paz, aparte era fiel creyente de que si estábamos destinados nos volveríamos a encontrar, no?

As It Was || Pato O'Ward Donde viven las historias. Descúbrelo ahora